Planificaron sus crímenes cuyo fin fundamental era obtener dinero para irse a América, utilizando a Valérie. Ella se dedicaba a entablar amistad con posibles clientes, solos y adinerados. Se dejaba invitar a cenar con ellos y cuando estaba en su casa, con cualquier pretexto dejaba abierta la puerta de entrada, momento que aprovechaban sus cómplices para entrar, atar de manos y pies, al que iban a desvalijar y también a Valérie, para disimular. Así realizaron varios intentos fallidos, pero en los dos asesinatos que cometieron, el del abogado La Salle y el del comerciante Pierre Zerbib, utilizaron el mismo sistema, torturando a sus víctimas para hacerles confesar dónde guardaban el dinero y apuñalándolos después hasta dejarlos sin vida. Pero se comportaron como lo que eran, unos aficionados, y en pocos días la policía detuvo al "trío diabólico".
Fue uno de los juicios que más interés despertó en años recientes en Francia, fueron declarados culpables, sin reconocer atenuantes de ninguna clase y condenados los tres a cadena perpetua, pena que purgan actualmente en las correspondientes penitenciarías francesas.
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