Una obrera de una fábrica de calzado, de 27 años de edad, asesinó a sus dos hijos en la comunidad de San José de Malpaso, de este municipio. Los ahogó y después quemó sus cuerpos. Los hermanitos eran una niña de 10 años y un niño de siete.
Los cuerpos de los pequeños fueron encontrados en la orilla de una presa, cerca del bulevar Aristóteles, ambos se encontraban calcinados en medio de un círculo trazado de tierra. Hasta el momento no se ha dado a conocer si se trató de un ritual o si simplemente la filicida delimitó el lugar.
De acuerdo con el primer reporte de las autoridades, fue desde el pasado domingo cuando Esperanza Esparza Flores ahogó a los niños Dana Camila, de 10 años de edad, y Armando de 7 años, en la presa y dejó los cuerpos en la orilla.
Al día siguiente la desnaturalizada madre regresó para quemarlos, pero fue hasta la mañana de hoy que la mujer le contó a su pareja sentimental lo que había hecho.
Según las autoridades, la mujer confesó a su pareja sentimental el crimen debido a que había hablado con un sacerdote y le dijo que tenía la intención de entregarse, luego el hombre se dirigió al sitio que la mujer le indicó y ahí descubrió los cuerpos, por lo que alrededor de las 10:40 de la mañana dio aviso a la Central de Emergencias 066 de Lagos de Moreno, que a su vez, notificó el hecho a la Policía de León.
Cuando llegó la Policía a la casa de ambos, Esperanza intentó escapar, pero fue sujetada por su pareja, acusándola de haber cometido los crímenes, sin embargo, él también fue detenido.
Cuando los policías quisieron subir a ambos en la misma patrulla, el hombre trató de correr y alejarse de ella. "¡No me quiero ir! ¿Cómo puede haber gente enferma en el mundo?", gritó llorando y pidió ser llevado en otra patrulla.
Luego de que la mujer describiera el lugar, los municipales se dirigieron al sitio; el camino donde fueron hallados los pequeños es muy accidentado, lleno de arbustos de espinas y de terracería; luego de confirmar el hecho la zona fue asegurada; pero lo sorprendente fue la respuesta que recibieron los agentes cuando le preguntaron a la mujer por qué los había matado y respondió:
"Alguien tenía que morir".
De acuerdo a las autoridades, los niños debieron haber sido entregados a la Casa Hogar Loyola el domingo pasado, pero la mujer no los llevó. La mujer se justificó diciendo que ya vivía en Guadalajara con su pareja sentimental y se los llevaría a vivir ahí. También mencionaron que existían antecedentes de violencia intrafamiliar, lo que podría haber derivado en la situación por la cual los niños vivían en la casa hogar.
Tanto Esperanza como su pareja fueron entregados por elementos de la Policía Municipal a las autoridades ministeriales en calidad de presentados para determinar la participación de cada uno en la muerte de los niños. Las autoridades ya realizan el peritaje correspondiente para deslindar responsabilidades.
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