25/Marzo/2009
Rocío
Hernández, de 25 años, se inmoló junto con sus dos hijos de 5 y 11 años de
edad, informó la delegada en la región sureste de la Fiscalía General (antes
Procuraduría General de Justicia del Estado PGJE), Guadalupe Toca Zavala.
La
pequeña Fátima Elizabeth Alonso Hernández, quien presentaba quemaduras de
segundo y tercer grado en el 90% de su cuerpo, falleció a las 18:20 horas en el
Hospital Civil de Monterrey.
Mi
mamá nos echó gasolina y nos prendió fuego", fue lo único que alcanzó a
decir a los paramédicos de la Cruz Roja el niño Saúl Alexander, de 11 años,
quien es atendido en el mismo nosocomio, donde los médicos hacen esfuerzos para
salvarlo.
Mientras
tanto, la señora, internada en el Hospital Universitario en calidad de detenida,
fue trasladada a las 20:00 horas en una ambulancia helicóptero a Monterrey. Al
parecer ella padece de los nervios.
La
tragedia ocurrió la madrugada de este martes, en una casa marcada con el número
410 oriente de la calle Melchor Múzquiz en pleno centro de la ciudad.
Vecinos
del lugar reportaron al teléfono de emergencias policíacas "066" que
había un incendio y, cuando llegaron los bomberos y la Policía, encontraron a
la mujer y sus hijos que estaban casi completamente carbonizados y los
trasladaron para su atención médica.
Toca
Zavala dijo que por las primeras pesquisas se sabe que la mujer trabajaba en un
bar por la tarde y en la noche en un antro.
Se
conoció también que estaba separada del papá de sus niños.
Agentes
de la Policía Ministerial investigan las causas que orillaron a Rocío Hernández
a atentar contra la su vida y la de sus hijos.
Las
indagaciones revelan que discutió con su pareja, dueño de un antro, y muy
enojada subió a un taxi y le pidió al chofer la llevara a una farmacia a buscar
veneno para ratas.
Pero
como no encontró raticida, fue a una gasolinera y compró 30 pesos de
combustible que llevó en dos garrafones a su casa y utilizó para matarse junto
con sus pequeños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario