Viernes,
6 Dic, 2013
Alicia
López González (a) “La Licha” fue sentenciada ayer por el Juzgado Octavo Penal
a 97 años seis meses y 4 días de
prisión, por ayudar a su marido a violar a sus tres hijos, dos niñas y un niño,
cuando eran menores de edad, bajo el argumento que era para que nadie abusara
de su ingenuidad y supieran cómo es la
vida.
El
marido Héctor Raúl Tamayo Lizama fue condenado en abril de 2011 a 111 años tres
meses y dos días de cárcel por corrupción de menores y violación equiparada.
El
Juzgado Octavo Penal también condenó a la mujer al pago de 30 mil pesos, a cada
una de las víctimas, por concepto de la reparación del daño y le impuso una
multa de 376 mil 912 pesos.
Asimismo,
se le privó de todo tipo de derechos para con su familia y a que no tenga
ningún tipo de beneficio, por la gravedad de los hechos en que incurrió.
Estos
hechos salieron a la luz pública en agosto de 2008, cuando la hija de 15 años
de edad, fue ingresada de emergencia para ser atendida de un aborto y al ser
cuestionada por los médicos del Centro Materno Infantil, relató que el padre de
su bebés era su progenitor, quien desde que ella tenía 9 años de edad, la
violaba al igual que a otra de sus hermanitas, en tanto que su madre hacía lo
propio con su hermano.
La
denuncia fue interpuesta por H.T.L., hijo de la pareja, quien en 2008 tenía 17 años de edad, y que
estaba enterado de que sus hermanas eran víctimas de violaciones por su padre,
señalando que a él mismo había sido abusando sexualmente desde que era un niño.
Los
padres justificaban las violaciones diciéndoles que tenían que aprender a tener
relaciones sexuales para que nadie abusara de ellos. Alicia López huyó a su
natal estado de Guerrero, sin embargo, regresó a su casa en el fraccionamiento
Fidel Velázquez, por lo que los vecinos alertaron a la FGE por lo que fue
detenida en enero de 2011.
A este tipo de mujer hay que matarla porque es imposible de regenerar. Muy probablemente fue abusada de niña y continuó el círculo vicioso con su marido (siendo abusada por él) y sus hijos (abusándolos al igual que hicieron con ella). Esto no justifica lo que hizo, por supuesto, pero sí explica el grado de depravación al que una persona puede llegar cuando es abusada sexualmente en su etapa de formación. Una pena.
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