James
Edward Glover nació en 1944 en Detroit, Michigan (Estados Unidos). Desde niño
tuvo un historial delincuencial: constantemente protagonizaba peleas con otros
chicos de su calle y era frecuentemente suspendido en la escuela. Cometió
pequeños robos, gozaba maltratando animales y siempre se sintió fascinado por
las armas de fuego. Aunque era un fanfarrón, constantemente fue blanco de las
burlas de sus amigos. Tras abandonar la escuela y la muerte de sus padres,
terminó en un orfanatorio junto con su hermano Gerald. Allí también fue
constantemente maltratado. Cuando creció, se dedicó a vender drogas y a
mantenerse de esa manera. Vivía en un sucio departamento de las afueras de
Detroit e invertía la mayor parte de su dinero en adquirir armas, las cuáles almacenaba
en su vivienda. En 1980, se hizo amigo de Robert Beckowitz, de treinta y tres
años, con quien pasaba las tardes mirando televisión, bebiendo y drogándose.
El
miércoles 21 de julio de 1982, Glover estaba en su departamento, ubicado en un
sótano lleno de armas de fuego en la cuadra 19300 de Woodbine, en el noroeste
de Detroit. En ese momento llegaron Robert Beckowitz y la novia de éste, una
chica drogadicta de veintiún años, llamada Jeannine Lynn Clark, alias
“Charlie”. La chica había sido arrestada por asaltar un banco cuando era menor
de edad. Cuando la pareja llegó, de inmediato comenzaron a beber cerveza y a
consumir drogas. Luego se sentaron a ver televisión. Miraron un buen rato El
show de Benny Hill, pero Glover y Beckowitz comenzaron a discutir. La pelea fue
subiendo de tono, hasta que Glover, enfurecido, se levantó y fue a buscar un
arma. Regresó con una pistola, le apuntó a su amigo y le descerrajó un disparo
en la cabeza. Beckowitz, agonizante, comenzó a convulsionar. Glover, ante la
mirada impávida de Jeannine Clark, fue a buscar un cuchillo de cacería. Presa
del frenesí, lo clavó en la cabeza de su amigo, hasta matarlo.
De
inmediato, Jeannine y él comenzaron a reír y a besarse. Se desnudaron y
tuvieron sexo allí mismo, ante el cadáver que continuaba sentado en el sofá.
Entonces Jeannine tuvo una idea. Mientras Glover iba a buscar su cámara
fotográfica, la chica desnudó el cuerpo de su novio muerto, tomó un cuchillo y
lo colocó debajo de su pene. Hundió el arma en repetidas ocasiones, hasta
cercenar el miembro y los testículos. Glover tomó fotografías.
La
pareja siguió viendo televisión, bebiendo alcohol y consumiendo drogas por
varias horas. Pasaban el tiempo desnudos, teniendo sexo. Aprovechaban algunos
momentos para mutilar algún trozo del cadáver. Luego lo utilizaban para sus
prácticas sexuales. Entre los dos arrastraron el cuerpo hasta la cocina. Allí,
usaron una sierra y el cuchillo para decapitarlo. Jeannine posó feliz para las
fotografías, al igual que Glover.
Pasaron
tres días jugando con el cadáver. Aunque mostraba signos de putrefacción y se
estaba poniendo negro, continuaron utilizándolo. El departamento hedía, pero
aún hicieron más fotografías. Durante esos días, Jeannine fue en dos ocasiones
a comprar más rollos de película para tomar más fotografías; varios vecinos la
vieron.
Parte
de aquel macabro ritual fue cercenarle las manos y construir montajes: en uno
de ellos, pusieron la cabeza sobre un cojín verde, encima de una silla.
Metieron uno de los dedos de la mano cortada en la nariz del muerto.
En
una de ellas, usando los miembros cercenados, colocaron el pene en la boca del
cadáver. Al final, cortaron el cuerpo en catorce trozos y lo envolvieron en
bolsas de basura, que pusieron en las tres habitaciones del departamento. El
olor provocó que los vecinos llamaran a la policía. Jeannine les abrió la
puerta cuando llegaron. Les dijo que Glover estaba muy drogado. Los arrestaron
y trasladaron a Glover a un hospital.
Asombrosamente,
Glover se declaró inocente en la Trigésima Sexta Corte de Distrito, donde fue
acusado de asesinato en segundo grado, uso de un arma de fuego en la comisión
de un delito grave y la mutilación de un cadáver. El juez William Hathaway
ordenó su ingreso en la cárcel del condado de Wayne sin derecho a fianza y le
ordenó someterse a evaluación psiquiátrica. Jeannine Clark quedó detenida bajo
custodia policial en calidad de testigo. Los vecinos atestiguaron que ella y
Glover se habían visto afuera de su casa en varias ocasiones, noches antes del
asesinato. Tras varias semanas, Glover fue encontrado mentalmente competente
para ser juzgado. Clark fue acusada bajo el cargo de mutilar un cadáver.
Finalmente,
Glover se declaró culpable a cambio de una promesa de que no sería condenado a
muerte por el cargo de asesinato; le dieron cadena perpetua. Jeannine Clark fue
sentenciada a diez años, pese a que siempre repitió la historia de que había
sido obligada por Glover. Pero las fotografías mostraban otra cosa: su sonrisa
y la constante desnudez indicaban que su participación fue voluntaria. Dado su
perfil, la prensa los bautizó como “Los Asesinos Perdedores por Naturaleza”.
Con los años, su caso fue olvidado y muchos llegaron a considerarlo un mito
urbano; además, asesinos más crueles ocuparon el lugar de la pareja que, en una
orgía de muerte y descuartizamiento, invirtió tres días en realizar sus más
oscuras fantasías.
Buen dato!
ResponderEliminarMe sirvió para una tarea!
EliminarEstuve buscando información sobre este caso. Gracias por el dato, saludos!
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