Condenan a 15 años
a la mujer alemana que mató a nueve de sus trece hijos
Diariovasco.com
2 de junio de 2006
Ocultaba los
embarazos, daba a luz en secreto y los bebés fallecían poco después de nacer
por congelación.
La Audiencia
Provincial de Fráncfort del Oder (este de Alemania ) condenó ayer a 15 años de
cárcel por homicidio a Sabine Hilschenz, una alemana de 40 años acusada de
haber asesinado a nueve de sus trece hijos recién nacidos y ocultado sus
cadáveres durante años. El caso de Sabine H. ha conmocionado a la opinión
pública alemana, que sigue preguntándose por los motivos de la infanticida que
mató a sus nueve bebés poco después de dar a luz sin que ni sus familiares ni
sus vecinos se percataran de ello.
El juez consideró
probada la culpabilidad de Sabine Hilschenz en ocho de los casos. La
infanticida no fue juzgada por uno de los casos por haber prescrito antes de
que empezara el juicio. Durante el juicio quedó claro que los niños nacieron
vivos, aunque no se pudo demostrar fehacientemente que la madre había provocado
activamente su muerte.
El juez aseguró que
Sabine H. no actuó conforme a su deber de madre, pues no evitó la muerte de los
bebés, que fallecieron por congelación. Para argumentar su sentencia, la
justicia se basa en las confesiones que hizo Sabine Hilschenz tras ser
detenida, ya que durante la vista la condenada se negó a declarar.
Teniendo en cuenta
la gravedad de los hechos, la fiscalía había pedido cadena perpetua por ocho
asesinatos, mientras que la defensa había solicitado tres años y medio de
cárcel por homicidio. Finalmente, el juez decidió condenar a la acusada a 15
años de cárcel por homicidio y no por asesinato como reclamaba la fiscalía.
Por su parte, la
defensa no se mostró conforme con el veredicto y a recurrirá la sentencia.
Enterró a los bebés
La fiscal sostuvo
que Sabine Hilschenz decidió ya matar a los nueve bebés cuando estaba
embarazada. Para ello seguía el mismo esquema: la infanticida se emborrachaba
cuando empezaban los dolores del parto, daba a luz en secreto, envolvía a los
recién nacidos en toallas y cuando estaba segura de que estaban muertos, los
metía en bolsas de plástico y los enterraba en el balcón en maceteros, donde
cultivaba tomates y hierbas. En uno de los casos, la acusada congeló durante un
año el cadáver de un recién nacido y luego lo enterró.
Los análisis
genéticos de los restos de las siete niñas y dos niños, descubiertos en julio
de 2005 en la localidad de Brieskov-Finkenheerdel (este alemán), han determinado
que eran hijos de la acusada y de su ex marido, Oliver H. Los forenses calculan
que los nacimientos de los pequeños ocurrieron entre 1992 y 1998.
El ex marido, de 40
años, y los hijos mayores de la pareja afirman que nunca supieron de la
existencia de aquellos embarazos.
El macabro caso,
que permaneció oculto durante trece años, después del nacimiento y la muerte
del primero de los bebés, salió a la luz tras recibir la Policía la llamada de
un testigo que sostenía haber encontrado, mientras limpiaba un garaje, algo que
podía ser huesos de un niño. La Policía halló esqueletos de bebés en el
interior de un acuario y en macetas de flores, que durante mucho tiempo
estuvieron en el balcón de la casa de Sabine Hilschenz.
Según el cuadro
psicológico establecido por expertos, la acusada tiene un elevado coeficiente
de inteligencia y creció muy mimada y protegida en el seno de una gran familia
en el campo, junto con hermanos mayores, primos y otros familiares.
El caso de Sabine
Hilschenz destaca, junto al de Armin Meiwes, el llamado caníbal de Rotemburgo,
entre los más escabrosos de la historia criminal de Alemania. Sin embargo,
existen antecedentes en otros países. En junio de 2005, una austríaca de 32
años confesó haber asesinado a cuatro bebés y haberlos congelado o enterrado en
cemento y en junio de 1999, una estadounidense de 70 años admitió haber
asesinado a ocho de sus diez hijos, entre 1949 y 1968.
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