Primero fue un niño, de pocos meses de edad. Waneta dijo que habría muerto por el síndrome de la súbita muerte infantil.
Pero después de ese niño, vino otro. De la misma causa. Y otro más. La lista sumó cinco de sus seis hijos. Las muertes se registraron entre 1965 y 1967.
Luego de las presiones de la policía, Waneta reconoció la autoría de las cinco muertes de sus hijos. Cuando le preguntaron el porqué, su respuesta rayó en lo cínico: Por la primera muerte de su hijo recibió tantas condolencias y apoyo, que se quiso sentir de nueva cuenta querida.
El quinto niño murió cuando Waneta tenía 47 años de edad.
Waneta tenía fama de buena persona en la comunidad de Oswego, Nueva York. La calificaban de buena mujer. Buena madre. Buena vecina. Y fervorosa creyente: acudía con regularidad a la iglesia. Incluso, adoptó a un niño.
Nadie entendía los motivos de Waneta. En la web existen algunos foros que tratan de exculpar a Waneta, justificando el Síndrome de la Súbita Muerte Infantil en los niños, y que es prácticamente imposible determinar una muerte intencional de este mal.
En 1996 fue sentenciada a 75 años de prisión. Murió en 1998.
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