21 dic 2012

Perla Rubi Rivas Juárez

La estudiante de derecho, Perla Ruby Rivas Juárez, de 31 años, cansada del maltrato que recibía por parte del padre de sus dos hijas, con la complicidad de su amante decidió darle muerte a su esposo y tirarlo en despoblado para no levantar sospechas. En su declaración ministerial, la mujer acusada de participar en el homicidio de su marido, aseguró que en su matrimonio con Rafael Aldama Campos sufría de constantes agresiones verbales y físicas, por lo que hace 15 días decidió separarse y poner fin a su relación.

Fue la mañana del lunes cuando el empleado de “comparte banco” llegó a la casa de su aún esposa con la intención de saludar a sus hijas de 13 y 14 años, sin imaginar que el amante de su mujer ya lo esperaba para darle muerte. Un pelea verbal entre Perla Ruby y Rafael Aldama desencadenó el trágico hecho, ya que cuando el occiso se disponía a salir de su antiguo hogar fue sorprendido por Gilberto Martínez, “El Ruso”, mismo que se escondía atrás de la puerta principal. “El Ruso”, decidido a quitar de en medio a su rival de amores, sin ningún miramiento a Rafael Aldama, lo tomó por la espalda y con su brazo le apretó el cuello hasta lograr desvanecerlo, para luego propinarle una serie de patadas en la cabeza. Al ver que el hoy occiso aún respiraba, Gilberto Martínez, ante la mirada cómplice de Perla Ruby, con el propio gafete de Rafael Aldama lo terminó por estrangular. 

 Para no levantar sospechas acerca del homicidio que cometieron Perla Rubí y su amante Gilberto Martínez, la pareja decidió sacar por la parte trasera de la vivienda en el barrio dos de Cloete, el cuerpo sin vida de Rafael Aldama Campos. Pusieron el cuerpo del hoy occiso a la cajuela de un automóvil Ford Focus modelo 1999, color rojo, propiedad de la señora Perla Rubí Rivas. Según las declaraciones ministeriales de ambas personas ante la Fiscalía General, detallaron que al filo del mediodía partieron de la casa en Cloete y tomaron el Libramiento Cuauhtémoc. 

Perla Rubí tomó el coche Chevrolet Chevy que era propiedad de su marido, mientras que su amante, “El Ruso”, utilizó el Ford Focus. El delegado regional de la Fiscalía, David Rangel Morales, informó que en el Barrio Dos de la villa de Agujita, sobre el libramiento Cuauhtémoc, dejaron estático el Chevy y la joven Perla Rubí abordó el Focus para trasladarse a la colonia 50 aniversario. 

La Policía Municipal encontró el coche gris abandonado en el libramiento, luego de que algunos de los compañeros de trabajo de Rafael Aldama Campos lo reportaron a las autoridades. Informaron que su compañero no se presentó a trabajar y temían que le pasara algo. Datos con los que cuenta la Fiscalía señalan que el mismo lunes al mediodía dejaron el cuerpo en el terreno baldío. Utilizaron uno de los caminos de terrecería y a un lado del camino bajaron a Rafael Aldama y lo dejaron en el sitio.

13 dic 2012

Kiusta Karina Hidalgo




Las autoridades judiciales liberaron a Kiusta Karina Hidalgo que en 2007 mató de un tiro a su consorte de nacionalidad norteamericana, Kenneth Augustus Kinzel, a quien luego desmembró. 

Tras permanecer cuatro años en las cárceles del Sistema Penitenciario Regional de Estelí, Nicartagua la asesina que fue sentenciada el 20 de noviembre de 2007 a cinco años de presidio, será trasladada a un centro de readaptación social que queda fuera de la región segoviana. 

Pese al hermetismo que han mantenido los funcionarios del Juzgado Especial para menores de Estelí y la Fiscalía, se conoció extraoficialmente que el Ministerio Público se opuso al traslado de la sentenciada al centro de readaptación, pero como tuvo buena conducta en el Sistema Penitenciario y ya cumplió más de la tercera parte de la condena, las autoridades judiciales le concedieron la libertad condicional con dos años a prueba. Se bachilleró Aunque desde 2008 los funcionarios del Sistema Penitenciario no permiten que los periodistas se acerquen a esas instalaciones, se conoció que la muchacha logró completar el bachillerato estando presa. 

 Además, se integró al trabajo dentro del Sistema Penitenciario, también estudió un curso de electricidad y costura, y formó parte de un equipo de fútbol femenino dentro del penal. De acuerdo con la acusación presentada por el Ministerio Público, la adolescente mató de un impacto de bala al norteamericano a la medianoche del 14 de mayo de 2007, luego que éste supuestamente llegó borracho a la casa, ubicada en el barrio “El Calvario”, donde convivían. 

El crimen La muchacha tomó la pistola que el norteamericano portaba, luego que éste supuestamente amenazó con matarla para sacarle del vientre a la criatura que estaba gestando. Por eso ella supuestamente se llenó de miedo e ira, tomó el arma que Kinzel dejó sobre la mesa y le disparó, luego desmembró el cuerpo y lo enterró en distintas partes del departamento de Estelí. El bebé que nació de la relación entre la víctima y su victimaria falleció a los tres meses, por muerte súbita, en un centro de protección capitalino, sitio al cual fue trasladado por órdenes de los funcionarios del Ministerio de la Familia de Estelí.

12 dic 2012

María del Rosario Monzón


La viuda de un militar que fue asesinado en esta ciudad y el novio de su hija podrían ser condenados a prisión perpetua por ese crimen, ocurrido hace nueve meses. Esa fue la pena pedida por el fiscal que interviene en el juicio, quien consideró que la mujer convenció al joven para librarse de su marido y poder cobrar un seguro de vida. 

El delito que se les imputa es homicidio calificado por premeditación y alevosía, y en el caso de la mujer agravado por el vínculo. Todo ocurrió en la noche del 14 de julio del año pasado. Ese día el suboficial retirado del Ejército, Miguel Angel Salguero, de 52 años, salió a caminar junto a su mujer, María del Rosario Monzón (44). Tomaron un sendero entre unos arbustos y unos minutos después la mujer salió corriendo y comenzó a pedir auxilio a los gritos. Aseguró que tres personas habían intentado asaltarlos. 

Dijo que su marido se había trenzado en una pelea y que ella había logrado escapar. Cuando una patrulla llegó al lugar, encontró al militar agonizando. Había recibido tres disparos. Le faltaban su reloj y 25 pesos. Murió poco después. La Policía desconfió de la versión que dio la mujer. 

El primer indicio extraño fue que, tras una supuesta pelea, el militar siquiera tenía la ropa desarreglada. El forense confirmó que no tenía golpes ni lastimaduras. Y al día siguiente un rastrillaje permitió hallar una mochila con balas y un documento a nombre de Maximiliano Calvo (19), novio de una de las hijas de la pareja. Calvo fue detenido y confesó el crimen. Dijo que lo hizo por pedido de su suegra. Explicó que él hizo el primer disparo y que ella "lo remató en el piso". En el juicio oral dijo que había sido obligado hacer esa declaración. Su defensor alegó además que la policía "plantó las pruebas", y pidió su absolución o que se lo condene sólo por lesiones graves, al considerar que el primer disparo no ocasionó la muerte al militar. 

Por su parte, el defensor de la mujer pidió su absolución. Pero el fiscal de Cámara, Enrique Sánchez Gavier, solicitó que se condene a los dos imputados a prisión perpetua al considerar probado que se asociaron para matar al militar. A su criterio, Monzón decidió matar a su esposo para cobrar su seguro de vida y otros beneficios, que en total sumaban unos 32.000 pesos. 

Dijo que la mujer contrató al joven para concretar el crimen y, para convencerlo, le dijo que sólo así podría estar tranquilo con su novia, ya que el militar se oponía a esa relación. Sánchez Gavier dijo que el joven, abrumado por lo que había hecho, no logró encontrar la mochila que había escondido entre los arbustos, dato que permitió rearmar la historia.

6 dic 2012

Zulema Torres


Zulema Torres pagó 461,8 dólares para que entrarán a la casa de la joven y la atacaran.

La argentina de 66 años fue detenida acusada de haber contratado a dos hombres para que violaran a su nuera en la propia casa de la imputada, informaron hoy fuentes policiales. 

Los dos hombres acusados de golpear y violar a la mujer, de 27 años, en la vivienda de su suegra, en la localidad bonaerense de Pilar, también fueron apresados, dijeron los portavoces a medios locales. Según las fuentes, la detenida, identificada en los medios como Zulema Torres, pagó 2.000 pesos (461,8 dólares) a los hombres para que atacaran a la víctima en su domicilio. 

Los investigadores concretaron las detenciones luego de que una testigo de identidad reservada relatara lo ocurrido y estableciera la identidad de los autores. En su testimonio, el esposo de la víctima también implicó al parecer a su madre en el hecho. "Están los elementos suficientes como para determinar que el hecho está resuelto", manifestó el comisario inspector Horacio Martínez a medios locales.

14 nov 2012

Sada Abe

Sada Abe nació el 28 de mayo de 1905 fue una cortesana japonesa conocida por asfixiar eróticamente a su amante, Kichizo Ishida, el 18 de mayo de 1936, y cortarle sus genitales.

Por ese crimen, fue encarcelada y salió después de la Segunda Guerra Mundial.

Su historia fue muy popular en Japón, alcanzando notoriedad mundial al figurar en película como El imperio de los sentidos. 

Sada Abe desapareció en la década de 1970 y actualmente se la da por muerta. 

Era la séptima de ocho hijos de una familia de clase media alta japonesa de fabricantes de tatamis de Kanda, y de la que solo cuatro de sus ocho hijos llegaron a adultos, siendo Sada la más joven.

Comenzó a trabajar como prostituta en Osaka y luego en Tokio en los años 1930 y pronto se ganó de fama de camorrista; solía robar dinero a los clientes, dejó un burdel donde la prostitución estaba controlada legalmente, trabajó de camarera y luego ejerció la prostitución ilegal, queriendo abandonarla de nuevo varias veces más tarde.

Rosa Enma Copete Gascón

Una mujer de 34 años telefoneó esta mañana al servicio de emergencias de Oviedo y confesó haber matado a su marido. Cuando la policía acudió al domicilio familiar, en la calle Vetusta de la localidad asturiana, encontró el cuerpo sin vida ensangrentado del hombre, de 36 años. Entre tanto, la presunta asesina se había suicidado, lanzándose en su coche por un acantilado en el Cabo de Peñas. 

Rosa Enma Copete Gascón llamó al 091 alrededor de las nueve de la mañana y nada se sabe de lo que hizo hasta lanzarse en su Renault Laguna por un precipicio en el municipio asturiano de Gozón. 

La policía tuvo que rescatar con ayuda con un helicóptero el cadáver de la mujer de entre los restos del automóvil, completamente destrozado. Horas antes habían encontrado el cuerpo sin vida de su marido, Eduardo García Álvarez, en el tercero izquierda del número 33 de la calle Vetusta. Según han informado sus compañeros de trabajo a la agencia de noticias Efe, la víctima, natural de Cangas de Narcea, era el presidente de la cooperativa Radio Taxi Principado. 

Según esas fuentes, la pareja siguió en la tarde de ayer el Gran Premio de Fórmula 1 de Canadá junto a dos compañeros de trabajo de García Álvarez y sus esposas; luego fueron a una discoteca de Oviedo, donde permanecieron hasta las cinco de la mañana. 

Varios vecinos de la pareja han dicho que les escucharon discutir en ocasiones, pero taxistas que les conocían, consultados por Efe, han negado que tuvieran desavenencias serias y han comentado que pensaban mudarse en breve a un piso que habían comprado en La Fresneda.

13 nov 2012

María Irene Fernández

Un hombre de 27 años identificado como Alberto Humberto Medina murió en el interior de su vivienda ubicada en la localidad de Paso de los Libres (En Argentina) de una puñalada en la espalda al ser atacado por su esposa. El sangriento episodio ocurrió tras una fuerte discusión y de acuerdo a los datos obtenidos de fuentes ligadas al caso, la mujer se cansó de los malos tratos que era sometida constantemente. 

La homicida caminó media cuadra para pedir ayuda al Escuadrón 7 de Paso de los Libres y en una ambulancia trasladaron al herido, quien 15 minutos más tarde falleció en el nosocomio. La mujer atestiguó a la Policía lo ocurrido y quedó aprehendida secuestrándose en la escena del crimen un cuchillo mediano. De acuerdo a los datos que maneja este diario ya suman 24 las personas asesinadas en el corriente año, la mayoría de las víctimas al ser apuñaladas. 

Según las primeras averiguaciones el asesinato se produjo ayer alrededor de las 11.15 en una precaria vivienda ubicada por calles Teófilo Niveyro y Félix María Gómez, de aquella fronteriza ciudad, detrás del Escuadrón 7 de Gendarmería Nacional. En ese lugar, de recursos bajos, vivía un matrimonio compuesto por Alejandro Humberto Medina (27), su esposa María Irene Fernández, de 25 años, y un hijo en común de más de un año de vida. De acuerdo a lo que se pudo saber la mujer era constantemente sometida a malos tratos físicos y ayer la discusión mantenida fue la gota que rebasó el vaso. 

Tras el intercambio de palabras, la mujer se hizo de un cuchillo mediano y le asestó una certera puñalada en la espalda, en la zona izquierdo. La víctima cayó herida al suelo, en tanto la homicida salió a pedir ayuda y fue socorrida por los gendarmes, quienes junto a una ambulancia llegaron a la escena del crimen. Medina fue derivado al Hospital “San José”, donde a los pocos minutos de haber ingresado falleció, en tanto la mujer contó lo sucedido a la Policía y quedó aprehendida y puesta a disposición de la Justicia. 

En poder de Fernández secuestraron el arma blanca presuntamente empleada en la agresión iniciándose las actuaciones en la Comisaría de Distrito Primera. 

 Viernes, 06 de julio de 2012

9 nov 2012

Belinda Van Krevel


El 27 de junio de 1998, el cadáver del señor Francis Neville Arkell, quien contaba con 68 años al momento de morir, fue encontrado en su domicilio de Wollongong, Australia. 

Había sangre por piso y paredes, producto de los golpes que machacaron la cabeza de la víctima. En lo que era una extraña firma del verdugo, las autoridades hallaron tres alfileres incrustados en la extremidad superior de Arkell: uno en su mejilla izquierda, otro en la comisura del ojo izquierdo y el restante en el globo ocular derecho. Asimismo, los peritos forenses registraron el cordón de una lámpara enredado en el cuello del hombre, quien vivía solo. 

Los exámenes posteriores revelaron más de 30 heridas severas en el área de la cabeza del individuo. No obstante que un asesinato trastoca la cotidianidad de una sociedad, sobre todo cuando en los hechos existió una violencia generalmente inusitada contra un sujeto de la tercera edad, el caso de Arkell fue considerado por la mayoría de la gente que lo conoció como una especie de ritual de retribución. 

Francis Arkell era un prominente pedófilo que utilizó su riqueza y posición para atentar a placer contra la integridad sexual de niños y adolescentes. Junto con otros tres individuos conformó una sociedad de depravados que, pese a sus excesos, siempre gozó de impunidad. Pero, para los representantes judiciales, el homicidio de Arkell debía resolverse sin importar el pasado de la víctima. 

Y la investigación del asunto era imperante, ya que dos semanas antes, otro hombre solo, de 58 años, David John O´Hearn, perdió la vida en el interior de su domicilio y en circunstancias similares a la de Arkell, lo que hacía temer a la policía la presencia posible de un asesino serial que daba sus primeros pasos. O´Hearn recibió un trato aún más salvaje de su ofensor. 

Fue decapitado, desviscerado y su pene y mano izquierda fueron mutilados. El mango de un martillo fue recobrado de su ano, además de que algunas de sus vísceras fueron esparcidas por el piso del departamento. En una de las paredes, la palabra Satán estaba escrita con sangre. Mientras que, en un rincón, donde reposaba la mano mutilada, arriba de ella, también con sangre, estaba el dibujo de un pentagrama. Justiciero No obstante que las autoridades contaban con muchos elementos para dar con el paradero del asesino, la investigación de los dos homicidios consumió más tiempo del que se había contemplado en una primera instancia. 

Pero los días de suerte también existen para la policía y, tres meses después del sacrificio de Arkell, un joven de 19 años se presentó a los cuarteles judiciales y declaró su culpabilidad en los sangrientos hechos de Wollongong. Mark Mala Valera, lavaplatos del centro nocturno Planet Hollywood, declaró en un principio que acabó con la vida de Arkell porque éste se lo merecía. De O´Hearn dijo que el ataque había sido al azar. Días después aceptó que con ambos hombres había tenido relaciones sexuales, culpando de su comportamiento criminal a los abusos físicos y sexuales que sufrió durante la infancia en manos de su padre, Jack Van Krevel. Mark Valera fue encerrado mientras los agentes realizaban su investigación. Algo que intrigó a los oficiales fue una nota hallada en el departamento del sospechoso, en la que hablaba de tres víctimas. Al preguntar a Valera quién era la tercera víctima, el joven respondió que era su padre y que su trabajo aún no estaba concluido. 

La madre y la hermana de Valera fueron interrogadas con el propósito de arrojar más elementos al caso. La señora Elizabeth Carroll, progenitora de Valera y quien huyó del hogar cuando sus hijos eran pequeños, explicó que Mark tenía toda la razón y que su ex cónyuge era un hombre de temperamento violento con tendencias homosexuales. 

La hermana de Mark, Belinda Van Krevel, por el contrario, señaló que nunca observó indicios de que su padre abusara sexualmente del inculpado. 

El 18 de agosto de 1998, casi a la par de que Mark Valera fue declarado culpable del doble homicidio y, por lo tanto, mantenido en prisión, Jack Van Krevel, padre de Mark, fue asesinado en su domicilio con saña similar a la empleada en contra de Arkell y O´Hearn. ¿Quién acabó con la vida de Krevel, si Mark Valera, quien había jurado asesinarlo, estaba encerrado? 

Horas después del sangriento suceso fue detenido Keith Schreiber, un joven afectado de sus facultades mentales, amigo de Mark Valera y eterno enamorado de la hermana de éste, Belinda. Para desviar la atención de las autoridades, Belinda no declaró en contra de su padre, pese a que siempre supo que su hermano era violado sistemáticamente por el señor Krevel. 

La joven prefirió mantener sus planes en secreto y dio una cantidad de dinero a Schreiber para que hiciera el trabajo sucio. Con lo que Belinda no contó es que su sicario de ocasión difícilmente discernía entre la realidad y la fantasía, por lo que las autoridades no tuvieron ningún obstáculo para aprehender al enfermo y que éste declarara el complot. Schreiber fue condenado a 16 años de prisión, Belinda a seis y Mark Valera se convirtió, a sus 19 años, en uno de los reos más jóvenes dentro del sistema penitenciario de Australia. Los otros dos son Bronson Blessington y Matthew Elliott, quienes tenían 14 y 16 años, respectivamente, al ingresar a prisión en 1988, culpables del secuestro, violación y asesinato de la joven Janine Balding.

8 nov 2012

Sofía Bassi


La pintora veracruzana, Sofía Bassi, adquirió fama en poco tiempo, misma que quedó sepultada con un asesinato que presuntamente cometió; aunque el hecho no ha quedado del todo claro. Existen decenas de artistas que en su tiempo, lograron hacer grandes cosas y que hoy en día, sabemos muy poco de ellos. Una de esas personas es Sofía Bassi, quien en los años 60 gozaba de cierto prestigio en el mundo de la pintura, pero que un terrible delito la marginó por completo de esta élite, obligándola a vivir prácticamente en una especie de exilio. 


 Su nombre real era Sofía Celorio Mendoza y nació el 13 de julio de 1913, en Ciudad Mendoza, Veracruz. Aunque siendo joven sintió cierta inclinación por los idiomas y filosofía, carreras que cursó, sin imaginarse que encontraría el éxito en otro tipo de actividad. 



Contrajo matrimonio en dos ocasiones. De su primera unión nacieron Hadelin y Claire Diericx; mientras que del segundo con el doctor de ascendencia italiana, Jean Franco Bassi, procreó a Franco. 



La nueva familia se trasladó al puerto de Acapulco para formar ahí su hogar. Viviendo en la playa, Sofía entró en contacto con la naturaleza, era una mujer de paz, a la cual le gustaba vestir de blanco, practicar yoga en el jardín de su casa y por las tardes, darle rienda suelta a una de sus mayores hobbies: pintar. 



El talento con el caballete y el pincel lo descubrió ya siendo una mujer madura, exactamente en el año de 1964. Siempre se dice que nunca es tarde, así que Bassi logró el éxito siendo una mujer madura, ganándose el respeto de artistas famosos y de la gente de la alta sociedad, con ese surrealismo que caracterizó a todas sus obras. 



Para los conocedores de este arte, las obras de Sofía Bassi resultaban únicas, pues combinaba a la perfección elementos poéticos con excelentes técnicas, algo que parecía increíble que pudiera hacer una persona que fue autodidacta.



Desafortunadamente, la fama y el éxito tan sólo le duró un par de años, luego de que se viera involucrada en un delito que la mandó por un unos años a la cárcel a cumplir con su condena. Su hija Claire había contraído matrimonio con el conde italiano Cesare D' Acquarone y en la mañana del 2 de enero de 1966, apareció el cuerpo de este hombre flotando sobre la alberca de la residencia localizada en el fraccionamiento de Las Brisas. Fue la propia Bassi quien llamó a la policía para informarles de la tragedia. 



La versión oficial encontró culpable a la pintora, quien dijo haberle disparado accidentalmente, luego de que su yerno le pidiera ir a su recámara por un arma calibre 32, pues quería enseñarle algunas técnicas de caza y que al regresar al área de la alberca, la accionó sin querer. Dicha versión no coincidía con las pruebas, pues el cuerpo de D' Acquarone tenía cinco disparos, así que se manejó la versión del asesinato, mismo que pudo cometer la propia Claire, al enterarse que su marido abusaba sexualmente de su hermano menor. 



Claire pudo aprovechar que todos dormían para perpetrar el crimen y su madre, al descubrirla, prefirió echarse la culpa. Sofía Bassi fue condenada a once años de prisión, de los cuales sólo cumplió cinco, gracias a la presión ejercida por otros artistas y los medios de comunicación, que usaron como pretexto la imagen corrupta que tenía en ese entonces el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. 



Gracias a su amistad con personas de poder, Sofía cumplió su condena en la enfermería, en lugar de una celda con las demás presas; podía recibir visitas sin problemas e ingresar materiales para seguir pintando, además de airé acondicionado, teléfono y televisión. 



Un año antes de ser liberada, cuatro de sus amigos y pintores, José Luis Cuevas, Alberto Gironella, Rafael Coronel y Francisco Corzas, ingresaron a su celda para plasmar un mural como signo de protesta ante la condena de Bassi, la cual consideraban injusta. Tras salir de la cárcel en 1971, Sofía Bassi vivió alejada de los reflectores y llevó una vida discreta. 



Falleció el 11 de septiembre de 1998 de un paro cardiaco, como consecuencia de una larga enfermedad que le aquejaba. Sofía escribió un libro titulado "Bassi... prohibido pronunciar su nombre", en donde daba su versión de lo sucedido con el conde D' Acquarone.

Beth Ann Carpenter

Es la única información que he podido encontrar ..............

Beth Carpenter siempre fue una chica lista, recibiéndose de abogada internacional en una prestigiosa universidad. Kim, su hermana era por el contrario una jovencita revoltosa y siempre al margen de la moral; precisamente, uno de sus tantos maridos, Anson Clinton, resultó asesinado, hecho que puso a las hermanitas Carpenter a huir dentro y fuera de su país…

2 nov 2012

Perla Morales


Dos niños de 17 meses y 4 años de edad fueron asesinados por su propia madre, la tarde del sábado en Tucson, Arizona, informaron las autoridades policíacas.

Perla Morales de 25 años es el nombre de la madre, de quien aún la Policía investiga las causas del homicidio ocurrido la noche del sábado. De acuerdo al parte policíaco los fallecidos en el suceso fueron el bebé de 17 meses de edad, Richard Rosovich Jr., quien murió en el lugar de los hechos y Emma Rosovich de 4 años, que fue declarada muerta poco después de ser atendida en el hospital. Perla Morales fue detenida con dos cargos de asesinato en primer grado, y fue llevada a un hospital, tras haberse hecho algunas heridas en su cuerpo.

 La Policía de Tucson se negó a revelar el presunto motivo detrás del tiroteo de la noche del sábado y tampoco explicó a detalle cómo fue que Perla Morales, de 25 años, se lesionó a sí misma.

26 oct 2012

Carmen Ríos García


Todos conocen lo que le ocurrió a Fernandito, pero prefieren guardar silencio. El taxista, el chofer del colectivo y la señora de la tienda saben lo que pasó en la casa ubicada en la manzana 34 lote 5 de la calle Graciano Sánchez, colonia Ejidos de San Agustín Atapulco. Conocen el desenlace, pero no entienden –como miles de mexicanos– qué orilló a María del Carmen Ríos García, de 23 años de edad, a arrancarle los ojos a su hijo de tan sólo cinco años de edad. 

 “Es una pregunta que yo mismo me hago todo el tiempo. No sé qué decirle. Yo tampoco sé por qué lo hizo. Se puede imaginar usted cómo me siento yo”, externó Noel Alvarado Arvizu, papá de Fernando en entrevista con Excélsior. El padre de Fernandito accedió a platicar vía telefónica por unos minutos, aunque rechazó tajantemente conceder una entrevista personalmente. “Estoy muy molesto con los medios de comunicación y los periodistas. Uno dice una cosa y ellos ponen otra, en especial los de los periódicos que ni siquiera los nombres pusieron bien y uno de ellos aseguró que yo también estaba involucrado... Imagínese si me linchan, la gente acá anda muy enojada”, explicó Noel. 

Un grito que rompió la calma El 24 de mayo, aproximadamente a las 07:00 horas, un grito rompió la calma de los vecinos de la colonia Ejidos San Agustín. Jesús Ríos, de 22 años de edad, salió corriendo a la calle sin camisa, mientras imploraba auxilio asegurando que estaban matando a un niño. 

Fernando, de cinco años de edad, vivía con su mamá Graciela, su papá Noel y otro hermano de 8 años de edad, de nombre Kevin, en un cuarto rentado ubicado en la calle Segunda Cerrada de Chimalhuacán. Su papá trabaja como guardia de seguridad privado. 

El lugar donde ocurrió la tragedia era el domicilio de los abuelos maternos de Fernando. Se sabe que la familia llevaba varios días encerrada y todas las mañanas oraban a Dios para que los cuidara ante la inminente llegada del fin del mundo la cual ocurriría el pasado domingo 27 de mayo. El señor Noel Alvarado, padre de Fernando, no compartía la visión apocalíptica de su esposa e inclusive estaba enemistado con ella. Hacía una semana que María del Carmen Ríos García vivía en la casa de sus padres donde realizaban ayunos y oraciones. 

Un par de días antes del trágico evento, el papá de Fernandito acudió a la casa de sus suegros para intentar convencer a su esposa de que regresara al hogar conyugal, pero volvió con las manos vacías, ya que ni siquiera le abrieron la puerta de la casa de los suegros. Dios les revela un terremoto Datos vertidos en la indagatoria ministerial refieren que una de las primas de María del Carmen Ríos tuvo un sueño. Dormida en una habitación de una casa de Ciudad Neza Dios le reveló que en unos días un terremoto acabaría con la humanidad. La imagen caló hondo en la familia Ríos García y decidieron orar. Fue en ese contexto que ocurrió lo inimaginable. La mañana de los hechos, las hermanas oraban. Era jueves y llevaban al menos cinco días haciéndolo, al tiempo que ayunaban. María del Carmen le ordenó a Fernando que cerrara los ojos para la oración, pero el niño desobedeció. María del Carmen se acercó al pequeño y con la ayuda de su hermana Ruth le sacó los ojos a su propio hijo. Horas más tarde la mujer explicaba a las autoridades que quería purificar los ojos del niño. Mientras pelaba una naranja con los dedos y chupaba el jugo que escurría por sus manos un vecino comentó. “Hasta acá en mi casa se escuchaban los rezos, le decían a satanás que se alejara y cosas así.” “Una mujer que demostraba amor” El sol de junio en el oriente del Valle de México es inclemente.

En municipios como Nezahualcóyotl, Los Reyes la Paz, Chimalhuacán o en la misma delegación Iztapalapa son pocos los árboles que dan sombra y el polvo de las calles sucias se levanta y penetra en la nariz. Una golondrina estacionada en un cable de luz vigila mientras se toca a la puerta de las casas de la calle Graciano Sánchez. En la vivienda contigua una mujer abre la puerta, pero sólo lo necesario para asomar la cabeza. “Yo no le puedo informar, porque no vivo aquí. Sólo vengo una vez a la semana”. En la casa de lado opuesto observan cuando se toca por una rendija en el zaguán y simplemente deciden fingir que no están. Enfrente del domicilio, un señor me pide que omita su nombre y decide platicar. 

“Mire, la señora y sus hijos no vivían aquí. Aquí primero llegaron los abuelos de María del Carmen cuando ella estaba muy chiquita. Cuando los señores fallecieron se quedaron los padres de la señora, y que son los abuelos de Fernandito”, aclara el vecino. “Siempre fueron personas amables aunque un poco reservados. Aquí vivieron Ruth, María del Carmen y Jesús desde niños, y pues ya se casaron, y se fueron aunque vienen seguido, y ya tenían una semana rezando que porque decían que el mundo se iba a acabar”, explica. A unas cinco cuadras de la calle Graciano Sánchez se ubica el domicilio de la familia Alvarado Ríos. Dentro del terreno hay una casa de dos plantas, propiedad de la dueña del lugar y quien renta un par de cuartos ubicados en el patio del domicilio a la familia de Fernandito. La señora Juana da excelentes referencias de sus inquilinos.

Advierte que, aunque se trata de personas reservadas, siempre fueron muy amables. “La señora María siempre trataba muy bien a sus hijos, y se veía que los quería mucho especialmente a Fernandito”, asegura. “Era bien buena gente la señora, nos saludaba... Era muy amable y su esposo muy educado, aunque un poco reservado, pero nunca peleaban, aunque la señora tenía varios días que no venía a la casa. Parece que el señor no estaba de acuerdo con su religión (no dice cuál), pero no estoy segura”, precisó. “Entre las 5 y 6 de la mañana del lunes escuché que rezaban y decían: ‘Satanás ya salte de mí, déjame ir’.”

Recientemente se casaron Ruth y Jesús y las fiestas las hicieron en la calle, aunque no invitaron a los vecinos. Los cuida el Edomex Noel Alvarado Arvizu no ha podido estar con su hijo Fernando ni con su otro hijo de ocho años de edad. Desde que ocurrió el incidente las autoridades judiciales del Estado de México no han permitido que los vea. “No entiendo por qué no me han dejado ver a mis hijos si yo no tuve nada que ver con el hecho, yo no estaba en el lugar y tampoco estaba de acuerdo con la religión de su mamá”, expresa el hombre. “Mis abogados ya están llegando a un acuerdo con las autoridades de la Procuraduría del Estado de México para que pueda ver a mis hijos”, dijoNoel Alvarado. Excélsior solicitó una entrevista con funcionarios de la PGJEM para que explicara cuál es el motivo por el que Noel no puede ver a sus hijos, pero este reportero no obtuvo respuesta.

La abuela paterna de Fernando fue quien lo cuidó durante su estancia en el Hospital Pediátrico de Legaria, sin embargo, hace unos días Fernando fue dado de alta y enviado a un albergue en la ciudad de Toluca. La abuela perdió así contacto con el pequeño. El DIF también tendrá bajo su protección a su hermano, de 8 años de edad, y una prima de 9 meses, cuya madre participó durante los rezos en los que se mutiló al niño, informó el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila.

Seis de los siete adultos que participaron en los hechos ocurridos el 24 de mayo ya fueron vinculados a proceso por el delito de homicidio calificado en grado de tentativa. El juez de Control y Juicios Orales de Nezahualcóyotl concedió un plazo de cinco meses para la investigación. María del Carmen Ríos García, Ciro Ríos Benítez, Yesenia Mayela Maciel Charles, Jesús Ríos García, Ruth Lisbeth Ríos García y Martha García Vargas serán procesados por el delito de homicidio calificado en grado de tentativa.

En tanto la situación legal de Martha, de 17 años, se decidirá por un Juez especializado y se encuentra recluida en la Escuela de Reintegración Social para Adolescentes con sede en Zinacantepec. Iban a oficio de un pastor La Procuraduría General de Justicia del Estado de México investiga la conexión entre la familia Ríos García y el ministerio del pastor Aarón, quien hasta una semana antes del suceso oficiaba en el salón de fiestas Kritzel, ubicado a una cuadra de la casa de los abuelos de Fernando. Investigaciones realizadas por Excélsior revelan que la familia no acudía a los servicios religiosos oficiados en ese lugar al menos durante lo que va de este 2012.

En entrevista exclusiva con este diario el pastor Aarón explicó: “Ellos sólo acudieron dos o tres veces el año pasado, pero ya no regresaron, y este año nunca fueron a mi servicio”. El pastor aseguró que profesa el culto cristiano, y negó pertenecer a algún grupo como mormón, testigo de Jehová, pentecostal, evangélico, adventista o bautista. También se resistió a revelar si el culto que imparte es de carácter apocalíptico.

El pastor Aarón se dijo dispuesto a presentarse ante el Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (en caso de ser requerido. Por su parte, la casera de María del Carmen, madre de Fernandito, corroboró las declaraciones hechas por el pastor. “Ella estaba aquí todos los domingos. No sé si pertenecía a alguna iglesia, pero yo la veía siempre aquí, en casa, con sus hijos”, explicó.

En tanto, la dueña del salón de fiestas Kritzel, quien pidió omitir su nombre, aseguró no haber visto nada raro en los oficios religiosos que se desarrollaban en el inmueble de su propiedad, ya que ella y su esposo vigilaban siempre, dicen.

“Nosotros les prestábamos las sillas cuando hacían sus servicios y ahí estábamos siempre, y no observamos alguna situación rara o fuera de lo normal. Lo que queremos es que dejen de darle mala publicidad al salón, porque nosotros no hemos hecho nada malo y esta situación nos está afectando”, explicó la mujer.

25 oct 2012

Barbara Opel y Heather Opel



March 4, 2003


Los familiares de un hombre brutalmente asesinado por cinco jóvenes finalmente tuvo su oportunidad de enfrentarse a uno de los asesinos en la corte. Heather Opel dice que "se merece una oportunidad para el futuro".. ¿Puedo preguntar por qué?, dijo Colleen Muller , la hija de Jerry Heimann , quien fue golpeado hasta la muerte por los adolescentes el 13 de abril de 2001. "La vida en la cárcel es lo que se merece", dijo Muller, quien señaló a la joven de 14 años de edad, voluntariamente tomó parte en la ejecución del grupo después de vivir bajo el techo de Heimann, comiendo su comida y aceptar sus regalos de Navidad. "Han arruinado tantas vidas", dijo Muller. 

Los fiscales pidieron una condena de casi 25 años. 

Pero en la Snohomish County Superior Court, la Juez Linda Krese , que el mes pasado encontró Opel culpable de asesinato en primer grado y asalto con un arma mortal, emitió ayer una sentencia de 22 años, el mínimo obligatorio, sin posibilidad de salir por buena conducta. 

Con el crédito por el tiempo ya cumplido, Opel, uno de los más demandados para enfrentar cargos nunca adultas asesinato en el condado, se dará a conocer en su mediados de los años 30. 

Ella podrá servir mucho tiempo en un centro de menores hasta que cumpla 21 años, luego será trasladada al Centro Penitenciario para Mujeres de Purdy para cumplir el resto de su condena. 

En un acuerdo elaborado con la fiscalía, Opel renunció a su derecho a un juicio con jurado para evitar un cargo más grave de homicidio agravado. 

Ayer, la niña, en uniforme de prisionero color gris-verde y grilletes se volvió hacia la familia y ofrecerles una disculpa. "Quiero decir que lo siento a la familia del señor Heimann", dijo la adolescente delgada, atlética, ex estrella del equipo de baloncesto en la Escuela Secundaria Evergreen .

"Realmente espero que acepte mis disculpas - y si no lo hace, entiendo por qué." Krese hizo señalar tanto la naturaleza atroz del crimen y la crianza disfuncional del adolescente en la toma de su sentencia. "Los padres se supone que es una brújula moral", dijo. "Está claro que en la vida la señora  Barbara Opel, no tenía esa brújula moral... estaba rota." 

La policía dijo que el complot para matar Heimann y robar su dinero fue planeado por la madre de Heather, Barbara Opel , a la vez que también se planeo el asesinato de la madre de Heimann, una señora de 89 años de edad, que tiene Alzheimer.

De acuerdo con el expediente judicial, Opel habia reclutado cuatro adolescentes y a su hija,  prometiéndoles dinero y regalos.

Los registros dicen que golpeó salvajemente con un bat de béisnol a su marido de 64 años de edad, y los adolescentes lo apuñalaron con cuchillos cuando pidió ayuda. 

Los registros muestran que la madre pidió ayuda a unos niños de 7 y 11 para limpiar la sangre, y luego apilados todos en el coche, se fueron para deshacerse del cuerpo en un lugar remoto de la reserva Tulalip.

La Madre inválida Heimann, fue quien presenció el crimen, fue encontrada abandonada en la casa, comiendo los periódicos.

Barbara Opel será juzgada por homicidio agravado en febrero de 2003. Si es declarada culpable, se convertirá en la primera mujer en el estado de Washington para hacer frente a la posibilidad de la pena de muerte. El abogado de Heather Opel,  David Roberson describe un largo historial de quejas que fueron reportados a Servicios de Protección Infantil en la infancia de la niña y de la infancia. 

El Estado, dijo, no hizo nada para evitar los constantes abusos físicos y mentales de Heather y sus hermanos. Describió a la asesina convicta como una adolescente de 13 años de edad, quien nunca tuvo una oportunidad." Tras la sentencia, el abogado de Heather Opel presentó una apelación de la decisión de que la  tratan como un adulto en la corte. Si la resolución es revocada, será encarcelada en la prisión de menores.

La familia de Heimann se negó a hablar con los medios de comunicación después de la sentencia de ayer. 


24 oct 2012

Rajini Narayan


Una mujer australiana afirmó que incendió los genitales de su marido porque sospechaba que le estaba engañando y quería «purificar su pene», aunque la mutilación luego le costó la vida al esposo, informó la radio ABC. 

No obstante, Rajini Narayan, de 46 años, se declaró inocente de los cargos de asesinato y haber prendido fuego a una casa valorada en un millón de dólares locales (980.000 dólares estadounidenses). 

Su marido, Satish Narayan, perdió la vida semanas después en el hospital por las graves quemaduras que le infligió Rajini, quien le echó licor a la zona de los genitales antes de lanzarle una cerilla. «Él era mi héroe, el hombre de mi vida, el amor de vida (...) Iba a purificarle el pene, dejarle una marca que siempre se quedara conmigo, para que siempre fuera mío», declaró ante un tribunal de Adelaida la mujer, madre de tres hijos. 

Previamente, Rajini Narayan había declarado: "Soy una mujer muy celosa, su pene me pertenece. Sólo quise quemarle el pene para que fuera mío y de nadie más " El juicio está visto para sentencia.

20 oct 2012

Amparo Calleja Lopez



Abril de 2008

El Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de casación interpuesto por la representación de Amparo Calleja López, condenada el 1 de febrero de 2007 a 21 años de prisión por la muerte de su marido, Juan José Mena Zarco, que falleció envenenado en Socuéllamos (Ciudad Real) en abril de 2000. Con ello, el Alto Tribunal confirma esta sentencia de la Audiencia Provincial de Ciudad Real, con lo que la mujer ingresará en prisión. 

En los fundamentos de derecho de la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, el Tribunal Supremo alega, entre otras cuestiones, que las diligencias de investigación fueron realizadas sin merma de garantías, y que no se estima conculcada la presunción de inocencia si los argumentos no desconocen el canon de razonabilidad. 

 Un asesinato por dinero 

 También esgrime, sobre la grabación de comunicaciones telefónicas entre la acusada y su letrado, una resolución del Tribunal Constitucional en que no se habilita expresamente la afectación del derecho al secreto de las comunicaciones de los terceros con quienes aquellos se comunican. Con esta sentencia, Amparo Calleja deberá cumplir 19 años de cárcel por un delito de asesinato con el agravante de parentesco y un año y diez meses por un delito de falsedad en documento mercantil. 

Durante el juicio, el fiscal y la acusación particular establecieron como razón del envenenamiento la contrariedad que le produjo a la mujer el hecho de que su marido cerrara una cuenta abierta en un banco a la que también tenía acceso ella y abriera una nueva con la que sólo él podía actuar.

17 oct 2012

Teah Wimberly


Marzo de 2010

Una alumna de 16 años de una escuela secundaria del sur de Florida fue condenada a 25 años de cárcel por el asesinato de otra estudiante, a la que disparó por un amor no correspondido, informó una fuente judicial. Teah Wimberly compareció en un tribunal de Fort Lauderdale (norte de Miami) ante el juez encargado del caso, John Murphy, quién le impuso una condena de 25 años de cárcel, como así había solicitado la Fiscalía.  

En diciembre pasado, un gran jurado había declarado a Wimbley culpable de asesinato en segundo grado por disparar y matar a su amiga y compañera de clase Amanda Collette, de 15 años, en un pasillo del centro escolar Dillard High School, en la ciudad de Fort Lauderdale. 

Al parecer, Wimberly, despechada por no ser correspondida sentimentalmente, abrió fuego contra Collette, quien fue encontrada inconsciente en el suelo de un pasillo próximo al aula de ordenadores del colegio. Está arrepentida La adolescente leyó en el tribunal una carta en la que pidió perdón a la madre de Collette y a toda su familia por el asesinato cometido. 

"Siento inmensa e intensamente lo que he hecho a su maravillosa hija", dijo. Expreso su pesar por el crimen cometido y aseguró: "Nunca me perdonaré lo que he hecho y no espero que me perdonen". El abogado de Wimberly explicó que su defendida, de acuerdo con el diagnóstico de un psiquiatra, padece una grave trastorno mental y que, la víspera de cometer el asesinato, se había ocasionado más de noventa cortes en el brazo con una cuchilla de afeitar.

16 oct 2012

Amelia Elizabeth Dyer


Amelia Elizabeth Dyer nació en el año 1829 en una pequeña aldea cercana a la localidad inglesa de Bristol, en el seno de una familia relativamente acomodada. Su padre era un maestro zapatero con una pequeña fortuna, algo que permitió a Amelia poder acudir a una escuela y obtener cierto grado de formación; algo que en aquella época no era demasiado usual para la hija de una familia no nobiliaria. 

Amelia Elizabeth Dyer Parece ser que incluso llegó a desarrollar una gran afición por la literatura en general, y por la poesía en particular. Su madre contrajo el tifus cuando la joven Amelia contaba con unos diez u once años, lo que la llevó a ser testigo de sus violentos ataques. La niña se vio obligada a cuidar de su madre hasta la juerte de ésta, acaecida en 1844. Dichas atenciones afectaron a Amelie de un modo traumático, y tal vez fuese esto lo que le hizo decantarse por aprender algo de enfermería. 

Posteriormente a la muerte de su madre, entró al servicio de un médico que la instruyó brevemente en las nociones básicas. Más tarde entró en contacto con una partera, gracias a quien descubrió que existía una forma de ganarse la vida bastante cómoda; se trataba de alojar a las madres solteras hasta el momento de dar a luz. En la era victoriana estaba muy mal visto que una mujer concibiese sin estar casada, lo que implicó que mucha gente se lucrase atendiendo a esas mujeres en sus casas y posteriormente cuidando de los niños. Amelie fue una de ellas. En estas “casas de acogida” lo cierto es que morían gran cantidad de criaturas; en numerosas ocasiones se achacaban a la debilidad de los bebés, aunque hoy en día sabemos que los opiáceos con los que los sedaban para que no molestasen fueron la mayor causa de mortandad indirecta. Al estar drogados, los niños no sentían necesidad de comer, lo que los llevaba a la muerte por malnutrición en un breve período. 

Sin embargo, la peculiaridad del caso de Amelia fue que por un pago y una cierta cantidad de ropa, les aseguraba a sus “clientas” que se haría cargo del bebé como si fuese suyo, ya que ella y su marido no podían tener descendencia. Aunque no se sabe con exactitud cuando se casó, numerosas investigaciones han concluído que cuando empezó a hacerse cargo de las criaturas ya estaba de hecho separada. Transcurrida una temporada, las autopridades empezaron a sospechar que a esta “cuidadora de bebés” le morían muchos niños, con lo que decidieron investigar si los óbitos se debían a causas naturales o no. Un hombre -cuyo nombre no ha trascendido- llegó a casa de Amelia y le dijo estar muy preocupado puesto que su hija había sido violada y, como médico, se había dado cuenta de que se encontraba en estado. Amelie no dudó en decirle que ella se haría cargo del bebé en cuanto naciese. Sin embargo, aquella historia era falsa. Aquel hombre había sido enviado por las autoridades para que entrase dentro de la casa de la “niñera” y comprobase las condiciones en las que eran mantenidos los niños. 

Cuando finalmente terminó la entrevista, el médico fue inmediatamente a comisaría a denunciar que lo que había visto era tremendo: niños a punto de morir de inanición completamente sedados con un producto muy común en aquellas épocas, el “Cordial de Godfrey”, un potente opiáceo. Amelia fue arrestada y, en vez de ser condenada a prisión o incluso a pena de muerte, finalmente fue condenada a seis meses de trabajos forzados, aparentemente tras la intercesión de su propio padre y de varios compañeros de gremio. Una vez cumplida la pena, Amelia volvió a su casa e intentó comenzar de nuevo a “cuidar” bebés. Sin embargo, su condena la había cambiado, y cuando volvió a la calle lo hizo abusando del alcohol y del “Cordial de Godfrey”. En el año 1890 se encontraba cuidando del hijo ilegítimo de una institutriz. Un dia esta fue a ver a su hijo y, cuando lo observó, se dio cuenta de que aquel bebé no presentaba una marca de nacimiento que ella le había visto en su cadera derecha. La institutriz se llevó inmediatamente a aquel niño y, venciendo sus reticencias, denunció el caso a las autoridades. Cuando la policía llegó a casa de Amelia, ésta fingió sentirse mal y al entrar en el lavabo, se bebió dos botellas de láudano en un claro intento de suicidio. Sin embargo, su alcoholismo le había brindado cierta resistencia física, lo que contribuyó a un pronto restablecimiento. La condenaron a dos años de internamiento en una institución mental. 

Una vez fuera, retomó sus actividades junto a una mujer que había conocido en el centro de internamiento, Jane Smith. Nuevamente, comenzaron a recaer sobre ella sospechas, con lo que realizó mudanzas de domicilio y ciudad con una alta frecuencia para despistar. En el año 1896, se encontraba en Reading, de nuevo en una “casa de acogida” junto a su socia, a la hija y al yerno de ésta . Al mismo tiempo, una joven y popular camarera había dado a luz un niño ilegítimo. Apesadumbrada, Evelina Marmon -así se llamaba la camarera- puso un anuncio en varios periódicos buscando una familia de acogida. Cuando compró a la tarde siguiente el periódico para ver si su anuncio había sido publicado, se topó con que justo al lado había otro que rezaba: Pareja casada sin descendencia adoptaría niño sano, para darle un agradable trato. 10 £ Respondió al anuncio y concertó una cita con la mujer que ofrecía la casa; se trataba de la hija de Jane Smith. Tras hablar durante unas horas, Evelina se convenció de que eran una buena familia para su pequeña Doris, con lo que se la entregó junto con una caja de ropa para la pequeña y las diez libras para ayudar en su manutención.

A los pocos días recibió una carta en la que se le decía que la niña estaba estupendamente. Ella respondió entusiasmada, feliz de que su pequeña tuviese una familia, e intentando concertar otra cita para ver su evolución. No recibió respuesta. Y tampoco volvió a ver a la niña. En lugar de volver a la casa de Reading, Jane llevó a la niña a Londres, donde Amelia la esperaba. Una vez con la niña en su poder, Amelia le hizo dos heridas en el cuello y le ató una cinta de costura al cuello, aunque no muy fuerte; esto debió causar una lenta agonía. Al día siguiente, Amelia llegó con otro niño y, al no encontrar mós cinta, desató la que había en torno al pequeño cadáver de Doris y procedió del mimo modo que el dia anterior. Una vez que el pequeño también falleció, los metió en una bolsa de lona junto a unos ladrillos y los arrojó al Támesis.

 El 30 de Marzo de 1896, un barquero encontró un bulto en el Río Támesis; en dicho paquete se encontraba un cadáver que fue identificado como el de Helena Fry, una niña que habían dejado al cuidado de una tal “Señora Thomas”. La policía acudió inmediatamente al domicilio de ésta y descunrieron que en realidad la sra. Thomas no existía: se trataba de Amelia Dyer. En la inspección de la casa notaron un fortísimo olor a descomposición, si bien no se encontró ningún resto humano. Sin embargo, sí se encontraron papeletas de empeño, trozos de conta con restos de sangre y numerosos telegramas acordando adopciones. Incluso encontraron un contrarto de arrendamiento de una casa: Amelia estaba apunto de judarse a Somerset. Amelia fue arrestada y acusada de asesinato. 

Mientras esperaba el juicio, los investigadores comenzaron a dragar el Támesis, encontrando otros seis cuerpos de niños en tan sólo dos días. El 22 de Mayo Amelia se confesó culpable del asesinato de Doris Marmon. Cuando sus allegados empezaron a testificar, las autoridades se dieron cuenta de que Amelia no había sido descubierta en numerosas ocasiones debido a cuestones de azar simplemente. En las tres semanas que permaneció esperando el veredicto, escribió una estremecedora declaración de culpabilidad que ocupó cinco cuadernillos. Cuando el dia anterior al fin del juicio un alguacil le preguntó si quería confesar algo, ella le entregó los cuadernillos y le preguntó a su vez: ¿Acaso esto no le parece suficiente? El jurado tardó cuatro minutos escasos en encontrarla culpable y sentenciarla a muerte. Amelia Elizabeth Dyer fue ahorcada en la cárcel de Newgate el miércoles 10 de Junio de 1896.

Según las estimaciones oficiales, sus crímenes totales estarían en un mínimo de 247 y un máximo de 400, superando incluso a la condesa Erzsébet Bathory

Marie Madeleine d’Aubray


Marie Madeleine d’Aubray, marquesa de Brinvillier-La-Motte, nació el 22 de julio de 1630. Era la mayor de cinco hijos que tuvo Antoine Dreux d’Aubray, señor de Offémont y de Villiers, Consejero de Estado, Preboste y Vizconde de París y Teniente Civil de París. Perdió la virginidad a los siete años con uno de sus propios hermanos. Tenía mucho amor propio y una naturaleza ardiente y apasionada. 

En el año 1651 se casó con Antoine Cobelin de Brinvilliers, barón de Nocerar, aportando al matrimonio una dote de doscientas mil libras, reuniendo entre ambos una gran fortuna. El marqués de Brinvilliers tenía amistad íntima con un capitán de caballería llamado Godin de Sainte Croîx, bastardo de una buena familia de Gascuña. Pronto fue el amante de Marie Madeleine lo que al parecer consentía el marido que a su vez tenía otras amantes. Pero para el padre de Marie Madeleine fue demasiado, se enfureció y consiguió que Sainte Croix fuese detenido y encerrado en La Bastilla el 19 de marzo de 1663. 

Fue al parecer en La Bastilla donde Sainte Croix aprendió todo lo relativo a la preparación de venenos con un tal Exili o Eggidi o Gilles, gentil hombre italiano que estuvo al servicio de la reina Cristina de Suecia. Cuando logró salir libre de la prisión, enseñó a su vez aquellos conocimientos a su amante. Poco tiempo después Exili fue deportado pero de alguna manera se escapó o regresó a París alojándose precisamente en la propia casa de Sainte Croix. Exili había aprendido a su vez la química de los venenos de un conocido químico de la época, el suizo Cristophe Glaser, establecido en París, autor de un célebre “Tratado de Química”, boticario del rey, y descubridor del sulfato de potasa que llevó su nombre. 

La Brinvilliers volvió con su amante apenas salido de la cárcel y se despertó en ella un profundo odio contra su padre responsable de la prisión de Sainte Croix. Tal fue su odio que decidió fríamente vengarse acabando con su vida y a la vez apropiarse así de la fortuna paterna. La Brinvilliers comenzó a visitar a los pobres y desvalidos de los hospitales a los que llevaba dulces, vino, galletas y otros regalos y pronto aquellos que atendía con tanto cariño aparente, morían. 

Hizo una diversión y un ensayo con el envenenamiento de los enfermos de los hospitales, observando el efecto de las sustancias que les administraba. Según las investigaciones de la época, envenenó también a varios criados “para ensayar”. Una vez que probó lo que llamaba “la receta de Glaser”, comprobando la impotencia de los médicos para descubrir las trazas del veneno en el cadáver, cuando estuvo segura del efecto, decidió el envenenamiento de su padre. 

El 13 de junio de 1666, Antoine Dreux d’Aubray, que hacía varios meses sufría extrañas molestias, decidió marchar a sus tierras de Offrémont, a escasas leguas de Compiêgne, rogando a su hija que le acompañase y pasara con él y sus nietos dos o tres semanas. Desde la llegada de la marquesa de Brinvilliers junto a su padre, el mal de éste empeoró, presentándose grandes vómitos cada vez más violentos, teniendo que ser trasladado a París para ser atendido por otros médicos. Su hija le acompañó. Marie Madeleine confesaría más tarde que había administrado veneno a su padre veintiocho, o tal vez treinta veces, bien con sus propias manos, biena a través de los lacayos. El envenenamiento duró ocho meses, al cabo de los cuales Antoine Dreux d’Aubray murió en París el 10 de septiembre de 1666. 

La condesa de Brinvillers envenenando a su padre, según un grabado de la época La autopsia mostró según los médicos que la muerte fue por “causas naturales”. Sin embargo corrió el rumor de que había sido envenenado. Una vez que se libró de su padre que era el crítico de su conducta licenciosa, Marie Madeleine ya no tuvo freno a sus pasiones y tuvo varios amantes a la vez, entre ellos un primo suyo de quien tuvo un hijo además de los que tenía de su marido y dos que tuvo de su amante Sainte Croix. 

Luego se enamoró del preceptor de sus hijos, un joven llamado Briancourt, bachiller en teología. Sus devaneos no le impedían sentir celos de su primer amante Sainte Croix que andaba con otras mujeres y de su propio marido que tampoco perdía el tiempo, especialmente con una joven la Srta. Dufay a quien la Brinvilliers pensó apuñalar. Mientras tanto, de la herencia paterna, le correspondió una parte que pronto dilapidó. A sus hermanos les había quedado sin embargo la mayor parte de la herencia. No vaciló en enviar a dos sujetos que le recomendó su amante para que asesinaran a su hermano mayor cuando viajaba en coche a Orleans, pero fracasaron en su intento. Como le urgía el dinero, se decidió a ensayar de nuevo el veneno. Para ello en 1669, consiguió hacer entrar como lacayo a un sujeto llamado La Chaussée en casa de su hermano Antoine. 

El lacayo usó una dosis tan fuerte de veneno que el Teniente Civil se dio cuenta. Pero La Chaussée hábilmente se excusó diciendo que serían restos de una medicina que tomaba y rápidamente tiró el líquido al fuego. Hubo un segundo intento el 6 de abril de 1670, por medio de un pastel del que comieron algunos de la familia sintiéndose enfermos. Antoine fue quien más sufrió. La Chaussée le atendía solícito y en cada bebida que tomaba le ponía más veneno. Los sufrimientos de Antoine eran cada vez mayores. La Brinvilliers mientras tanto confesó al preceptor de sus hijos y amante de turno, Briancourt, que estaba tratando de envenenar a su hermano. El martirio de Antoine duró tres meses, vomitando continuamente, adelgazando, secándose poco a poco y muriendo por fin el 17 de junio de 1670. El otro hermano murió tres meses después y en la autopsia realizada por los cirujanos Duvaux y Duprès y el boticario Gavart, se pudo comprobar que había sido envenenado. 

No sólo no pareció nadie sospechar de La Chaussée, sino que su difunto amo le dejó en su testamento “cien escudos por sus leales servicios”. Esta increíble Madame de Brinvilliers, como se sabría más tarde, intentó envenenar a su propia hija mayor porque “le parecía tonta”, aunque luego se arrepintió y le dio leche como contraveneno. Pero sus cómplices le exigían cada vez más dinero, teniendo que someterse a sus chantajes. Sainte Croix tenía guardados en una arqueta unos frascos de veneno y treinta y cuatro cartas de Marie Madeleine que la comprometían en los crímenes de sus familiares. Ella, al ver que su amante retenía las cartas comprometedoras, pensó en suicidarse usando sus mismos venenos. Como se envanecía de hazañas que no podía callar, una vez dijo a uno de sus criados que tenía en una botella que le mostró algo con qué vengarse de sus enemigos y que en aquella misma botella había bastantes sucesiones. Cuando fue sometida a proceso por sus crímenes aquella palabra se haría famosa y al veneno se le llamaría “polvos de sucesión”. En 1673, cansada al parecer de su señora de compañía, Mademoiselle de Villeray, la envenenó también. En sus confidencias a Briancourt, fue revelándole todos sus crímenes y le contó cómo había despreciado a sus hermanos a los que había envenenado. Quedaban aún vivas su hermana Therèse d’Aubray y su cuñada Marie-Therèse Mangot, la viuda de Antoine, que le reprochaban su conducta viciosa. Briancourt escribió a ambas avisándoles que tuvieran cuidado pues se pretendía envenenarlas. 

La Brinvilliers preparó una trampa a Briancourt a quien primero dio un veneno, que no le produjo al parecer el efecto deseado y luego encargó a Sainte Croix que le mandase apuñalar; cosa que también fracasó. Un tercer intento hubo al parecer pues Briancourt cuenta que un día alguien a quien no pudo ver le disparó dos tiros que no dieron en el blanco. Mientras tanto, el marido de la Brinvilliers, el marqués consentidor fue también objeto de las “atenciones” de su mujer que en varias ocasiones recibió varias dosis de veneno de mano de la envenenadora. Pero arrepentida más tarde, le cuidaba y le administraba un contraveneno. El pobre marqués no hacía más que tomar triaca magna y orvietan que por entonces se creía que eran potentes fármacos y por lo tanto preventivos del envenenamiento. Briancourt por su parte logró escapar de aquel enrarecido ambiente retirándose en un convento. 

Pero un acontecimiento imprevisto iba a tener lugar, el que serviría para descubrir los crímenes: la muerte de Sainte Croix en su misterioso laboratorio de la plaza Maubert, donde practicaba la alquimia tratando de hallar la piedra filosofal. Al parecer algunas emanaciones de las sustancias tóxicas que manipulaba y que respiró al romperse la máscara de vidrio que utilizaba, fueron las causantes de su final. Cuando Madame de Brinvilliers se enteró, su primer pensamiento fue: “¡La arqueta en la que están guardadas mis cartas comprometedoras!” y trató por diversos medios de obtenerlas sin conseguirlo. Sainte Croix había dejado un papel escrito al que puso por cabecera “mi confesión”. 

El comisario Picard se hizo cargo de las investigaciones el 8 de agosto de 1672 con el sargento Creuillebois. Éstos, en el registro realizado hallaron la arqueta con las cartas comprometedoras de las que deducirían toda la horrible historia de los crímenes, a pesar de que Sainte Croix en su confesión rogaba que la arqueta sellada se devolviese a Mme. de Brinvilliers por no contener nada de particular. Pero desobedeciendo aquel deseo, el comisario leyó las cartas y un documento por el que Mme. de Brinvilliers se comprometía a pagar a Sainte Croix treinta mil libras y las botellas conteniendo los venenos. El 22 de agosto el Teniente Civil citó a Mme. de Brinvilliers para examinar los escritos hallados, pero ésta envió a su procurador y huyó a Inglaterra. La Chaussée fue detenido. La viuda de Antoine presentó una denuncia contra los dos por el envenenamiento de su marido. La Chaussée, sometido a tortura, confesó ampliamente y fue condenado a muerte el 24 de mayo de 1673. Fue desmembrado en una rueda hasta que murió. La marquesa, por entonces, vivía miserablemente en Londres.

Hasta el mismo Luis XIV se interesó mucho por el proceso, puesto que implicaba a la alta nobleza. Quiso que la investigación se llevase adelante hasta sus últimas consecuencias y que todos los cómplices por alto que fuese su linaje fuesen descubiertos y condenados. Se solicitó la extradición de la Brinvilliers a Inglaterra y el rey de aquel país la concedió. Aunque tardó en conceder los deseos de Luis XIV, y para entonces Marie Madeleine ya había huido a los Países Bajos. Su marido, el desconcertante marqués de Brinvilliers se había instalado tranquilamente con sus hijos en la finca y castillo de su suegro, del que Luis XIV le ordenó salir y dejar todo aquello a la viuda de su hermano. 

El 25 de marzo de 1676 la marquesa de Brinvilliers fue por fin detenida en Lieja en el convento en que se había refugiado. La detención es un capítulo más rocambolesco aún en la historia de esta familia. El capitán Degrez, disfrazado de abad, consiguió interesar a Mme. de Brinvilliers en una cita amorosa, y ésta cuando esperaba una aventura galante más, se encontró con un oficial de policía. M. Degrez y dos arqueros que la detuvieron pocos momentos antes de que las tropas españolas entrasen en Lieja. La marquesa de Brinvilliers llevaba consigo en el momento de ser detenida una confesión escrita de todos sus crímenes que sería más tarde publicada por Armand Fouquier en su obra “Las Causas Célebres”. Conducida a Maestricht, fue encerrada el 29 de mayo en la prisión de la ciudad. Intentó suicidarse tomando fragmentos de vidrio molido de un vaso que había roto, y además tragó alfileres, pero todo en vano. No murió de aquel intento. Un tercer intento de suicidio fue más horrible todavía, introduciéndose un bastón por la vagina. Curada de todos aquellos intentos trató de comprar a uno de sus guardias para escapar de la prisión, matar al policía Degrez al que odiaba y al criado que la atendía, robar la caja donde Degrez guardaba su confesión escrita, coger caballos y huir. Todo en vano.

Fue trasladada a París y encerrada en la Conciergeríe el 26 de abril. Desde allí escribió cartas a sus amistades que uno de los guardianes prometía entregar, cuando en realidad eran entregadas a los magistrados. Comenzó el proceso contra esta increíble mujer el 29 de abril de 1676. Ella negó con obstinación todos los cargos y pruebas, incluso sus confesiones. Se la acusó de asesinatos, de sodomía y de incesto. Briancourt compareció ante el Tribunal haciendo un detallado relato de la vida de su ex-amante. Briancourt entre sollozos se dirigió a ella en el curso del último careo exclamando: “Os advertí muchas veces señora de vuestros desórdenes, de vuestra crueldad y que vuestros crímenes os perderían” a lo que ella respondió: “Siempre habéis sido un cobarde Briancourt, y ahora tampoco tenéis valor. Lloráis”. Durante todo el proceso no se descompuso el rostro de Marie Madeleine. Siguió negando todo. Conservó siempre su mente clara y una mirada dura en sus ojos azules.

Los esfuerzos extraordinarios del abogado defensor M. Mivelle fueron inútiles. El Presidente del Tribunal anunció que le enviaría una persona de gran virtud que la consolaría en sus últimos momentos y trataría de salvar su alma, el abate Edmond Pirot, teólogo y profesor de la Sorbona, conocido en toda Europa por sus discusiones con Leibnitz. El abate Pirot ha contado el último día de Mme. de Brinvilliers minuto a minuto en dos volúmenes que constituyen un verdadero monumento literario. Consiguió con su bondad y su habilidad convertir en cera aquella roca dura. Ella le contó todos los pormenores de su vida, con una sangre fría que dejó asombrado al abate. Escribió una carta a su marido desde la prisión pidiéndole perdón por toda la ignominia que había hecho caer sobre la familia y especialmente sobre él y sus hijos y lloró amargamente ante las palabras que le dirigió el buen sacerdote, para estimular su arrepentimiento. Le habló de sus hijos a los que decía amar tiernamente y que no había querido verlos para que no les quedase una imagen amarga de su madre. 

El 16 de julio de 1676 se leyó la sentencia: “La Corte ha declarado a la dicha d’Aubray de Brinvilliers culpable de haber envenenado a su padre M. Dreux d’Aubray y haber hecho envenenar a sus dos hermanos y atentado contra la vida de su hermana (no se habla de más muertes ni de sus ensayos). Por ello se la condena a presentarse en la puerta principal de la iglesia de Notre Dame de París, con los pies desnudos, la cuerda al cuello, manteniendo en sus manos una antorcha ardiente de 2 libras de peso y allí de rodillas declarar que por venganza y para apoderarse de sus bienes envenenó a su padre, a sus dos hermanos y atentó contra la vida de su hermana, de todo lo cual se arrepiente y pide perdón a Dios, al Rey y a la Justicia. Y en la plaza de la Grève de esta villa le cortarán la cabeza en el cadalso levantado en la dicha plaza. Luego su cuerpo será quemado y las cenizas aventadas…” 

Después de la lectura de la sentencia, la llevaron a la sala de torturas. Al entrar dijo: “Señores, es inútil eso. Yo diré todo sin olvidar un detalle. Negué todo durante el juicio porque así creía defenderme y no creí estar obligada a confesar nada. Se me ha convencido de lo contrario y os aseguro que si hubiese hablado hace tres semanas con la persona que me habéis enviado ayer, haría tres semanas que sabríais toda la verdad”. Después, levantando la voz hizo una declaración de todos sus crímenes. En cuanto a la composición de los venenos que usaba, sólo sabía que llevaban arsénico, vitriolo y veneno de sapo.

El único antídoto que ella conocía era la leche. Como cómplices sólo tuvo a Sainte Croix y los lacayos. Los jueces consideraron que había hablado sinceramente, pero la tortura era exigida por el reglamento y así se la sometió a la tortura del agua, la más cruel que se aplicaba por entonces en París. Madame Brinvilliers siendo torturada Se hacía beber enormes cantidades de agua al condenado, lo que producía una gran dilatación del estómago e intestinos y con ello horribles dolores. Pirot con sus palabras había doblegado aquel carácter de hierro y entregado a los jueces a la condenada sumisa y resignada. Pero la tortura cambió su actitud que se transformó de nuevo en odio a todo y a todos. Pero pasado el mal rato, el P. Pirot con su voz amable y bondadosa la hizo volver a su anterior estado de paz interna. Permaneció unos instantes de rodillas ante el altar de la capilla para marchar luego al suplicio, descalza, con la camisa de los condenados, en una mano el cirio de los penitentes y en la otra un crucifijo. 

Al salir de la Conciergeríe fue subida a una carreta muy estrecha donde apenas podían permanecer la condenada, el verdugo y el P. Pirot. La carreta avanzaba hacia la plaza de la Grève. Las calles estaban llenas de gentes curiosas que iban a presenciar el ajusticiamiento. Un dibujante, Le Brun, le hizo un dibujo que hoy se expone en el Museo del Louvre de París con el N. 853 a lápiz rojo y negro, considerado como una obra de arte. Se ve en él la silueta del abate Pirot detrás de la condenada. La gente la insultaba al paso aunque otros la compadecían. Subió al cadalso con entereza y dijo al sacerdote: “No os vayáis antes de que mi cabeza haya caído. Me lo habéis prometido. Os ruego me perdonéis el tiempo que os he quitado… Os ruego que digáis un De Profundis en el momento de mi muerte y mañana una misa. Rogad a Dios por mí”. A lo que contestó Pirot: “Haré lo que me pedís”. Y cuenta en su estremecedora obra el abate Pirot: “Se arrodilló seguidamente sobre el cadalso con la cara vuelta hacia el Sena. No estaba asustada. Sufrió pacientemente cuanto le hizo el verdugo para prepararla, cortándole los cabellos, haciéndole mover la cabeza en distintas formas, incluso a veces con rudeza. 

Ella se sometió a esta vergüenza pública con paciencia. Se dejó atar las manos como si le hubiesen puesto brazaletes de oro y se dejó poner la cuerda al cuello como si hubiese sido un collar de perlas”. Luego dijo: “Quisiera que me quemaran viva para hacer mi sacrificio más meritorio”. El abate Pirot cantó la Salve y el pueblo le acompañó. Entonces dijo a la condenada que le iba a dar la absolución: “Renovad vuestra contrición”, Y le dio la absolución, pronunciando las palabras sacramentales porque el tiempo apremiaba. 

La cara de Mme. de Brinvilliers irradiaba esperanza y alegría, serenidad y la ternura del arrepentimiento bien diferente de aquello que debió sentir cuando eliminaba a sus familiares. Sonó un golpe sordo. La cuchilla hizo su trabajo tan limpiamente que por un instante la cabeza parecía que no quería separarse del cuerpo. “Señor, dijo el verdugo al abate, ¿no os parece que ha sido un bello golpe? Yo me encomiendo siempre a Dios en estas ocasiones. 

Le haré decir seis misas a esta señora”. El cuerpo fue llevado a la pira, donde las llamas pronto la consumieron. Después las cenizas fueron dispersadas, pero el pueblo, siempre imprevisible, se acercó al lugar para llevarse los restos calcinados.