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14 ene 2021

Francisca Swaneck Mora

 

13.09.2020 / Santiago de Chile, Chile.

“Tenían decidido destrozarlo”: Los antecedentes en el asesinato del scout Tomás Acevedo

El joven de 17 años fue encontrado sin vida y con casi 400 puñaladas en su cuerpo. Los principales sospechosos son Ulises Labrín (23) y su novia de 15 años, quien asistió al funeral de la víctima antes de confesar el hecho.

En dos semanas se dará inicio al juicio oral de uno de los crímenes más violentos que involucren a una menor edad como principal sospechosa.

Tomás Acevedo Olea, un joven scout de 17 años oriundo de San Vicente de Tagua Tagua murió desangrado el 27 de julio del año pasado tras ser apuñalado 397 veces. El homicidio fue supuestamente planificado por Ulises Labrín de 23 años y su "novia" Francisca Swaneck Mora de 15, una compañera de colegio y "amiga" de Tomás.

Beatriz Olea, mamá de Tomás, afirmó que “en menos de 20 minutos a Tomás Ignacio le dan 397 puñaladas”.

Una serie de pruebas serán presentadas este 29 de septiembre. Más de 30 testigos, cámaras de seguridad, mensajes de texto y tráfico de llamadas que pretenden reconstruir la cronología y la razón detrás de este brutal crimen.

“Era un cabro bueno, confiaba mucho en las personas. Era un buen amigo”, contó la madre de Tomás.

Claudio Riobó, fiscal jefe de San Vicente de Tagua Tagua, aseguró que “por una supuesta venganza de un atentado sexual. Nunca fue denunciado y nunca fue develado a algún familiar. El propio pololo la insta a que haga la denuncia y ella (la adolescente de 15 años) no quiso”.

Así se habría dado inicio a una supuesta planificación. La joven habría sido la encargada de convencer a Tomás de retirarse anticipadamente de su reunión de scout para concurrir a una cita al puente Zamorano donde ya lo esperaba Ulises Labrín, el encargado de ejecutar el crimen.

“Quien lo llevó a la muerte fue ella (…) tenían decidido destrozar a Tomás Ignacio”, ratificó Beatriz Olea.

Según testimonios que serán entregados en el juicio, Tomás Acevedo y la menor habrían mantenido distintos encuentros amorosos previos al crimen.

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“Por motivos que tenemos que determinar en el juicio, inventó este supuesto abuso para que se tomara venganza en contra de Tomás, ya que esta relación se había terminado”, explicó Nicolás Alcaíno, abogado del programa Apoyo a Víctimas.

Tras el hallazgo del cadaver, Ulises Labrín regresó a su casa en Buin y arrojó el teléfono del joven a un canal del sector.

Como muestran estas imágenes, la menor antes de confesar el hecho, asistió al funeral de su propia víctima e incluso formó parte de la guardia de honor.

El abogado defensor de la adolescente de 15 años, Hugo Carrera, sostuvo que presentará en el juicio a “una niña común y corriente que cometió el error de en vez de denunciar su agresión sexual a la autoridad lo hizo ante su pareja quien le dio muerte al joven”.

Por otro lado, el abogado defensor de Ulises Labrín, Felipe Santander, dijo que “está profundamente arrepentido”.

Ni la familia de la menor, ni la de Ulises Labrín quisieron entregar su testimonio. Ambos están formalizados por homicidio calificado.

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Ulises Labrín arriesga cadena perpetua. La menor, por su edad y de acuerdo a la ley de responsabilidad penal adolescente se enfrenta a una pena máxima de cinco años. Una notoria diferencia que ha movilizado distintas manifestaciones para exigir la Ley Tomás: una reforma de la ley penal adolescente.

“Esto no hay que olvidarlo. No quiero que haya otro Tomás”, afirmó Beatriz.

Para este 29 de septiembre el tribunal ha fijado la fecha de inicio del juicio oral, donde declararán los principales imputados de uno de los crímenes más violentos del último tiempo.

Brooke Skylar Richardson


 

Por Isis Sauceda / L.A. Septiembre 13, 2019

PERO QUE HIJA DE FRUTA!

Joven porrista acusada de asesinar a su bebé queda en libertad tras cumplir siete días de cárcel

La porrista Brooke Skylar Richardson, acusada de matar a su hija recién nacida, fue sentenciada a tiempo cumplido tras ser encontrada culpable de abusar del cadáver de la bebé. La joven, quien alegó en su defensa que la niña nació muerta y no murió por su mano, fue puesta en libertad el viernes.

Una joven de Ohio acusada de haberle quitado la vida a su bebé fue absuelta de los cargos de asesinato y homicidio involuntario, y declarada culpable de abusar del cadáver de su recién nacida. El juez del caso la sentenció a tiempo cumplido, por lo que este viernes fue puesta en libertad.

Brooke Skylar Richardson fue condenada a siete días de prisión por el grave abuso de un cadáver —por enterrar a la niña sin vida en el patio de la casa de sus padres tras su nacimiento— pero como Richardson había pasado siete días en la cárcel mientras se llevaba a cabo el juicio, la joven porrista fue puesta en libertad.

Richardson deberá cumplir tres años de probatoria y, de violarla, podría estar presa hasta por un año, según reportó PEOPLE.

“Estoy para siempre arrepentida”, dijo antes de voltear a ver a la familia del padre de la bebé. “Lo siento”.

El juez Donald Oda ordenó que los restos de la bebé, a quien la madre llamó Annabelle, fueran entregados a la familia de Richardson tras dos años de haber servido como evidencia en el caso. El juez hizo al padre de la porrista prometer que darían digna sepultura a la niña.

Por su parte, quien fuera la abuela paterna de la bebé expresó su dolor ante el juez y aseguró que su hijo, el padre de la niña, jamás ha sido el mismo desde su muerte.

“Dos años, cuatro meses y una semana. Eso tendría mi nieta si estuviera aquí”, dijo Tracy Johnson.

Pero ¿quién es Brooke Skylar Richardson?

Antes de ser arrestada, era una entusiasta porrista de preparatoria que se preparaba para asistir a la universidad. Lo que pocos sabían era del desorden alimenticio que padecía y lo obsesionada que estaba con su peso y su imagen.

De acuerdo a reportes, Richardson había batallado con su peso desde los 12 años, por lo que a sus padres se les hizo normal que aumentara unas cuantas libras ya que ignoraban que estaba embarazada.

Según la evidencia presentada en corte, la madre de Richardson vivía obsesionada con el peso de su hija y la chica quería que su madre la aceptara a toda costa —por lo que hacía lo que fuera necesario para agradar a su progenitora.

En los días después de la muerte de la bebé, Brooke enviaba mensajes a su madre constantemente informándole sobre su pérdida de peso, lo cual su madre apoyaba. Diez días después de haber enterrado a la niña, Brooke comentó a su madre que en una de sus clases anunciaron que ella había perdido 20 libras y que sus compañeros aplaudieron su logro, por lo que su madre la llamó su “héroe”.

16 dic 2016

Jennifer Pan - Wang



En 2010 la población de Toronto (Canadá) se vio sorprendida por un terrible acontecimiento. Una pareja de vietnamitas fue atacada dentro de su hogar, en lo que parecía un robo a su morada. La mujer murió y su marido quedó en estado crítico por un disparo en la cara.

Pero lo que realmente sorprendió de este caso, fue que la joven hija del matrimonio había ordenado la muerte de sus padres.

Ahora, toda la historia que conmocionó a Canadá ha quedado al descubierto mediante una carta que escribió Karen Ho, una compañera de la hija de la pareja.

A principios de 2015, el jurado la declaró culpable y fue condenada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional durante 25 años por los cargos de asesinato en primer grado e intento de homicidio. Junto con ella, se condenaron a otras tres personas: Lenford Crawford, David Mylvaganam y Daniel Wong, el novio de la joven.

BAJO UN DISFRAZ

Jennifer Pan parecía la hija perfecta. Se disfrazaba de estudiante modelo de una escuela católica y aún debajo su máscara, fingió ser una excelente graduada universitaria, licenciada en farmacología. Sus padres, Bich Ha y Huei Hann Pan, se sentían muy orgullosos de la pequeña.

Pero lo que no sabían, todavía, era que su historia de amor paternofilial no era más que un montón de mentiras que iban a acabar con su familia.

Los padres de Jennifer eran empleados de una fábrica de manufacturas. Ellos dos, antiguos refugiados de Vietnam en Canadá, llevaban una vida austera y trabajaban duro para asegurarse de que sus dos hijos tuvieran una vida con mejores posibilidades que las suyas. Valoraban mucho la educación, por lo que siempre fueron, en ese aspecto, estrictos con Jennifer y su hijo menor, Felix.

Pero Jennifer era todo lo que unos padres pueden desear.

PRESIONADA PARA SER PERFECTA

De niña, ella tomaba lecciones de piano y de patinaje artístico. Tenía el sueño de llegar a competir en las Olimpiadas, pero tuvo que dejar este deporte a causa de una lesión en un ligamiento de la pierna.

También tenía conocimientos en artes marciales, era una gran nadadora y la mejor en todas las actividades extracurriculares en las que participaba. Sacaba buenas notas y era una estudiante aplicada.

Cuando llegó a la adolescencia, sus padres le prohibieron salir de fiesta o tener citas. Lo primordial eran sus estudios.

La presión era una constante en la vida de Jennifer y no podía lidiar con las exigencias de su familia.

EMPIEZAN LAS MENTIRAS

En octavo todos sus esfuerzos para convertirse en la mejor estudiante de su curso no fueron suficientes. Desde ese momento, las cosas no empezaron a irle bien en el colegio a Jennifer. Empezó a vivir una doble vida, llena de engaños.
Fue Karen K. Ho, una amiga de la familia y compañera de clase de Jennifer quién reveló, en un artículo para Toronto Life, la red de mentiras que Jennifer había tejido y en la que vivía; la que terminaría por destruir a su familia.

Sus mentiras empezaron con falsificaciones de notas. Mientras sus padres creían que su hija sacaba notas de matrícula, Jennifer era alentada por sus profesores por su repentino bajo rendimiento.

RED DE MENTIRAS DESMEDIDA

Más adelante, también ocultó su relación con Daniel Wong, porque sus padres no iban a aceptarle.

Luego cuando no pudo graduarse de la secundaria ni ir a la universidad por no haber aprobado una materia, Pan construyó una historia ficticia para que sus padres no se enteraran del problema. Al parecer, Jennifer había recibido una aceptación anticipada de la universidad de Ryerson, pero al no poder graduarse, la universidad retiró su oferta.

Pan le explicó a sus padres que comenzaría la universidad en el otoño. Su (falso) plan era hacer dos años de ciencias, y luego transferirse a la Universidad para estudiar farmacología, que era lo que quería su padre. En septiembre, ella fingió asistir durante semanas a la universidad. Cuando llegó el momento de pagar la matrícula, alteró algunos documentos y convenció a su padre que tenía una beca de 3 mil dólares.

CASTIGO CATALIZADOR

Después de 2 años, los padres de la joven empezaron a sospechar del engaño de su hija. Su última mentira fue que había encontrado trabajo en un hospital. Sus padres la siguieron y descubrieron todo lo que Jennifer llevaba ocultando durante años.
El castigo fue muy duro. Ella misma lo comparó con un "arresto domiciliario": le prohibieron salir de casa indefinidamente, le quitaron el teléfono móvil y el portátil y tampoco podía ver a su novio. El control de sus padres sobre ella creció exponencialmente.

Su ruptura con Wong fue el catalizador de todo.

PAGÓ 10.000 DÓLARES

En 2010, Jennifer se reencontró con su antiguo compañero de la escuela primaria, Andrew Montemayor. Junto con él y otro amigo, Ricardo Duncan, Jennifer empezó a pensar cómo deshacerse de sus padres. Pero el asesinato no se le pasó por la cabeza hasta que retomó su relación con Daniel Wong.

Él le consiguió un nuevo teléfono móvil y le pasó el contacto de Lenford Crawford, alias 'Homeboy'. A cambio de 10.000 dólares él se ofrecía a asesinar a sus padres.

A medida que el plan tomaba forma, Daniel rompió de nuevo su relación con Jennifer.

LA PRESIÓN QUE DISPARÓ EL ARMA

La noche del 8 de noviembre, Lenord Crawford, junto con sus dos cómplices, David Mylvaganam y Eric Carty, entraron al hogar de la pareja y dispararon tres veces a Bich, que cayó muerta instantáneamente. Hann recibió dos tiros, uno de ellos en la cabeza y le dejó en coma. Antes de dispararles, les ataron y les cubrieron la cabeza.

Al principio, la policía creyó que se trataba de un robo a mano armada. Pero a medida que las investigaciones avanzaban, Jennifer Pan, se convirtió en la principal sospechosa ya que su testimonio no cuadraba, tal y como explicó el detective de la Policía Regional de York, William Courtice, que estaba al mando de la investigación.

La joven contó a la policía que tres hombres entraron en su casa y la ataron antes de disparar a sus padres.

LA VERSIÓN NO CUADRA

Las sospechas de Courtice hacia Jennifer se hicieron más tangibles cuando los médicos informaron que el padre iba a sobrevivir y el miedo se apoderó de ella. Cuando, una semana después del asesinato, Hann Pan pudo testificar, su testimonio no tenía nada que ver con el relato que la joven contó a la policía.

Fueron los conocidos de la joven, quienes finalmente la delataron, declarando que sospechaban de ella, igual que la policía. Finalmente, encontraron a los hombres que contrató para perpetrar el asesinato.

El juicio por asesinato empezó en 2014 y duró 10 meses. Ella negó los cargos, aunque admitió en el estrado que había planeado contratar a alguien para que cometiera el crimen por ella, pero le robaron el dinero. Aseguró que no conocía a los tres hombres que entraron en su casa.

Cuando se dio a conocer el veredicto, Jennifer no mostró ningún tipo de emoción.

EL FINAL DE MUCHAS VIDAS

La defensa de Wong y Crawford sostienen que ninguno de ellos estuvo en la residencia de los Pan la noche del asesinato, pero se les acusa de haber actuado de intermediarios con quién efectuó los disparos. El abogado de Mylvaganam también niega que su cliente fuera el tirador.


Hann Pan no asistió al juicio, pero escribió una carta en la que decía que a pesar de haber sobrevivido, él sentía "que había muerto esa noche". "Ese día perdí a mi mujer y también perdí a mi hija", escribió.

25 mar 2016

Irma Alexandra Aguirre Godinez



Cuernavaca, Morelos, México 6 de nov 2014.- Una adolescente que se sentía “cansada” de los regaños de sus padres, decidió asesinarlos por lo que a través de la red social Facebook ofreció un pago de tres mil 500 pesos y un iPhone por matarlos.

El homicidio se concretó la noche del pasado viernes 24 de octubre, alrededor de las 20:00 horas. La joven abrió las puertas de su casa a los sicarios, llamados Alexis y Cristian, quienes entraron al domicilio armados con una pistola calibre 9 milímetros.La señora Alexandra Godinez recibió un disparo en la nuca mientras que René Aguirre fue asesinado en su habitación.De acuerdo con reportes policiacos, la adolescente acompañó en todo momento a los asesinos.

Al día siguiente la Policía de Investigación Criminal fueron informados por la misma adolescente, que presuntamente unos sujetos armados habían irrumpido en su domicilio una noche antes y se la habían llevado secuestrada, dejándola en libertad horas después, señalando que al regresar a su domicilio encontró a sus padres sin vida.

La menor pagó el dinero, pero no entregó el teléfono, por lo que los asesinos escaparon de la casa llevándose un auto Ford-Escort, color azul, que abandonaron calles adelante.

La joven fue identificada como Irma Alexandra Aguirre Godinez de 17 años de edad.

La detención

Alexis confesó el doble crimen, aceptando que la menor de edad lo contrató junto a Cristian para que matara a sus padres.

Irma fue detenida dos días después del doble crimen y fue puesta a disposición del Juez de la Causa por su posible participación en la conducta antisocial de homicidio doloso en la modalidad de parricidio. Además se ordenó que deberá permanecer en prisión preventiva como medida cautelar durante 50 días para la conclusión de las indagatorias.


A Alexis y Cristian se les imputó el cargo de homicidio calificado.

Karen Jimena Ñañez



Las fotos  las publico una amiga de la victima en facebook, y sí es KAREN.


María Fernanda Chicco tenía 18 años cuando fue asesina por Karen Jimena Ñañez, que tenía 16 años, entre el 15 y el 17 de febrero de 2015. El lugar: Ceres, un pueblo del norte santafesino, en Argentina de 18 mil habitantes. Karen No está loca, solo se “obsesionó” con María Fernanda, según algunas notas de periódico y videos sobre el caso, Karen saldría este año por cumplir 18 años.  Un par de notas de lo que paso, Karen casi era linchada por 400 personas.

Nota 1:
23 de Feb de 2015, Ceres, provincia de Santa Fe, Argentina.- La planificación del homicidio. La mecánica del crimen. La frialdad de la acusada. Basta con contar que a 48 horas del asesinato, la sospechosa, fue como si nada a un cumpleaños y se sacó fotos que emanaban alegría.

Karen y María Fernanda competían por el mismo hombre: Rodrigo, de 25 años. Renglón aparte para decir que Rodrigo salió con cada una de las jóvenes cuando eran menores de edad. Si hubo sexo, hubo delito.
Según la imputación judicial, en la actualidad, Rodrigo salía con Karen, pero la menor sospechaba que su novio sostenía una relación con María Fernanda, e incluso, en el pueblo se llegó a decir que la víctima cursaba un embarazo de tres meses de su relación con él. ¿La relación seguía clandestina?

Así las cosas, Karen, trazó una competencia insoportable con María Fernanda, y la copió en todo.

Casi en la misma época, María Fernada se puso braquets, y Karen la imitó. Casi en la misma época, María Fernanda se alisó el pelo, y Karen la copió.

Basta con ver el perfil de facebook de ambas. Cada foto que María Fernanda posteaba, Karen se tomaba el mismo tipo de foto, con la misma pose, y la posteaba igual.

Hubo dos amenazas previas que María Fernanda sufrió pero prefirió no contar. Tres semanas atrás, Karen atacó a María Fernanda en un boliche, y el viernes de la semana pasada, directamente la cruzó y la atacó desde una moto. María Fernanda no dijo nada para no preocupar a sus padres. Eso le quitó su única chance de salvarse.

Con la frialdad de un psicópata adulto, Karen armó la trampa. Usó el celular de Rodrigo y la citó a María Fernanda, haciéndose pasar por él. Todo el contacto fue sólo por mensaje de texto.

 A ese encuentro fue María Fernanda tal vez pensando que podía reconquistar a Rodrigo.

Según la fiscalía, Karen atacó a María Fernanda a traición, por la espalda. Le aplicó cortes con una tijera y luego se aseguró el resultado muerte estrangulándola con un alambre.

María Fernanda estuvo desaparecida dos días. En esa búsqueda desesperada, sus padres se cruzaron con Karen, y conocedores de la rivalidad extrema, la interrogaron. Ella, con sus 16 años a cuestas, puso cara de nada y dijo no saber nada de María Fernanda.
En el camino, Rodrigo terminó contándoles a los padres de la víctima, de la pelea del viernes anterior. También admitió que durante unas horas su celular le había faltado.
Todo encaminaba a Karen. Ella seguía negando todo. Un video la terminó delatando. La imagen la ubica yéndose de la escena del crimen.
 Es más, tras el homicidio, subió a Facebook mensajes que se parecían a las típicas demostraciones de orgullo del psicópata que se siente ganador porque eliminó a su competidor y ya está en condiciones de gozar.
Ante la jueza, Karen se negó a declarar. Quedó alojada en la alcaidía de menores. Por su edad, pueden someterla a proceso penal y condenarla a penas que casi nunca superan la mitad de años que se aplicaría a un adulto en un caso similar.

La pregunta que queda flotando es: ¿sirve de algo la cárcel para esta menor? Está claro que castigo tiene que existir, y que Karen, si se confirma que es la asesina, debe hacerse responsable de lo que le imputan haber hecho.

También es cierto que el encierro sin tratamiento, empeora a los presos. No sirve de nada.



Nota 2:
Más allá de haber detenido a la presunta asesina, el homicidio de María Fernanda Chicco no parece una cuestión sencilla de resolver teniendo en cuenta que la sospechosa es menor de edad y por ende su situación procesal exige un tratamiento especial. En ese marco, los detalles que van trascendiendo sobre el crimen y su aparente planificación alimentan aún más la conmoción que ya había generado entre los habitantes de Ceres, donde además de la pueblada desatada con la detención de la adolecescente implicada se difundió una campaña en redes sociales que proponen declararla persona no grata y evitar que vuelva a vivir a la ciudad.
  La sospechosa, de 16 años, sigue detenida a disposición del Juzgado de Menores de Rafaela, donde el viernes se abstuvo de declarar.

Macabro. María Fernanda tenía 18 años y estudiaba cine en la ciudad de Córdoba. Con motivo del fin de semana largo estuvo en Ceres visitando a su familia, que la vio por última vez con vida el domingo a la tarde, cuando salió en su bicicleta playera verde y dijo que iría a visitar a una amiga.
  Dos días después, el martes a la mañana, Fernanda apareció asesinada en un predio donde se venden postes para uso rural. Al determinarse que había sido asfixiada fue demorado un ex novio suyo, de 23 años, liberado horas más tarde. Entonces, tras chequear los registros de las cámaras de vigilancia de la escena del crimen, la investigación se orientó hacia Karen, al parecer la novia actual del primer demorado.
  La detención de la menor originó una pueblada frente a la comisaría donde estaba cuando entre 500 y 700 vecinos causaron destrozos a partir de la intención de algunos de ellos de ingresar a la dependencia policial para linchar a la acusada.
Preaviso. Con la principal sospechosa detenida, comenzaron a trascender detalles del homicidio. Por ejemplo, que Karen habría empleado el celular de su novio para citar bajo engaño a María Fernanda al lugar donde fue asesinada.
  Al parecer, cuando las jóvenes se encontraron comenzaron a pelear hasta que la homicida atacó a Chicco con una tijera y luego la asfixió con un alambre que le produjo una fractura de tráquea. Al abandonar la escena del crimen, la chica se fue con las ojotas y el celular de la víctima, a la que además le cortó el pelo.
  Pero lo que más conmoción causó entre quienes siguen el tema fue una foto al parecer tomada en el predio donde ocurrió el crimen que la acusada publicó días antes en la Instagram con la leyenda “acá vas a terminar”, dato que hace presumir que el homicidio estaba planeado.
  Otro hecho relevante al que se alude en los medios digitales de la zona se refiere a una discusión días antes entre la víctima y la acusada. En ese marco, los investigadores remarcan que la sospechosa siempre se mostró segura en sus respuestas al negar su vinculación con el hecho, pese a que las cámaras de video la situaron en la escena. También les resultó llamativo que cuando se ordenó su arresto, horas después del hallazgo, la chica estuviera festejando un cumpleaños como si nada. Sobre el móvil, la hipótesis apunta a que el crimen fue por celos y por un supuesto embarazo de tres meses que se dijo que cursaba la víctima y que descartado luego de la autopsia.

Destrozados. “Estamos destrozados por la pérdida de nuestra hija. Pedimos y exigimos a la Justicia una condena ejemplar para la detenida. Hay cámaras que registraron el crimen, por eso la arrestaron. No queremos venganza, sólo una condena severa”, dijo al diario Uno de Santa Fe Javier Chicco.

  Los padres de María Fernanda comentaron que no estaban de acuerdo con que su hija frecuentara al joven con el que había estado saliendo hasta hacía un año antes, luego de enterarse de que éste tenía una relación paralela. “Lo tratábamos como a un hijo pero terminó siendo de lo peor, un vividor que manipulaba a mi hija. Estuvieron separados un año pero nos enteramos que se veían a escondidas”, dijo Javier.

  Por su parte, la madre de María Fernanda comentó a una radio de Ceres que había una rivalidad entre su hija y Karen. “Ella siempre le tuvo envidia, no sé qué tenía en la cabeza, me cuentan que mi hija se vestía de una manera y ella también, como una obsesión. Y el chico andaba con las dos”, sostuvo.

  También se refirió a una pelea dos días antes del crimen. “Mi hija se encontró el viernes a la noche con ese chico. Ella se enteró y fue hasta donde estaban. Llegó en una moto, la chocó a mi hija, se cayeron al barro. Nosotros no sabíamos nada”.

Reinserción. Por lo pronto, la Justicia de Menores dispondrá medidas tendientes a la reinserción de Karen, que no podrá ser condenada hasta cumplir 18 años. La jueza de Menores Rafaelina María Feraudo la imputo de homicidio simple y la llamó a indagatoria el viernes pasado, pero la adolescente se abstuvo de declarar.


Cibell Naime


Tomado del blog: Escrito con Sangre 

Cibell Naime Yordi nació el 24 de enero de 1976, en la ciudad de Caracas (Venezuela). Fue hija de Shauki Naime y Salam Yordi de Naime. Su familia residía en Prados del Este, una urbanización de clase media alta enclavada en los cerros que flanquean al valle de Caracas por el sureste, donde la mayoría de sus calles son cerradas o privadas. Cuando fue construida a mediados del siglo XX, se promocionaba como una idílica campiña a sólo diez minutos de la bulliciosa ciudad; hoy en día está rodeada por complejos industriales, centros comerciales y barriadas populares, aunque continúa aislada. Sus calles tienen nombres que aluden a santos o a la naturaleza, y en cada una de sus parcelas se erigen enormes construcciones de diversos estilos arquitectónicos. En una de aquellas casas residía la familia Naime Yordi, cuyos miembros se regían por los ritos y tradiciones del drusismo, uno de los dieciocho grupos confesionales que conviven en el Líbano, su país de origen. El jefe de la familia era el médico obstetra Shauki Naime, quien prestaba servicios en la clínica Santa Sofía y era uno de los principales accionistas de la firma Digital Médica.

El doctor Naime siempre manejó la crianza y educación de sus hijos con extrema severidad y no dudaba en utilizar los golpes si los consideraba necesarios. Su hija Cibell era plenamente consciente de aquello. En 1994, a sus dieciocho años, era una chica menuda, de tez morena y hermosos ojos negros, destinada por sus padres a contraer nupcias con un joven de fe drusa, de acuerdo a las costumbres que rigen en el Líbano. Quienes la conocieron la recordarían como una persona emocionalmente inestable y temerosa, que sin embargo no dudaba en meterse en problemas; problemas que generaban la ira de su padre y atraían sobre ella terribles castigos. A la edad en que muchos jóvenes estudiaban los primeros semestres universitarios, Cibell aún cursaba un combinado de tercero y cuarto del bachillerato por parasistema. El doctor Shauki y su esposa Salam esperaban que su hija culminara la educación media para llevarla al Líbano a cumplir con el contrato matrimonial; sin embargo, el destino les tenía preparado otro sendero.

En 1992, un joven llamado Miguel Tauil Musso se graduó como abogado; tenía 28 años. Quizás por cumplir con alguna tradición familiar escogió cursar la misma carrera de su padre, pero al egresar de la universidad optó por dedicarse a la cría y venta de animales de raza. El centro de operaciones de su pequeña empresa era la casa en la que aún vivía con sus progenitores. Miguel contaba con un socio, su joven amigo de 19 años Juan Carlos González, estudiante del primer año de Farmacia de la Universidad Santa María; se promocionaban por medio de avisos de prensa y en muchos casos llevaban las mascotas a domicilio.

A finales de noviembre de 1994, Cibell leyó un anuncio en un periódico, donde se ofrecían gatos de angora en venta. Llamó para averiguar precios, se interesó y decidió comprar uno de los felinos. La tarde del 6 de diciembre de 1994, Miguel Tauil estacionó su automóvil a la entrada del Colegio Minerva de Prados del Este, instituto que impartía educación secundaria para adultos; antes de abrir la portezuela miró por el espejo retrovisor, tomó con mucho cuidado una cesta en la que traía un cachorro de gato de angora, verificó el nombre de la persona a quien debía ver en aquella escuela y descendió del vehículo. Apenas verlo con el gato en las manos, una chica salió a su encuentro y se presentó; dijo llamarse Cibell, la persona que lo contactó telefónicamente. La transacción había sido acordada en 20,000 bolívares, monto que ella cubrió con un cheque. Miguel Tauil le entregó el animal, se metió el cheque en el bolsillo de la camisa y abordó el carro. Antes de partir, pudo ver el rostro radiante de Cibell mientras jugueteaba con el gatito. A su alrededor, otros estudiantes dialogaban animadamente. Miguel Tauil no podía imaginar que gracias a aquella transacción, sólo le quedaba una semana de vida.
La tarde que Cibell llegó a su casa con el gato, la chica estaba bastante nerviosa; sabía que sus padres le preguntarían por el animal, así que decidió mentirles diciéndoles que una amiga se lo había regalado. Un escalofrío de terror recorrió su espina dorsal cuando vio la dura mirada de desconfianza que le devolvió su padre, quien no se tragó aquella historia. El temor de la chica estaba bien fundamentado, pues en el afán de poseer la mascota había cometido una terrible falta: como no tenía dinero para pagar el precio del gato, sustrajo uno de los cheques del doctor Naime y falsificó su firma. Si el asunto se descubría, como era de prever, a Cibell Naime no le esperaba nada bueno. Esa noche, la chica se encerró en su cuarto con el pequeño animalito. Meticuloso y ordenado como era, Shauki Naime procuraba llevar un riguroso control de sus papeles. Fue así como cayó en cuenta que parecía faltarle un cheque. Revisó los talonarios y comprobantes y confirmó que de una de sus chequeras del Banco Unión alguien había sustraído un cheque; de inmediato reunió a la familia e interrogó a cada uno de sus hijos, pero todos negaron saber algo; sin embargo, por la expresión de Cibell, el médico comenzó a sospechar de ella.

La muchacha estaba aterrada, sabía que su padre investigaría que había pasado y al enterarse le propinaría una tremenda paliza. Sus castigos eran legendarios; en una ocasión, sólo por haber engordado unos kilos la hizo hincarse de rodillas toda una noche; ¿qué podía esperar entonces por robarle un cheque, falsificar su firma y mentirle? Decidió que llamaría a Miguel Tauil para pedir que le devolviera el cheque, con la excusa de llevarle el dinero en efectivo; pero era demasiado tarde, pues ya lo había cobrado. Le pidió entonces que le reembolsara el dinero y el hombre se negó. La chica no sabía qué hacer; por irresponsable enfrentaba un gran problema y muy pronto reaccionaría como una fiera que asustada y furiosa se ve de pronto cogida en una trampa. Esa semana llamó a Tauil varias veces; primero exigió, luego pidió y finalmente suplicó la devolución del dinero. Todo fue en vano, el vendedor de mascotas se negó siempre. Cibell insistió hasta que supo que no había nada que hacer ante la firmeza de aquel hombre. Fue cuando su alterada mente comenzó a fraguar el macabro plan que la haría tristemente célebre. El martes 13 de diciembre de 1994, la mala suerte para las familias Tauil y González llegó a bordo de un taxi. En la mañana de ese día, alguien que dijo llamarse Adriana se comunicó al número de los Tauil y pidió hablar con Miguel. La mujer mostró interés por una pareja de perros salchichas que el vendedor ofrecía en los avisos clasificados; propuso que se vieran a las 14:00 horas en una panadería cercana al centro comercial Plaza Las Américas de El Cafetal, pero Miguel le sugirió que mejor subiera hasta su casa en Los Naranjos y así podría escoger las mascotas que quisiera. A la mujer le pareció bien y acordó estar allá en la tarde. Cuando colgó el teléfono, Cibell tenía un ligero rubor en las mejillas. Hizo un gran esfuerzo para fingir la voz y al parecer la treta dio resultado; sin embargo había tenido que hacer una ligera modificación de su plan: ahora, a petición del vendedor de mascotas, tendría que llegar hasta su propia casa para conversar con él, pero no importaba, lo que realmente le interesaba era tener la oportunidad de hablarle personalmente y pedirle por última vez que le devolviera los veinte mil bolívares. Estaba segura de que si lograba el reembolso, podría disminuir la furia de su padre. Ese día no podía fallar, así que para asegurar el éxito llevaría consigo una pistola calibre 7.65 que el doctor Shauki guardaba en el armario. Si Miguel se negaba, lo amedrentaría con el arma. A la hora acordada, el taxi la dejó en la entrada de la urbanización Los Naranjos. 

La señora Mirtelina Musso de Tauil, madre de Miguel, siempre recordaría a la persona que llegó a su casa la tarde del 13 de diciembre como “una jovencita de modales bruscos”, que apenas entrar preguntó por su hijo. Ella le dijo que Miguel estaba en su habitación y que pronto bajaría a verla. Le ofreció una taza de café que la chica tomó a sorbos lentos, mientras miraba en derredor. El timbre de la Quinta Taumus volvió a sonar. Esta vez era Juan Carlos, el socio de su hijo. Mientras el joven saludaba, Cibell repasaba mentalmente lo que iba a decir; sabía que Miguel la reconocería al verla y entonces tendría que inventar una excusa que le sirviera para justificar su presencia y además le permitiera sacarlo de la casa a otro sitio: allí con su madre no podía actuar. Al bajar Miguel, le dijo que la persona que estaba interesada en los perros era una tía de ella, quien esperaba en su auto a la entrada de la urbanización, pues al no ser de la zona los funcionarios de la garita de vigilancia no le permitieron el paso. Miguel y el recién llegado Juan Carlos se ofrecieron amablemente a ir a buscar a la señora. Fue la peor decisión que pudieron tomar en su vida.

La propia Cibell Naime relataría lo que ocurrió: “Esa tarde llegué en un taxi a Los Naranjos, me bajé frente a la garita de seguridad donde habían cuatro vigilantes e hice el trayecto a pie hasta la Quinta Taumus. Allá fui recibida por la mamá de Miguel, quien me dio a tomar café. A los muchachos les inventé que una tía mía esperaba en la garita de vigilancia; así que salimos a buscarla en la camioneta Toyota Samurai de Miguel, yo me senté en el asiento posterior y antes de llegar a la entrada de la urbanización volví a pedir que me devolvieran el dinero. Como Miguel se negó, saqué la pistola que traje de casa para asustarlo y obligarlo a que me diera la plata. Entonces se produjo un forcejeo dentro de la camioneta, fue cuando le disparé a la cabeza. Cuando vi lo que había hecho me volteé hacia Juan Carlos que me miraba aterrado y le dije: ‘Perdóname, discúlpame, yo no soy mala, pero no te puedo dejar vivo porque tú viste todo’. Entonces lo maté. Asustada, me bajé de la Samurai y caminé hacia la salida. Aproveché que un taxi venía pasando, lo abordé y así salí de la zona”. Al día siguiente, el caso era reseñado por la prensa como “El doble crimen de Los Naranjos” y era uno de los tantos hechos sangrientos dentro de la ola de asesinatos que estremecía a la ciudad en esa época. Al principio la información era confusa, se decía que una banda capitaneada por una mujer trigueña había secuestrado a los dos hombres con la intención de asaltar sus viviendas; al negarse estos, los habían matado fríamente. Se planteó también la posibilidad de una venganza, tomando en cuenta que Miguel Tauil era abogado; del caso se encargó la División contra Homicidios de la Policía Técnica Judicial a cargo del comisario Leonardo Díaz Paruta. Comenzó una serie de detenciones preventivas y se citó a los principales testigos: la madre de Miguel Tauil y los cuatro vigilantes que habían visto entrar y salir a la mujer. La policía elaboró un retrato hablado que enseguida se mandó a la prensa y al no conseguir pistas sólidas, la investigación se enfocó en el círculo de amistades del abogado asesinado. El dolor y la sorpresa se reflejaban en los rostros de las familias Tauil y González, que no acertaban a explicarse qué podía haber pasado. Ninguno de sus hijos tenía enemigos. ¿Quién podía estar interesado en matarlos de esa manera fría y cobarde?

Dos días después del crimen, el gerente del Banco Unión de la Agencia Tamanaco saludó cortésmente al doctor Naime y le ofreció una taza de café mientras un empleado iba en busca de la información requerida por éste. En días pasados, uno de sus cheques había desaparecido y él necesitaba saber si alguien había hecho uso del mismo. No tardó mucho en enterarse de que el cheque fue pasado por taquilla y pagado por el monto de 20,000 bolívares. El doctor quiso saber quién lo había cobrado y los funcionarios del banco le suministraron la información. El cobro fue hecho por el abogado Miguel Tauil Musso. “¿Hay alguna manera de comunicarse con esa persona?”, preguntó el Dr. Shauki. “Afortunadamente sí, tenemos su número telefónico”, respondió el gerente. Ese mismo día, el Dr. Naime llamó y lo atendió el señor Antonio Tauil, padre de Miguel. Al oír que aquella persona inquiría por su hijo, Antonio le preguntó que si la llamada era por alguna mascota. Naime le dijo que no, pero que necesitaba preguntarle algo. Fue cuando Antonio Tauil le dijo que su hijo estaba muerto: al parecer había sido asesinado por una banda de atracadores. El doctor Naime, muy apenado, se excusó y brindó sus condolencias. Al colgar el teléfono ya sabía quién le había sustraído el cheque y para qué. Lo que no podía imaginar era que la asesina de Miguel Tauil compartía el mismo techo con él. Aquella noche la muchacha recibió una golpiza que la dejo inconsciente, su padre estaba realmente indignado, ¿Acaso él no le había procurado la mejor educación posible? ¿Por qué su hija había salido tan rebelde, por qué no respetaba como debía a sus mayores, por qué mentía y le robaba a su propio padre? Algo malo tenía que haber en esa chica. Abajo, la señora Salam oía con angustia los gritos de su esposo, temía por lo que pudiera pasarle a su hija. Unos días más tarde, ya recuperada de la tunda, Cibell se dedicaba a disfrutar de las vacaciones decembrinas. Su padre no la había vuelto a golpear, pues en los primeros días de enero tenía planeado ir con toda la familia a visitar a unos parientes en los Estados Unidos; sin embargo, necesitaba mitigar el rencor que lo quemaba por dentro. Al regresar del viaje, volvería a ajustar cuentas con Cibell. El 4 de enero de 1995 toda la familia salió rumbo a los Estados Unidos.

Mientras tanto, el comisario Díaz Paruta y sus hombres se manejaron con varias hipótesis. Durante todo el mes de diciembre procedieron a interrogar a los conocidos, familiares y amigos de Miguel y Juan Carlos. Así mismo, realizaron varias ruedas de reconocimientos con jovencitas que tenían antecedentes, basándose en el parecido que pudieran presentar con el retrato hablado. Los detectives sabían que en aquel caso se encontraban en un callejón sin salida, pues ninguno de los dos muertos parecía tener problemas con nadie; por el contrario, habían sido personas muy apreciadas en sus respectivos círculos sociales. ¿Cuál podía ser el móvil? Las pistas estaban por el lado de la última persona que los vio con vida, aquella extraña chica que decía llamarse Adriana y que los sacó de casa con la excusa de ir a buscar a una tía. Comenzó una revisión de los papeles de Miguel y Juan Carlos, revisaron sus movimientos bancarios y los libros donde registraban los ingresos y egresos, cada información asentada fue investigada hasta que dieron con aquel cheque: de todos los movimientos, era el único que presentaba irregularidades. El dueño de la cuenta había afirmado en el banco que aquel cheque le había sido sustraído y su firma había sido adulterada. Con esto parecía haber un móvil; al profundizar supieron que aquel instrumento bancario fue usado para pagar un gato de angora. La persona que hizo el pago era Cibell Naime, la propia hija del propietario de la cuenta. Cuando los detectives quisieron ir a buscarla supieron que toda la familia se había ido de viaje. Decidieron esperar a que retornaran. Cuando los Cibell Yordi llegaron del viaje, el doctor Shauki se sacó la espinita que traía desde diciembre y le dio una segunda golpiza a su hija, con lo que le dejó severos hematomas en el rostro. Al día siguiente, miércoles 18 de enero, los policías llegaron a su casa y detuvieron a Cibell y a todos los que en ese momento estaban allí: sus hermanos y a una tía.

Enterado por su esposa de lo ocurrido, el Dr. Naime fue a averiguar el motivo de la detención. Se identificó y le preguntó a un detective que si aquello tenía que ver con el cheque. Se quedó de una pieza cuando el policía le dijo que sí, pero que lo más grave tenía que ver con un doble homicidio presuntamente realizado por su hija, en el intento de recuperar el cheque robado. Shauki Naime se derrumbó: por primera vez se sintió culpable por haber acorralado a su hija hasta el extremo de impulsarla a cometer aquellos homicidios. Apesadumbrado dijo que había sido en extremo duro con sus hijos, pues creía que era la mejor manera de educarlos. Lamentó la muerte de las dos personas y aseguró que su hija siempre había presentado problemas de conducta, pero que era una buena muchacha. “Mi hija no es drogadicta, fue educada en el seno de una buena familia. Tampoco tiene problemas mentales. Lamento sinceramente todo lo ocurrido”.
Convicta y confesa, Cibell Naime Yordi enfrentó el juicio por el homicidio de dos personas. El sábado 21 de enero fue sometida a exámenes psiquiátricos, estos arrojaron que se trataba de una persona completamente normal. Al ser interrogado por los periodistas acerca de los que pudo haber motivado aquella conducta de la chica a todas luces irracional, el comisario Díaz Paruta aseguró que una persona aterrorizada puede actuar así. Ese sería el comienzo de una larga batalla legal, en la que unos pedirían el perdón y la libertad de Cibell y otros exigirían que fuese castigada con todo el rigor de la ley. Para el lunes 23 de enero estaba pautada la rueda de reconocimiento, pero tuvo que ser suspendida a petición de la fiscal 66 del Ministerio Público, ya que Cibell tenía el rostro completamente golpeado a causa de la paliza que le había dado su padre días antes. Al doctor Shauki Naime se le abrió un expediente por lesiones personales. El martes 24 de enero, día en que Cibell cumplía 19 años, fue llevada en una patrulla a Los Naranjos para efectuar la reconstrucción de los hechos. Allí narró paso a paso todo lo que había ocurrido el día del crimen.
Como lugar de reclusión se designó el Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), ubicado en la ciudad de Los Teques, estado Miranda. El caso sería conocido en primera instancia por el juez 25 Cristóbal Ramírez Colmenares, quien la sentenció a treinta años de cárcel por homicidio intencional calificado por motivos fútiles, con alevosía, premeditación y empleo de astucia. Un año más tarde, la defensa apeló aquella decisión ante el Tribunal Sexto Superior Penal, a cargo de la juez Clotilde Condado, alegando inestabilidad psicológica basándose en un informe médico; según aquel informe, la muchacha presentaba “trastorno mixto de conducta tipo borderline”, lo cual implicaba que Cibell presentaba varios tipos de personalidad, hecho que habría provocado la pérdida repentina del control de sus actos, durante el lapso en el cual fueron cometidos ambos asesinatos.

El juicio

Dos años después, el 18 de diciembre de 1998, la juez Condado ratificó la decisión tomada en primera instancia, por considerar que la joven estaba plenamente consciente de sus actos y actuó por voluntad propia. Así que seguía en pie la condena a treinta años de cárcel. En ese mismo acto se le sobreseyó el delito de porte ilícito de arma, por estar prescrita la acción penal. De acuerdo con la sentencia, Cibell Naime cumpliría su pena el 6 de marzo de 2022, a las 23:45 horas. Esta fue una de las primeras sentencias a treinta años dictadas en el país.

El 27 de abril de 2001, cuando Cibell Naime sólo había purgado seis años de la pena, la juez octava de ejecución, Norma Pérez Díaz, de manera extraña, le otorgó el beneficio de redención de la pena por destacamento de trabajo, lo que ponía a la doble homicida prácticamente en la calle. Esta decisión fue inmediatamente apelada por el Ministerio Público, que alegó la existencia de un conjunto de incongruencias y contradicciones en el escrito de la juez, entre las que se destacaba que la chica presentó conducta agresiva con sus compañeras y los guardias del penal de manera reiterada, al punto de llegar a quemar el colchón donde dormía. Pero lo más grave de todo fue el descubrimiento por parte del Ministerio Público de un oficio emitido por la Oficina Nacional de Identificación y Extranjería, en el cual se señalaba que el 11 de abril del 2001, unos días antes de la decisión de la juez Pérez Díaz, se renovó el pasaporte número 004624, perteneciente a Cibell Naime Yordi, lo que podría significar un peligro de fuga por parte de la asesina.
Con esta apelación del Ministerio Público se detuvo momentáneamente cualquier decisión tendente a lograr la liberación de Cibell Naime. Sin embargo, el 28 de julio de 2004 la Sala 7 de Apelaciones le otorgó a la chica el beneficio de prelibertad o libertad condicional y se le designó como nuevo sitio de reclusión el Centro Comunitario de Los Chorros. Allí debía cumplir una serie de normas, como no ingerir licor y someterse a un estricto tratamiento psicológico y educativo. A los veinte días de estar en ese sitio podría salir los domingos para regresar el mismo día. Por aquella fecha ninguno de los familiares de Cibell, con excepción de un tío, se hallaban en Venezuela: todos estaban de regreso en el Líbano. En septiembre de ese mismo año, la Corte de Apelaciones presidida por el juez Maikel Moreno, otorgó un beneficio de libertad a Cibell Naime Yordi, fundamentando la polémica decisión en “la preparación académica y la buena conducta de la penada”. En esa fecha, Cibell Naime Yordi había pagado apenas nueve años de los treinta que se le habían impuesto; el resto de la condena la terminaría de purgar bajo el régimen de presentación.

Cibell, ya de 29 años de edad, debía presentarse cada quince días ante el juzgado que concedió la medida, para dejar constancia de su sometimiento a las disposiciones del sistema penal. Sólo bastaba cumplir con esta exigencia para no regresar al reclusorio. “Asistió en muy pocas ocasiones. El 15 de diciembre de 2004 le indicó al juzgado que tenía que operarse y, por ello, pidió un permiso para sus comparecencias. No regresó más”, afirmó Antonio Tauil, el padre de Miguel. Mientras, se exhibía con su novio y disfrutaba de la buena vida, comiendo en restaurantes lujosos y bebiendo en abundancia. En enero de 2006, los representantes legales de las víctimas apelaron la medida ante los órganos correspondientes. “Mi hijo era muy apasionado con los animales, en la casa llegamos a tener hasta dos venados, gatos, conejos, gallinas, perros, de todo”, recordaría con nostalgia el padre de Miguel. “Ese hombre (Naime) tenía caballos y yeguas y uno de ellos se llamaba Cibell, ahí puedes ver el vínculo entre ellos. El día que la golpeó se acababa de enterar de que su hija había matado a dos personas, la acababa de descubrir. Cibell era una malandra, fumaba a escondidas, se escapaba de la casa. Todas las referencias que obtuvimos después eran terribles”. Poco después el Tribunal Supremo de Justicia revocó la libertad y pidió a los cuerpos de seguridad la captura de la condenada; no obstante, Cibell no conoció más celdas. Atrás quedaron los recuerdos del Instituto de Orientación Femenina, de la Cárcel de Tocuyito y de la Penitenciaría General de la República. Le faltaban por pagar dieciocho años de su sentencia y decidió escapar. Su familia vivía en la zona oriental del país y Shauki Naime continuaba trabajando en Caracas. Se cree que ellos apoyaron su fuga. Nadie volvió a verla durante un tiempo.


El 3 de diciembre de 2008, otro de los hijos de Shauki Naime, Fouad Naime Yordi, fue secuestrado por dos sujetos armados cuando abría su tienda de pinturas, ubicada en la avenida Miranda, del municipio El Tigre, en el estado Anzoátegui. El padre pagó el rescate y el hombre fue liberado doce horas después.