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4 abr 2012

Magaly González Casados




A once de años de prisión fue sentenciada una mujer señalada de asesinar con un cuchillo a un profesor, cuando ambos se encontraban en un hotel de paso ubicado en el tristemente Barrio del Centralito, en hechos que ocurrieron en el año 2009.

La condena fue dictada el pasado fin de semana por el juez del Juzgado primero del ramo penal, licenciado Juan Manuel Ham Cortez, de acuerdo al proceso 326/09 por homicidio calificado.

De esta manera, la responsable de ese crimen identificada como Magaly González Casados, recibió su castigo al ultimar al ahora extinto profesor que se llamaba Ruperto Sánchez Espinosa, a quien la mujer le destrozó la yugular cuando se disputaban un cuchillo, propiedad del mentor, en la habitación del hotel denominado Jardín.

Los sangrientos hechos fueron la tarde del día l8 de noviembre del 2009 en el interior del cuarto número l0 del citado hotel ubicado en la calle Quintana Roo con San Luis Potosí, en el fatídico Barrio del Central.

De esta manera, después de dos años y cuatro meses de aquel terrible drama, se le dictó la sentencia definitiva a la mujer que vivía en la colonia Jarachina Sur.

24 mar 2012

Suzane von Richthofen


Suzane von Richthofen, de 22 años, nieta del barón Von Richthofen, el legendario piloto alemán de la Primera Guerra Mundial conocido como Barón Rojo, ha sido condenada en São Paulo a 39 años y seis meses de prisión por el asesinato de sus padres, el ingeniero alemán nacionalizado brasileño Manfred von Richthofen y su esposa, Marisia. Cometió el asesinato el 31 de octubre de 2002 con la ayuda de su ex novio Daniel Cravinhos y el hermano de éste, Cristian.La pareja fue salvajemente asesinada a golpes con instrumentos contundentes mientras dormían. El denominado "Juicio del año" en Brasil comenzó el lunes, duró 56 horas y terminó el sábado con la condena de los tres acusados.

El jurado popular, compuesto por tres mujeres y cuatro hombres, consideró en su veredicto que Suzane no fue presionada a matar a sus padres por su ex novio Daniel, como argumentaba su defensa. La sentencia del juez Alberto Anderson establece que Suzane y Daniel Cravinhos, de 25 años, cumplirán 39 años de prisión en régimen cerrado por los dos homicidios, y seis meses en régimen semiabierto por fraude procesal, ya que intentaron alterar la escena del crimen para hacer creer a las autoridades que se trataba de un robo seguido de asesinato. Christian Cravinhos, de 30 años, pasará 38 en la prisión y seis meses más en régimen semiabierto.

Durante el juicio, los reos se acusaron mutuamente de ser los inductores del crimen y para convencer al jurado expusieron sórdidas historias relacionadas con sexo, drogas, incesto, alcoholismo y maquinaciones para obtener la herencia de los von Richthofen. La sentencia determina que los condenados no podrán apelar en libertad y deberán cumplir sus penas íntegramente.

Los tres salieron del tribunal directamente para la prisión. Los acusadores lograron convencer a los miembros del jurado de que los reos planearon y ejecutaron el crimen con el único motivo de apoderarse de los bienes de la pareja von Richthofen, calculados en más de dos millones de reales (unos 750.000 euros).

La defensa de la joven acusó a los hermanos Cravinhos de inducirla a facilitar los medios para asesinar a sus padres y sugirió que la joven era víctima de abusos por parte de su padre.

Los abogados de los hermanos argumentaron que Suzane von Richthofen planeó todo e indujo a los jóvenes a matar a la pareja para vengar los supuestos abusos que ella recibía.

Las acusaciones de violencia familiar fueron rebatidas durante el juicio por Andreas, hermano menor de Suzane, y por otros allegados de la familia.

19 feb 2011

Gertrude Baniszweski


Ocurrió en 1966 y el escenario fue el sótano de una casa de un pueblo de Indiana. Allí apareció el cadáver de Sylvia Likens, una joven de 16 años que fue torturada por Gertrude Baniszewski, una ama de casa madre de seis hijos que retuvo a esta chica y le profirió una lenta agonía permitiendo la vejación de la chica por parte de sus hijos, además del silencio de algunos vecinos que sospechando lo que ocurría no se decidieron a dar la voz de alarma.

Silvia Likens y Jenny, su hermana menor, fueron dejados al cuidado de Gertrude Baniszweski mientras sus padres se ausentaban para trabajar en las ferias estivales en Florida. Las dos niñas ya conocían a los hijos de Gertie, quien ganaría unos muy necesitados 20 dólares a la semana por esa molestia. En el verano de 1965, Sylvia, de 16, y Jenny, de 15 años, se mudaron con Gertie y su prole en el 3850 East New York St., en la pacífica ciudad de Indianápolis, Indiana. Sylvia era una chica agradable y callada a quien todos querían. En seguida cooperaba y ayudaba con el planchado y los platos. Jenny también era una adolescente bastante callada. Había nacido con la pierna izquierda encogida. Más allá de su discapacidad, se las arreglaba para bailar y montar en patinete.

Gertrude tenía la paranoia de que Sylvia era una prostituta y excusándose en ese motivo golpeaba a Sylvia a la menor ocasión, a pesar de que las primeras semanas la convivencia fue relativamente plácida. Poco a poco, la madre de familia fue cogiendo una manía atroz a la chica con la que pudo desplegar todas sus frustraciones ante la pasividad de la chica. Gertrude incitaba a sus seis hijos y a los jóvenes de su barrio a burlarse de Sylvia y a abusar de ella. La ataban y luego la golpeaban. También la increpaban y la quemaban con cigarrillos.

Especialmente cruel era el trato que daba a Sylvia uno de los hijos, Coy Hubbard, quien tenía 15 años, pesaba 85 kilos y medía casi dos metros. Le gustaba practicar judo y le encantaba lanzar a la chica por el aire como su mejor “sparring”. En el sótano de los Baniszewski, había un viejo colchón, que, se suponía, le proveería a Sylvia un suave aterrizaje. Coy, normalmente, calculaba mal, y Sylvia aterrizaba con un crujido en el piso de cemento. Todo el mundo se reía. Nadie, incluyendo a Jenny, hizo nada al respecto. Después de todo, el único adulto cuidándolos era Gertie, y ella quedaba deleitada con esas prácticas. En una ocasión, Richard Hobbs dejó inconsciente a Sylvia durante tanto tiempo que todo el mundo pensó que se había muerto.

Se convirtió en un juego horroroso orquestado por una mujer diabólica que estaba descargando las desgracias de su vida en una chica joven. En muchas ocasiones, era arrojada escaleras abajo al sótano, lo que era la sórdida cárcel en la que quedaba recluida la chica. Los chicos la sumergían en baños extremadamente calientes. Cuando era sacada, su cuerpo estaba rojo por el calor. Una vez se desmayó y fue arrastrada fuera del agua por el pelo. Sylvia, ahora cubierta por quemaduras de cigarrillos y otras heridas causadas luego de ser lanzada por el aire y arrastrada por el piso de cemento, sufrió como una de las hijas le pasaba sal por las heridas.

En su último día, Sylvia estaba prácticamente incoherente. Tenía moretones por todo el cuerpo. y Gertie decidió que debía mojarla con la manguera. Una manguera de jardín fue llevada hasta el sótano. Todo el mundo se rió mientras el agua salpicaba sobre el demacrado cuerpo de Sylvia Likens. Ella no se movió. No pudo hacerlo. Estaba muerta.

La inconsciencia de unos asesinos cegados por su juego macabro provocó que ellos mismos se descubrieran al llamar a la policía con el fin de que reanimará a la chica, convencidos de que con un boca a boca se restablecería.

El 26 de octubre de 1965 el cuerpo de sin vida de Sylvia fue hallado en el sótano de la casa de Gertrude. Estaba recubierto de quemaduras de cigarrillo. En su abdomen estaba tallada la frase "Soy una prostituta y estoy orgullosa de serlo".

Gertrude mostró a la policía cartas en donde Sylvia detallaba su conducta de prostituta. Mas tarde, la policía descubrió que Sylvia habia sido obligada por la fuerza a escribir tales cartas. Los oficiales y médicos expertos concluyeron que el de Likens fue el peor caso de abuso físico que habían investigado en la historia del Estado de Indiana.

La conducta llevada a cabo por Gertrude Baniszewski fue achacada a un trauma arrastrado desde la infancia. Su padre había fallecido cuando ella tenía 11 años, dejando a su madre con seis niños para criar. Cinco años más tarde, a los 16, Gertie dejó el colegio y se casó con John Baniszewski de 18 años. Gertie y John terminaron con el matrimonio tras 10 años. Ella se tomó el tiempo para casarse con Ed Gutherie, pero esta unión sólo duró tres meses. Gertie se dio cuenta de que había cometido un error. Luego cometió nuevamente otro. Se casó nuevamente con su primer marido, John, y tuvo dos hijos más ( ya tenía cuatro) antes de divorciarse de él por segunda vez en 1963.

En 1965, Gertie tenía 37 años y se veía como una persona de 50. Fumaba como una chimenea, sufría de asma, y tenía una batería de otros dolores. Su única entrada económica consistía en lo que podía extraer de los padres de sus hijos. Para llegar a fin de mes, generalmente, planchaba y los días pasaban monótonos y sin alicientes hasta la llegada de Sylvia, que se convertiría en un juguete macabro en la que la familia basaría el poder con el que nunca habían dominado sus propias vidas.

Gertude Baniszewski fue hallada culpable de asesinato en primer grado y sentenciada de por vida en la cárcel en la Prisión de Mujeres de Indiana. Obtuvo su libertad condicional el 4 de diciembre de 1985, tras pasar 20 años en prisión.

9 feb 2011

Dulce y Rosa Rodríguez Olvera


En abril de 2008 las gemelas Dulce y Rosa Rodríguez Olvera de 23 años de edad, fueron detenidas por ser quienes asfixiaron, descuartizaron y calcinaron a su cuñada Beatriz Sánchez López y el hijo de ésta de tres meses de edad. A decir de las homicidas oriundas de la comunidad El Coyuco, en el Estado de Hidalgo, aquí en México, acudieron a la oficina de una adivina esotérica, quien les aseguró que su cuñada las tenía embrujadas y era la responsable de la reciente muerte de su progenitora. Conforme a la declaración, las gemelas planearon con una semana de anticipación el homicidio y ninguna de las dos se arrepintió de las acciones, aunado a que detallaron que alrededor de las 11 horas de el lunes 30 de junio atacaron a la ahora occisa.

Para lograr su asesinato utilizaron una faja para ahorcar a la mujer y su hijo, además de una hacha y tijeras, para cortar por la mitad el cuerpo de la cintura hacia debajo de Beatriz Sánchez, el cual fue hallado en una bolsa, y el resto (parte superior) junto con el del infante en las brasas de un fogón.

Juventino Sánchez López, hermano y tío de los ahora occisos, expuso que al percatarse de la situación, alrededor de las 20:00 horas de ese día, dio parte a las autoridades, quienes al llegar al lugar encontraron los restos de los cuerpos calcinados.

El acto delictivo enojó a los habitantes de la zona quienes pretendían linchar a Dulce y Rosa Rodríguez, mismas que fueron trasladadas a las instalaciones de Seguridad Pública de la localidad, y en las primeras horas del martes, fueron conducidas al Ministerio Público con sede en Tulancingo donde rindieron su declaración preparatoria.