Mostrando entradas con la etiqueta Madres Asesinas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Madres Asesinas. Mostrar todas las entradas

19 ago 2018

Tanya Thaxton Reid

Tanya Thaxton Reid fue una mujer con conocimientos de enfermería, fue acusada de asfixiar a su hijo menor llamado Mathew en varias ocasiones, (el paro respiratorio es el engaño más común utilizado por estas madres).

Tanya es una mujer que denotaba soledad, tristeza y debilidad, y para llamar la atención y amor necesitó hacerle daño a su hijo. En su niñez hubo varias ocasiones donde ella afirmaba estar enferma para poder sentir el amor de sus padres.
Como todas las madres que sufren este síndrome Tanya se sentía como si estuviera en casa cuando ella estaba en un hospital, así fue con su hijo Mathew y con Morgan; cuando su hija Morgan murió tenía apenas 9 meses y como en otros casos se dijo que la niña tuvo una muerte súbita.

En niños como Morgan que han tenido repetidos paros respiratorios y que después de 6 meses hayan muerto es imposible que la causa sea muerte súbita. (Entre el 1-5% de casos de muerte súbita son atribuidos al síndrome de munchausen por poderes).
Cuando Tanya llamó a los paramédicos por otro paro respiratorio que tuvo su hijo menor Mathew, uno de ellos pudo observar que el niño había tenido que luchar por su vida, el menor se veía agotado, sin fuerzas y apenas emitía unos quejidos, pero Tanya se veía muy tranquila; el pequeño niño sufría paros respiratorios solo cuando él estaba con su madre y además nunca le pasó nada en la noche cuando Tanya estaba dormida y el padre estaba en casa.

Durante la investigación hubo una pieza importante para este caso, con el cual determinaron el posible momento donde Tanya pudo adquirir el Síndrome de Munchausen. Cuando ella tenía 17 años trabajaba cuidando niños y uno de ellos dejó de respirar, ella llamó a los paramédicos y ellos pudieron resucitar al niño, por lo cual Tanya recibió un importante premio determinado como “El buen vecino”; además esta noticia apareció en el periódico; por lo que se considera posible que a esta temprana edad ya haya adquirido el síndrome de munchausen por poderes.

El punto determinante fue cuando la enfermera Callie Sandquist vio a Tanya y a Mathew después de que hayan llegado al hospital, el niño ya había sido resucitado pero cuando lo atendieron la enfermera pudo observar que todos sus signos vitales estaban normales su temperatura, presión hasta su color y no presentaba ningún síntoma de convulsión, Collie se asombró de la actitud de Tanya ante esta situación ya que ella nunca se acerco a la cama del niño cuando él lloraba, además notó algo extraño en el rostro de Mathew; él tenía un pequeño hematoma cerca de su oreja, líneas que parecían rasguños; como los médicos ya habían atendido a Mathew en varias ocasiones por este problema, tenían sospechas y llamaron a las autoridades competentes.

Cuando tuvieron la orden de arresto la llevaron a la cárcel, su hija Kimberley (hija mayor) recuerda ese día, ella tenía 7 años cuando se enteró del problema de su madre; ella no entendía lo que estaba pasando y porque su madre no regresó a casa, a Kimberly la llevaron a casa de unos tíos al siguiente día.

Cuando a Mathew lo separaron de su madre el notablemente empezó a mejorar, Kimberly cuenta que cuando se mudaron a Misisipi con su padre su hermano ya no tuvo más problemas de salud, el niño ya no tenía más paros respiratorios, esto era porque su madre ya estaba cerca de él para ahogarlo.

En este como en otros casos Tanya estaba consciente del daño que le hacía a su hijo, ella fue juzgada y condenada por poner en riesgo la vida de un menor y por los daños a Mathew y tiempo después ella fue juzgada en Texas por la muerte de Morgan y la declararon culpable por lo que la condenaron a 40 años de prisión.

En el 2007 Tanya fue considerada para salir en libertad condicional con fecha de liberación en el año 2008.
En estos momentos ella se encuentra en libertad pero Tanya se niega a dar testimonio de esta escalofriante historia. Murió en 2017

Amanda Lewis




Que su madre fuera a la cárcel o no dependía del pequeño A.J, quien con su testimonio tenía la libertad de su madre en sus manos. El pequeño de 7 años fue testigo del trágico caso que dividió a su familia.
Después de seis meses de no ver a su madre, la volvió a ver en el juicio, en principio no la reconoció, después de esto soltó el llanto. Lo mismo le ocurrió a Amanda, quien entre llanto gritaba: "Le pedí a mi abogado que parara por favor, Por favor, deja esto".

"Estaba muy tranquila, muy tranquila", dijo Lewis. "Amé mi vida". Su hija, Lewis dijo, era una niña que buscaba mucho su atención. "Era una niña feliz, muy extrovertida, muy hiper ... Ella se parecía a mí, actuaba como yo, era testaruda como yo", dijo. "Ella era como mi sombra ambulante".

A.J. Era el niño más tranquilo y relajado. "Estaba tranquilo", dijo Lewis. "Podría sentarse en la esquina y jugar con su auto y estar contento y feliz".

En 2008, Lewis tuvo que dejar a sus hijos solos por las noches porque entró a trabajar como enfermera. Y para evitar accidentes mientras no estaba en casa les hizo una serie de recomendaciones de no acercarse a la piscina que se encontraba en el patio.

¨Les dije que no podíamos utilizar la piscina hoy, pero ellos querían salir unos minutos mientras yo dejaba todo listo para irme¨, declaró Amanda

En el patio había una piscina de 4 pies de profundidad, pero no podían entrar a ella sin la supervisión de un adulto o por medio de una escalera que estaba encerrada en el cobertizo.

De pronto A.J. Gritó "Mamá, Adriana está en la piscina, al principio pensé que quería decir que estaba junto a la piscina y le dije, 'OK, bueno, dile que entre'"

Minutos después Lewis salió a buscar a la pequeña y encontró al pequeño rastrillando el agua como si estuviera tratando de agarrarla... "Salí corriendo de la casa", dijo. "Cuando llegué a la piscina ... estaba boca abajo ... estaba muy morada, muy azul".

Lewis dijo que empezó a dar Adriana CPR y llamó al 911. La pequeña Adriana fue trasladada al hospital más cercano. La doctora que se encontraba en emergencias, Linda Fox, comentó que ella y otros médicos trataron de salvarle la vida a la niña, lograron recuperar su pulso pero este no le duró. La pequeña Adriana fue declarada muerta a las 5:05 p.m.

Hasta aquí todo parecía normal, apuntaba a un accidente en el hogar que tuvo un fatal desenlace.
Días después, el pequeño empezó a hacer unos extraños dibujos en los que aparecía su hermana dentro de la piscina y su madre, ahogándola.

Al principio las autoridades pensaron que la muerte de Adriana fue accidente, pero algo no andaba bien, la niña media 1.20 m y la piscina solamente tenía 80 centímetros de profundidad.

Fue el pequeño A.J. Quien dio declaraciones desgarradoras ante el juez, al decir que su hermana no se ahogó por accidente, y que fue su propia madre quien en un arranque de locura la sumergió en la piscina.
Además, algunos testigos dijeron que la pequeña tenía terror al agua. Aún más perjudicial fue el testimonio de los compañeros de Lewis, quienes dijeron que tres mese antes del ahogamiento, Lewis dijo que quería matar a Adriana después que la niña rayó su coche nuevo con un marcador permanente y esto la molestó demasiado.

Sin embargo, a esto Lewis se defendió diciendo: "Es un comentario que todo el mundo usa, pero nunca en mi mente, nunca, lo haría a cualquiera de mis hijos", dijo.

Otra de las pruebas perjudiciales para Lewis fueron los moretones inexplicados encontrados en la frente de Adriana.

Con dos horas fueron suficientes para que los jurados declararan a Lewis culpable de asesinato, mandándola a prisión de por vida.

30 ene 2018

Megan Huntsman





21 abril 2015

Megan Huntsman deberá pasar al menos 20 años tras las rejas antes de poder solicitar libertad condicional. Pero es probable que pase el resto de sus días tras las rejas.
Una mujer de Utah, Estados Unidos, fue codenada a al menos 20 años de cárcel por haber matado a seis de sus hijos recién nacidos dos minutos después de cada parto.

Megan Huntsman, de 40 años, recibió seis sentencias de entre cinco años y cadena perpetua por cada uno de los crímenes.

Por órden del juez Darol McDade tres de dichas condenas serán consecutivas y las otras tres concurrentes, reportó la televisora local KLS.

Eso significa que la mujer deberá pasar al menos 20 años tras las rejas antes de solicitar libertad condicional.

Pero los fiscales adelantaron que es probable que tenga que pasar el resto de su vida en la cárcel.

Cajas en el garaje
Huntsman fue arrestada el año pasado, después de que se encontraran los cuerpos de sus bebés en cajas de cartón en la que había sido su casa.

Huntsman era consumidora habitual de metanfetamina y declaró que no quería a los bebés.
En febrero de este año se declaró culpable de seis asesinatos.

La policía informó que los bebés nacieron entre 1996 y 2006.

Los pequeños fueron asfixiados o estrangulados por su madre inmediatamente después de nacer.

Según las autoridades, Huntsman puso los cuerpos en bolsas plásticas y los guardó después en unas cajas de cartón en el garaje de su casa de Pleasant Grove, a 75 kilómetros al sur de Salt Lake City.

Cuando se mudó dejó las cajas en el garaje. Hasta que fueron encontradas por su exmarido, Darren West, en abril del año pasado.

También hallaron en el lugar un séptimo bebé, al parecer nonato.

Según informaciones policiales, la mujer era consumidora habitual de metanfetamina y "no quería los bebés".

Más adelante, ante el tribunal declaró que quería asumir la responsabilidad por las muertes.

Funcionarios informaron que West era el padre de los bebés fallecidos, pero que no era sospechoso en el caso. Él y Huntsman tienen otros tres hijos en común.

En abril 2014 el hombre acababa de ser puesto en libertad después de pasar ocho años en prisión por delitos de drogas y había acudido a la casa a recuperar algunas de sus pertenencias cuando hizo el macabro hallazgo.

25 mar 2016

Sabine Hilschenz

Condenan a 15 años a la mujer alemana que mató a nueve de sus trece hijos
Diariovasco.com

2 de junio de 2006

Ocultaba los embarazos, daba a luz en secreto y los bebés fallecían poco después de nacer por congelación.
La Audiencia Provincial de Fráncfort del Oder (este de Alemania ) condenó ayer a 15 años de cárcel por homicidio a Sabine Hilschenz, una alemana de 40 años acusada de haber asesinado a nueve de sus trece hijos recién nacidos y ocultado sus cadáveres durante años. El caso de Sabine H. ha conmocionado a la opinión pública alemana, que sigue preguntándose por los motivos de la infanticida que mató a sus nueve bebés poco después de dar a luz sin que ni sus familiares ni sus vecinos se percataran de ello.

El juez consideró probada la culpabilidad de Sabine Hilschenz en ocho de los casos. La infanticida no fue juzgada por uno de los casos por haber prescrito antes de que empezara el juicio. Durante el juicio quedó claro que los niños nacieron vivos, aunque no se pudo demostrar fehacientemente que la madre había provocado activamente su muerte.

El juez aseguró que Sabine H. no actuó conforme a su deber de madre, pues no evitó la muerte de los bebés, que fallecieron por congelación. Para argumentar su sentencia, la justicia se basa en las confesiones que hizo Sabine Hilschenz tras ser detenida, ya que durante la vista la condenada se negó a declarar.

Teniendo en cuenta la gravedad de los hechos, la fiscalía había pedido cadena perpetua por ocho asesinatos, mientras que la defensa había solicitado tres años y medio de cárcel por homicidio. Finalmente, el juez decidió condenar a la acusada a 15 años de cárcel por homicidio y no por asesinato como reclamaba la fiscalía.

Por su parte, la defensa no se mostró conforme con el veredicto y a recurrirá la sentencia.

Enterró a los bebés

La fiscal sostuvo que Sabine Hilschenz decidió ya matar a los nueve bebés cuando estaba embarazada. Para ello seguía el mismo esquema: la infanticida se emborrachaba cuando empezaban los dolores del parto, daba a luz en secreto, envolvía a los recién nacidos en toallas y cuando estaba segura de que estaban muertos, los metía en bolsas de plástico y los enterraba en el balcón en maceteros, donde cultivaba tomates y hierbas. En uno de los casos, la acusada congeló durante un año el cadáver de un recién nacido y luego lo enterró.
Los análisis genéticos de los restos de las siete niñas y dos niños, descubiertos en julio de 2005 en la localidad de Brieskov-Finkenheerdel (este alemán), han determinado que eran hijos de la acusada y de su ex marido, Oliver H. Los forenses calculan que los nacimientos de los pequeños ocurrieron entre 1992 y 1998.
El ex marido, de 40 años, y los hijos mayores de la pareja afirman que nunca supieron de la existencia de aquellos embarazos.

El macabro caso, que permaneció oculto durante trece años, después del nacimiento y la muerte del primero de los bebés, salió a la luz tras recibir la Policía la llamada de un testigo que sostenía haber encontrado, mientras limpiaba un garaje, algo que podía ser huesos de un niño. La Policía halló esqueletos de bebés en el interior de un acuario y en macetas de flores, que durante mucho tiempo estuvieron en el balcón de la casa de Sabine Hilschenz.

Según el cuadro psicológico establecido por expertos, la acusada tiene un elevado coeficiente de inteligencia y creció muy mimada y protegida en el seno de una gran familia en el campo, junto con hermanos mayores, primos y otros familiares.


El caso de Sabine Hilschenz destaca, junto al de Armin Meiwes, el llamado caníbal de Rotemburgo, entre los más escabrosos de la historia criminal de Alemania. Sin embargo, existen antecedentes en otros países. En junio de 2005, una austríaca de 32 años confesó haber asesinado a cuatro bebés y haberlos congelado o enterrado en cemento y en junio de 1999, una estadounidense de 70 años admitió haber asesinado a ocho de sus diez hijos, entre 1949 y 1968.

Brittany Pilkington



20 de agosto, 2015.- A lo largo de poco más de un año, un macabro drama se desató casi inadvertido en un hogar de Ohio hasta que, consumada una triple tragedia, las autoridades finalmente comprendieron la magnitud del caso, cuando ya era demasiado tarde. 

Entre el verano pasado y la actualidad, tres hijos de Brittany Pilkington, una mujer de 23 años residente en Bellefontaine, Ohio, murieron uno tras otro, pese a que en algún momento las autoridades consideraron, aunque al final no creyeron justificado, quitarle la custodia de los menores a la familia. 

Pero no fue sino hasta que el tercero de los pequeños murió, y la madre hizo a las autoridades la estremecedora revelación de que ella misma los había matado, que se reveló todo el horror que existía en esa casa. 

Hace unos días, Pilkington hizo una llamada de emergencia para pedir ayuda: Noah, su bebé de 3 meses no respiraba, según relató la televisora CBS. Los paramédicos que llegaron a la escena no pudieron salvar al bebé, que falleció. Parecía que esa casa estaba marcada por la desgracia: en abril pasado otro hijo de Pilkington, Gavin, de 4 años, había muerto y en julio de 2014 otro hijo de la mujer, el bebé Niall, de 3 meses, falleció también.

Esa situación no había pasado del todo desapercibida para las autoridades pues, de acuerdo a la cadena CNN, apenas seis días antes de la muerte del pequeño Noah una corte no había hallado razón para que el bebé, y su hermana mayor, Hailey, de tres años, no permanecieran con sus padres. En su momento se aceptó que la muerte de Gavin y Niall se debieron a causas naturales. Fue un espantoso error.

Tras la muerte de Noah, las autoridades volvieron a cuestionar a Pilkington sobre lo que había sucedido y entonces la mujer confesó: dijo que ella misma había matado a Noah, a Gavin y a Niall con sus propias manos. De acuerdo a la fiscalía, Pilkington reveló que puso una manta sobre las caras de los niños y los sujetó para que no pudieran librarse hasta que murieron asfixiados. Con todo, pese a esas afirmaciones, la causa de las primeras dos muertes no estaría aún clara, y es necesario esperar a que las autopsias den más información.

¿Por qué una madre asesinó así, uno tras otro, a sus hijos y cómo fue posible que la tragedia no fuera evitada, ni siquiera realmente conocida, hasta que la propia madre confesó sus crímenes?


La respuesta es complicada y las autoridades al parecer no tienen demasiadas explicaciones. En principio, indicó CNN, pese a que una corte había analizado el caso de custodia de los menores, al final no se consideró justificado quitarle a Pilkington a sus dos hijos que aún le quedaban vivos. Las autoridades dijeron a la prensa que, aunque había sospechas de que algo raro estaba pasando, no había evidencia alguna que probara responsabilidad de Pilkington en la muerte de Gavin y Niall y “nadie podría haber predicho el comportamiento de esta madre”.

24 mar 2016

Martha Teresita Chávez Huitrón. "La Hiena de Morelia"




¿Y qué, que este deprimida? diría una de mis idolas la Dra en psiquiatría y perfiladora del FBI Candice DeLong, sabe la diferencia entre el bien y el mal.. con eso basta.

Morelia, Michoacán 18 de Marzo.- Martha tiene 35 años, de profesión maestra, sufría de insomnio y tenía varios días sin dormir. En esas condiciones de desasosiego físico, la tarde de este 21 de marzo se convirtió en presunta asesina de sus tres hijas de 7, 5 y 3 años de edad, en su domicilio. la docente que trabajaba frente a grupo de estudiantes se encontraba sola con sus tres pequeñas hijas jugando en el interior de una de las habitaciones. A esa hora su esposo laboraba en Ferrocarriles donde es empleado.

De manera súbita y sorprendente planeó asesinar a sus hijas. Salió de la recámara y buscó un martillo; al tenerlo entre sus manos volvió a la habitación donde estaban sus tres hijas, las observó jugando.

Ellas nunca pensaron que sería sus últimos minutos de vida. Sin algún sentimiento maternal reflejado en su rostro, Martha Teresita comenzó a atacar a sus tres niñas y las golpeó en la cabeza hasta dejarlas inconscientes.

La mujer, fuera de sí, no se conformó con sólo golpear a las niñas. Tomó una bufanda y sujetó el cuello de las niñas, una por una, para asfixiarlas y asegurarse que no quedaran con vida. Tras cometer el crimen, la mujer salió de la habitación y tomó el teléfono, se comunicó con sus hermanos y les dijo fríamente que acababa de matar a sus hijas.

Alarmados, los consanguíneos de la mujer acudieron al domicilio y buscaron a las niñas en sus recámaras. Su sorpresa fue mayor al descubrir los cuerpos sin vida de sus sobrinas.

Indignados y totalmente incrédulos por lo que había hecho su hermana, la presunta asesina a sangre fría de sus propias hijas, trasladaron a la mujer a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado, donde la entregaron al personal Ministerial e informaron que la mujer acaba de matar a sus tres hijas en el interior de su propio domicilio.  Confesó que dio muerte a sus hijas de 3, 5 y 7 años de edad, para evitar que sufrieran cuando crecieran.



"Ella refiere que ya tenía en mente privarlas de la vida. La justificación fue que no quería que cuando fueran grandes sufrieran y el día de ayer tomó la decisión después de encontrarse sola en su domicilio", informó esta tarde el Procurador de Justicia en el Estado, Martín Godoy.

29 feb 2016

María del Rosario Arrieta Peláez



Mexico, DF, 17 de Feb de 2010.- María del Rosario Arrieta Pelaéz, de 39 años, presunta responsable de haber privado la vida a sus dos hijas gemelas ahogándolas en un tambo...

No fue por locura, tampoco por motivos económicos ni laborales la razón por la que María del Rosario mató a sangre fría a sus dos hijas gemelas de 12 años, acción que la hará pasar 120 años en la cárcel. Fue por venganza.

Quería inflingirle el mayor dolor posible a su ex esposo quien después de 22 años de matrimonio, la dejó por su carácter violento y agresivo, ya que durante las peleas que tuvieron, ella le rompió una guitarra al estrellarla contra su cuerpo.

Fue por venganza hacia su hija de 20 años porque el pasado jueves la encontró en su casa con otro hombre y le reclamó ya que por su culpa su padre se había ido.

Además, le informó que al parecer estaba embarazada, la noticia de que sería abuela y de que le cuestionara su situación sentimental con otra persona, la orilló a sostener una fuerte discusión con la joven, momentos antes de que la corriera de su casa.

Daniela Castro Arrieta salió de su domicilio ubicado en el Bloque A, edificio 12, departamento 201, colonia Fuentes Brotantes, en Tlalpan, con una pequeña maleta para irse a vivir con su padre, Abraham Castro Garduño, quien se separó desde hace cinco años de su ex esposa.

Las emociones se agolparon en el pecho de María del Rosario Arrieta Peláez, quien creció en el seno de una familia disfuncional, donde hubo violencia intrafamiliar, estudió sólo la secundaria y una carrera corta de corte y confección, pero ella decía que trabajaba como modista.

Una mujer con una escasa preparación pero con una inteligencia superior, según revelaron los estudios y análisis que personal pericial de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) le realizaron.

Al ver que su hija mayor la abandonaba, corrió al cuarto de la joven y en un arranque de furia, rompió sus fotografías y su ropa. La odiaba por cuestionarla, la odiaba irse, la odiaba por hacerla abuela y la odiaba porque se fue con su padre.

Así lo manifestó en una hoja de papel donde escribió con pluma por una cara “Te odio Daniela, te odio Abraham, te odio Anani (su suegra). Haber si dios te abre las puertas y te salva el alma”.

Por la otra “yo autorizo Ma. Del Rosario Arrieta que no sea, quedarme con algún bien patrimonial del sr. Abraham Castro G. Autorizo demanda de divorcio a como él le plasca a conveniencia para beneficio de mi esposo, le concedo la custodia y guardia, de su hija Daniela”.

Después de destrozar las cosas e su hija, quedo en aparente paz, hasta el lunes, día en que asesinó a sus hijas. La noche del domingo, jugó con sus gemelas “a la comidita” y después las acostó y arropó.

El pasado lunes 15, en la tarde, la delgada mujer, de tez blanca, cabello negro y de aproximadamente 55 kilos de peso ingirió medicamentos para la epilepsia, según dijo, acompañadas por algunas cervezas y otras bebidas alcohólicas.

Mientras observaba a sus hijas, la mujer las llamó para guiarlas al baño, donde había un tambo con 50 litros de agua, María del Rosario decidió la venganza perfecta, matar a sus hijas.

Las pequeñas la siguieron, con la confianza ciega que se le tiene a una madre, sin saber el cruel fin que les esperaba.

Aún no se sabe a ciencia cierta de qué forma las sometió para meterlas al agua y ahogarlas, pero cuando se percató que las gemelas estaban muertas, las sacó del bote y las llevó a sus camas.

Después de taparlas con las cobijas, ella se retiró a descansar.

Al día siguiente se percató de lo que había hecho, le llamó a su ex esposo a quien le dijo “la vas a aguantar (la noticia)...(te dije que) te ibas a arrepentir por quedarte con tu hija mayor”.

Asustado, ya que sabía el carácter violento que María del Rosario tenía, Abraham cuestionó a su ex mujer sobre lo sucedido y ella terminó por decirle que sus hijas estaban muertas y que ella quizá tuvo que ver con eso.

Después de colgar, fue a la cocina, tomó un cuchillo y se hizo una cortadura en el cuello, en las muñecas y en las piernas.

Castro Garduño llamó de inmediato a la policía quienes encontraron los cuerpos de las gemelas acostados en sus camas y con espuma en boca y nariz.

La necropsia reveló que la causa de muerte fue asfixia por sumersión.

La mujer fue trasladada, primero al Hospital de Xoco y después a Balbuena.

“YO NO HICE NADA MALO”: HOMICIDA

Este miércoles en la tarde, el fiscal desconcentrado en Tlalpan, Hiram Almeida Estrada, anunció la consignación de María del Rosario, de 39 años de edad, al penal de Santa Martha Acatitla, por el delito de homicidio calificado diversos dos.

Después de exponer los hechos, el funcionario presentó a los medios de comunicación a la homicida, quien con las manos esposadas al frente de su cuerpo, mostró disgusto por la presencia de los reporteros, fotógrafos y camarógrafos, y fingió un estado de debilidad, como si estuviera bajo la influencia de calmantes”.

-¿Por qué mató a sus hijas? Fue la primera pregunta a la homicida, a lo que contestó: “¿Eres periodista? No te voy a decir nada, sólo hablaré con el Ministerio Público y con mi abogado, con ustedes no”.

-Es su oportunidad de decir su versión, se le replicó, “¿Me vas a solucionar algo? No me vas a solucionar tu nada”.

¿Por qué se desquitó con sus hijas?, se le insistió, “yo no he hecho nada malo, no maté a mis hijas”.

-¿Se murieron solas?, se le espetó, “¿se murieron solas? ¿Es que es bobo? Dejen de estar preguntando que no voy a decir nada”, respondió fingiendo la voz entrecortada y con llanto.

En fracciones de segundos, la aparente fragilidad de la mujer, que entró acompañada de dos agentes de investigación, ataviada con un pants negro con franjas blancas, una sudadera amarilla y una gabardina blanca de doble botonadura, sujeta con un cinturón, desapareció y se tornó agresiva:

“No voy a decir nada y se me van de aquí todos. Sólo hablaré con el MP y con las autoridades correspondientes, los demás se van”.

-¿Está loca?, se le reviró, “¿Estoy loca? ¿En qué papel dice que estoy loca? ¿Loca porque no te contesto?”.

De inmediato las agentes se la llevaron para subirla a una patrulla, donde se le volvió a preguntar la razón por la que mató a sus niñas.

Después de mucho insistir contestó: “¡Vete al pinche huevo, pinche circo, vete a la chingada!”.

En caso de que el juez de la causa encuentre culpable a la mujer, podría alcanzar hasta 120 años de prisión, 60 por cada homicidio, con el agravante de que eran menores de edad.

10 mar 2015

Adolfina Colmán



*Texto tomado de varios websites

Agosto, 2011, Luque,  Paraguay

María Del Carmen Aguilera, de la Consejería Municipal por los Derechos del Niño y Adolescente (Codeni), comentó que desde hace un año y medio se tiene información sobre la violencia en el lugar donde este viernes fueron degolladas dos niñas de cinco y nueve años de edad.

“Esta (denuncia de) violencia hace más de un año y medio llegó a la Codeni anterior”, manifestó a la 780 AM la mujer al aclarar que la denuncia no se presentó durante su gestión.

Señaló que la abuela paterna pidió hacerse cargo de las menores debido a las condiciones mentales de la mujer, pero la solicitud fue rechazada.

Generalmente, ante situaciones de esta naturaleza se otorga la tutela temporal a los familiares inmediatos de los afectados, pero esa vez no se procedió de la manera habitual, afirmó.

Aguilera confirmó además que la Fiscalía no intervino en el caso.

Adolfina Colmán reconoció haber matado a sus hijas Rocío Zarate Colmán, de nueve años de edad, y Cecilia Zárate Colmán, de cinco.

Ambas víctimas fueron encontradas con heridas cortantes de hasta 10 centímetros de profundidad.

La autora confesa del hecho argumentó que sus hijas ya no sufrirán.

Adolfina Colmán, la mujer que asesinó a sus dos hijas, aseveró que a veces es violenta y que mató a las menores porque pensó que estaban envenenadas, según informó la periodista de ABC TV Lorena Aponte.

La filicida se encuentra en la Jefatura de Policía de Central, donde manifestó a los periodistas que hizo la denuncia sobre el hecho porque no quería verles sufrir y que en algunas oportunidades es violenta.

Manifestó, de manera dispersa, que siempre tuvo problemas con su pareja, a quien identificó como Teófilo Ramón Jara. Además, dijo que no le falta plata pero sí tranquilidad y, al ser consultada sobre el homicidio, dijo: “Fue un impulso mío, porque pensé que estaban envenenadas”.

La mujer llegó a la comisaría de Laurelty, donde denunció que mató a sus hijas Rocío Zarate Colmán, de 8 años, quien este sábado cumpliría 9, y Cecilia Zárate Colmán, de 5 años.

Según sus familiares, Adolfina Colmán cayó en una profunda depresión tras el alejamiento hace más de un año de su concubino Teófilo Ramón Zárate (41), quien se marchó a Argentina con los dos hijos mayores de la pareja.

A raíz de los problemas emocionales que le fueron detectados, la mujer frecuentemente adoptaba conductas violentas con sus hijas menores.

Los familiares de su pareja la denunciaron ante la Codeni de Luque, pero el caso fue derivado a la Defensoría de la Niñez, donde quedó "cajoneado".

Adolfina Colmán fue imputada por homicidio doloso con agravante.


Se expone a una pena de hasta 30 años de encierro, según explicaron las fuentes.








13 sept 2014

Rocío Hernández Rivera

25/Marzo/2009

Rocío Hernández, de 25 años, se inmoló junto con sus dos hijos de 5 y 11 años de edad, informó la delegada en la región sureste de la Fiscalía General (antes Procuraduría General de Justicia del Estado PGJE), Guadalupe Toca Zavala.

La pequeña Fátima Elizabeth Alonso Hernández, quien presentaba quemaduras de segundo y tercer grado en el 90% de su cuerpo, falleció a las 18:20 horas en el Hospital Civil de Monterrey.

Mi mamá nos echó gasolina y nos prendió fuego", fue lo único que alcanzó a decir a los paramédicos de la Cruz Roja el niño Saúl Alexander, de 11 años, quien es atendido en el mismo nosocomio, donde los médicos hacen esfuerzos para salvarlo.
Mientras tanto, la señora, internada en el Hospital Universitario en calidad de detenida, fue trasladada a las 20:00 horas en una ambulancia helicóptero a Monterrey. Al parecer ella padece de los nervios.

La tragedia ocurrió la madrugada de este martes, en una casa marcada con el número 410 oriente de la calle Melchor Múzquiz en pleno centro de la ciudad.

Vecinos del lugar reportaron al teléfono de emergencias policíacas "066" que había un incendio y, cuando llegaron los bomberos y la Policía, encontraron a la mujer y sus hijos que estaban casi completamente carbonizados y los trasladaron para su atención médica.

Toca Zavala dijo que por las primeras pesquisas se sabe que la mujer trabajaba en un bar por la tarde y en la noche en un antro.

Se conoció también que estaba separada del papá de sus niños.

Agentes de la Policía Ministerial investigan las causas que orillaron a Rocío Hernández a atentar contra la su vida y la de sus hijos.

Las indagaciones revelan que discutió con su pareja, dueño de un antro, y muy enojada subió a un taxi y le pidió al chofer la llevara a una farmacia a buscar veneno para ratas.


Pero como no encontró raticida, fue a una gasolinera y compró 30 pesos de combustible que llevó en dos garrafones a su casa y utilizó para matarse junto con sus pequeños.

10 sept 2014

Claudia Saavedra Sangama


Padre Abad, Aguaytia , Ucayali, Perú 3 de Julio 2013

Asesinó de cinco machetazos a su pequeña hija de tres meses de nacida debido a que sufriría de problemas psicológicos que no son tratados adecuadamente; mientras que su familia presume que la mujer está poseída por el demonio .

El crimen se registró el último viernes , en el caserío Mapuya , provincia de Padre Abad (Ucayali); cuando Claudia Saavedra se había quedado sola en casa con su menor hija, momento que aprovechó para cometer este horrendo asesinato.

Según narró el padre de la menor, Wilson Cántaro Morales (25), él llegó a su domicilio tras haber estado realizando labores agrícolas y encontró a su esposa hablando incoherencias junto a su hijo, en medio de un charco de sangre.

El desconcertado padre cogió entre sus brazos al menor, pensado que aún se hallaba con vida, y lo llevó hasta el centro de salud más cercano, donde certificaron su muerte . Posteriormente, Wilson Cántaro se acercó hasta la comisaría sectorial del distrito de Aguaytía para denunciar el hecho.

Personal policial detuvo a Claudia Saavedra, quien se encuentra en el calabozo de dicha dependencia policial, donde muestra problemas psicológicos y es cuidada por su madre, Corina Sangama, quien cree que su hija ha sido poseída.


Los efectivos policiales se encuentran esperando que el representante del Ministerio Público se haga cargo del caso y soliciten el internamiento de la joven madre a un centro penitenciario o a un centro de tratamiento de salud mental.

14 mar 2014

Hermelinda Hernández Solano




Hermelinda Hernández Solano nació en Jilotepec, Veracruz (México), en 1978, hija de Tomás Hernández García. Tuvo un hermano llamado Willebaldo. Años después, Hermelinda afirmaría que su padre la maltrató durante su infancia, aunque este y su hermano negaron esa versión. A los diecisiete años, se fue a vivir con Rubén García, con quien tuvo dos hijas: Sandra y Yamilet. A los veintidós años abandonó a su familia; se marchó de su hogar para, según diría tiempo después, “poder rehacer su vida”, sin importarle su esposo ni sus dos pequeñas hijas. Se dirigió entonces a la ciudad de Xalapa, donde conoció a otro hombre y se fue a vivir con él. Su nuevo amante respondía al nombre de Abraham Durán Cruz, de treinta y tres años de edad, de ocupación aluminero, con domicilio en la colonia Los Prados.

Un día de 2008 regresó a Jilopetec con la intención de ver a sus hijas, pero no las encontró. Tampoco a su ex esposo. No regresó más. Para entonces ya tenía otra hija: Yazmín Durán Hernández, quien la acompañó en ese viaje. Hermelinda la maltrataba constantemente. Un tiempo vivió con José Luis Sangabriel, un hombre que defendía a la pequeña de las crueldades de su madre. Esto fue la causa de la separación de ambos.

En el interior de la vivienda ubicada en la calle Plaza del Sol nº 5, en la Colonia Plan de Ayala, construida con láminas y pedazos de madera y cartón, había ropa mojada y sucia, botellas de refresco vacías, trastes con comida podrida, basura y heces de perro. La niña ni siquiera recibía alimento suficiente; los vecinos tenían que regalarle comida, pues Hermelinda no se preocupaba por ello.

Hermelinda se convirtió en empleada de un bar localizado sobre el bulevar Xalapa-Banderilla. Pero el dinero no alcanzaba. Desquitaba entonces su rencor y su frustración con su hija. La golpeaba con una vara de ortiga para causarle reacciones alérgicas; también usaba un palo o un cable eléctrico para azotarla. La bañaba con agua helada por la mañana antes de sacarla a la intemperie, totalmente desnuda y restregaba sus genitales con un cepillo de dientes hasta hacérselos sangrar. Su castigo favorito era desnudarla por completo, subirla a un cerro cercano y sentarla encima de un hormiguero. La dejaba allí un minuto y medio, para que las hormigas la mordieran. Después la quitaba, la llevaba a su casa y le daba una golpiza. La niña profería alaridos de dolor todo el tiempo y vivía en un estado de constante horror. Los vecinos siempre escuchaban su llanto, pero nunca denunciaron nada. A veces Hermelinda la amordazaba porque le molestaban sus gritos.
  
El 17 de septiembre de 2009, llegó a las 06:00 horas a su casa. Estaba harta y quería marcharse. Su hija Yazmín estaba durmiendo; se dio cuenta de que se había orinado en la cama, lo cual le dio el pretexto ideal. Comenzó a gritarle a la niña y le dio varios golpes. La sacó de la cama y, aún adormilada, la desnudó por completo. La sacó de la casa a la calle, para que la niña sufriera con el frío matutino. Luego, Hermelinda se fue a dormir. A las 09:00 horas, Maricela Andrade Casilda, la mujer que le daba alojamiento, fue a ver a Hermelinda para decirle que bañara a su hija y la abrigara porque le haría daño tanto frío. Molesta porque la habían despertado, Hermelinda montó en cólera y decidió ejecutar el plan que había meditado durante varios días.

Tomó a su hija, de apenas tres años de edad, y se la llevó hasta un cerro cercano. Incluso tenía un cable amarrado a un árbol para subir con mayor agilidad. "¡Apúrate o te jalo de las greñas!", le gritó. Cuando estaban a punto de llegar arriba le dijo: "¡Camina, que sólo es un castigo!". La niña, al saber lo que le esperaba, le prometió que ya no se iba a orinar en la cama, pero no valió de nada. Además, Hermelinda ya estaba decidida: iba a matar a su hija.

La niña aún iba desnuda. Hermelinda buscó entonces el hormiguero más grande que encontró. Luego le ordenó a la niña que se acostara encima. Ella no tuvo más remedio que obedecer. De inmediato, las hormigas comenzaron a invadir el cuerpo de la pequeña. Las mordidas no se hicieron esperar; la niña comenzó a llorar y a quejarse, pero Hermelinda regresó a su casa sin hacerle caso. Después declararía que había dejado a la niña solamente un minuto y medio, pero en realidad la dejó allí dos horas.

A las 11:00 de la mañana, Maricela Andrade y su esposo escucharon los gritos de dolor de Yazmín, que llamaba a su madre. "¡Quítame, quítame! ¡Mamá, no me mates...!", fue lo último que gritó la niña. Fueron a buscarla y subieron al cerro junto con ella. Hermelinda tomó el cuerpo de la niña, pero ya no reaccionaba. La llevó a su casa y le untó alcohol. La niña comenzó a arrojar espuma por la boca y se convulsionó; luego se quedó quieta; había tenido un shock anafiláctico. Estaba muerta. Maricela Andrade solicitó el apoyo de una ambulancia para que auxiliaran a la pequeña, pero no pudieron hacer nada.

Los paramédicos notaron que la niña era víctima de maltrato y su muerte era derivada de ello, ante tal situación dieron aviso al personal de la Agencia Cuarta del Ministerio Público y a la policía. De inmediato Hermelinda quedó detenida para ser interrogada en la Fiscalía Cuarta, mientras elementos de la Agencia Veracruzana de Investigaciones (AVI) indagaban con los vecinos sobre los antecedentes de maltrato a la niña.

Hermelinda primero argumentó a los paramédicos que su hija “había ido a hacer sus necesidades fisiológicas”, pero el baño quedaba abajo y no en el cerro de donde fue bajada. Tras ser duramente interrogada, terminó por confesar con frialdad que la sentaba en el hormiguero para reprenderla y era la cuarta ocasión en que lo hacía.

“No entendemos por qué lo hizo, si hubiéramos sabido lo que le hacía a la niña se la quitamos”, declararía el hermano de Hermelinda. “No sabíamos que tenía otra hija hasta que la llevó cuando la niña empezaba a caminar, después nunca volvió y ayer nos enteramos por el periódico que unos vecinos llevaron hasta la casa, pues reconocieron a Hermelinda“.

La controvertida conductora peruana de televisión Laura Bozo, productora del programa Laura en América, viajó al estado de Veracruz y declaró que utilizaría el caso de Hermlinda en una de sus transmisiones. “¡Me gustaría agarrarla de verdad! (…) Me encolerizan estas cosas y no las tolero. ¡Eso te provoca agarrarla y sentar en el hormiguero a esa bruja!”, afirmó.

Al salir a la rejilla de prácticas del Juzgado Primero de Primera Instancia con sede en Pacho Viejo, Hermlinda declaró que estaba tranquila y no se sentía culpable por el homicidio de su hija: “No quería matarla, sino castigarla. Se orinó en su ropa, la subí hasta donde estaba el hormiguero y luego la senté por minuto y medio (…) Ya lo había hecho en otras ocasiones. Siento que soy inocente porque la quise salvar. Pero no me lo permitieron”.

Posteriormente, Hermelinda cambió su declaración y afirmó que su intención era matar a su hija para posteriormente enterrarla y huir de Xalapa, con el objetivo de iniciar una nueva vida. Por eso la dejó tanto tiempo en el hormiguero, para que todo pareciera un accidente. A pesar de que su hija le suplicaba que la quitara, no le hizo caso: su objetivo era matarla.

Sometida a un examen psiquiátrico, el resultado indicó que se encontraba sana de sus facultades mentales en el momento del asesinato. El crimen que cometió en agravio de su hija presentaba todas las agravantes.


El juez primero de Primera Instancia, Ariel César Robinson Manzanilla, declaró ante la prensa que Hermelinda Hernández podría ser sentenciada hasta a setenta años de cárcel, por el delito de homicidio calificado. Tras meses de proceso, “La Asesina del Hormiguero” fue sentenciada a cincuenta años de prisión en mayo de 2010.

Elvira Luz Cruz



Elvira Luz Cruz nació en Milpillas, Michoacán (México) en 1954. Fue maltratada en su infancia por sus padres. La pobreza extrema en la cual vivió le impidieron incluso terminar sus estudios de educación primaria. Siendo adolescente, se fue a la Ciudad de México con su familia. Elvira tuvo un hijo con un sujeto llamado Marcial Caballero, quien la abandonó en cuanto ella quedó embarazada. "A partir de ese momento empecé a trabajar como sirvienta, hasta que se cruzó en mi camino Nicolás, que prestaba sus servicios en una obra como albañil", declararía. Años después, se fue a vivir con Nicolás Soto Cruz y juntos invadieron un lote baldío, terreno ajeno, donde construyeron una casa con tablas y láminas de asbesto.

Él soñaba con convertirse en cantante y pasaba el tiempo tocando la guitarra y componiendo canciones.
Nicolás también ejercía la violencia en su contra. Inclusive la golpeaba estando embarazada y en una ocasión trató de estrangularla con un cordón de cortina. Elvira trabajaba mientras estaba embarazada, lo cual motivaba que su esposo dudara sobre la paternidad de los niños. El hijo mayor, Eduardo, permaneció en casa de su abuela materna durante años, para impedir que Elvira intentara irse, ya que era muy útil para realizar las labores domésticas, tanto en su casa como en la de su suegra. Ella o su hijo cobraban el salario que Elvira obtenía. Finalmente, ella perdió el trabajo. 

Su esposo era alcohólico, y cada noche llegaba a golpear a Elvira; luego abusaba sexualmente de ella y, en ocasiones, también maltrataba a sus hijos. Nicolás procreó un hijo con otra mujer; esto enfureció a Elvira. Discutió con Nicolás, quien se puso violento. Durante una semana, Elvira y su esposo pelearon diariamente. La noche del domingo y el lunes por la mañana estuvieron a punto de llegar a los golpes y Elvira amenazó a su esposo con irse de su casa con sus hijos. Al final, él optó por marcharse y le dijo que iba a dejarla. Pero antes de irse a su trabajo, Nicolás pasó a casa de su madre para informarle lo que pensaba hacer. Le pidió que vigilara a su mujer y se marchó.

La desesperación hizo presa de Elvira, quien se sintió abandonada e impotente, con sus hijos a cuestas, sin trabajo ni dinero, y sin saber qué hacer a continuación. Los hechos ocurrieron a las 10:00 horas en la casa ubicada en la calle de Jacarandas, manzana 13, lote 11, colonia Bosques del Pedregal, en el Ajusco. Primero ahorcó a Israel con un calcetín color azul marino; sorprendió al niño por la espalda. A Eduardo lo ahorcó con un trozo de tela; y a Marbella con un fajero para bebé. Al terminar de matar a los tres, se dirigió hasta donde se encontraba la más pequeña: María de Jesús. Con sus manos le tapó la boca y la nariz hasta asfixiarla. Después intentó suicidarse, ahorcándose con un mecate, usando el cadáver de María de Jesús como peso adicional.

Pero en ese momento llegó su suegra, quien evitó que lograra su objetivo. Elvira estaba inconsciente. La policía llegó un rato después, alertada por los vecinos. Encontraron los cadáveres y a la llorosa mujer. Luego de que elementos de la Dirección de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia la detuvieron y presentaron ante Gustavo Salas, el agente del Ministerio Público de Tlalpan, Elvira Luz Cruz fue enviada al sector central para iniciar las investigaciones correspondientes. Declaró ante el entonces director de la Policía Judicial del Distrito Federal, el controvertido capitán Jesús Miyazawa Alvarez.

“No soporto verlos llorar. Los maté porque no tenía qué darles de comer. Estoy arrepentida de lo que hice, pero al verlos llorar de hambre y no tener dinero para comprarles alimento, me desesperaron y por eso tomé la determinación de matarlos. Lamentablemente no me fui con ellos. Mis hijos lloraban. Me pedían de comer. Me sentí desesperada y decidí terminar con su vida”, declaró. Dijo que su vida había sido de sufrimiento en el aspecto económico y que su esposo era “muy mujeriego", que algunas veces le daba dinero y otras no, y que ella tenía que conseguir entre los vecinos dinero o comida para darles alimento a sus hijos. Dijo que ya nadie le quería prestar dinero, porque algunas veces pagaba y otras no.

Elvira Luz Cruz ingresó al reclusorio, sujeta a proceso penal por homicidio calificado, el 12 de agosto de 1982. Tenía entonces veintiocho años de edad. En prisión, desvariaba hablando sobre Dios y el Diablo. Las irregularidades en el proceso penal y la vida de miseria que había padecido, despertaron la simpatía de la opinión pública por la asesina a quien los medios de comunicación bautizaron como “La Fiera del Ajusco”. Inclusive, diversas asociaciones políticas y feministas le manifestaron su apoyo y solicitaron la absolución.

Organizaciones feministas se solidarizaron con la asesina al considerarla "víctima de un sistema social que no ofrece la infraestructura adecuada para que las mujeres, sobre todo las pobres, ejerzan una maternidad humana y digna". La antropóloga social Yanina Ávila declaró que Elvira Luz Cruz se vio acorralada por las actitudes violentas de su marido y su suegra. "Esta mujer cayó en la paradoja de matar a sus hijos para protegerlos de una familia enferma. El caso demuestra que el amor materno no es natural, como afirma la cultura judeocristiana (Alguna vez hubo) sociedades que practicaban el filicidio como una medida de protección: se abandonaba a los hijos en momentos de escasez de víveres para permitir la subsistencia de la comunidad en su conjunto".

Pero la Juez 30 de lo Penal, Cristina Mora Palacios, basó la sentencia primordialmente en la confesión de Elvira y en los testimonios de su esposo, Nicolás Soto Cruz, su hermana Carmela y la madre de ambos, Eduarda Cruz Cortés.

A principios de enero de 1984 fue sentenciada a veintitrés años de prisión. Sus abogados apelaron y una sala del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal resolvió el 28 de septiembre de ese año, incrementar la penalidad a veintiocho años. Se recurrió entonces al amparo de la justicia federal.


Elvira cambió su historia y dijo que se había emborrachado y al despertar, se dio cuenta de que sus hijos estaban muertos, por lo cual quiso suicidarse. Responsabilizó a su esposo y a su suegra. Pero su historia no era creíble. Años después, el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda escribió y montó la obra teatral La Fiera del Ajusco. Cuando ingresó a la cárcel, Elvira contaba solamente con el primer año de educación primaria. En prisión terminó la primaria, la secundaria y el bachillerato. También concluyó los estudios de mecanografía, costura y un curso de inglés.

Elvira Luz Cruz estuvo encerrada diez años y once meses por la acusación de haber asesinado a sus cuatro hijos menores de edad. Salió bajo tratamiento de preliberación del Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan, Xochimilco, en 1993.

11 mar 2014

Fafane Caze


22/1/2014 La policía de North Miami está investigando la muerte de un niño de 3 años cuyo cuerpo mostraba señales de haber sido quemado, torturado y posiblemente abusado sexualmente. Su madre está siendo interrogada. 

El pequeño fue llevado en ambulancia al hospital Jackson North poco después de las 3:30 de la madrugada del martes, pero los médicos afirmaron que probablemente llevaba muerto por lo menos tres horas, de acuerdo con el mayor Neal Cuevas, vocero del departamento. La policía no había divulgado todavía la identidad del niño, aunque documentos obtenidos por el Herald lo identificaron como Ghanson Debrosse. La policía no quiso dar tampoco el nombre de su madre, de 21 años. 

El Departamento de Niños y Familias (DCF), el cual entregó los documentos al periódico el martes en la noche, identificó a la madre como Fafane Caze. La policía dijo que la dirección más reciente de ella había sido 12501 NE 13 Ave. “Había señales de abuso en cada pulgada de su cuerpo, y sufrió de verdad”, dijo Cuevas. El vocero añadió que el abuso al niño había sido continuo, y que había evidencia tanto de “abuso pasado como actual”. “Tenía señales de haber sufrido quemaduras: sus labios, su cara, sus dedos”, dijo Cuevas. Agregó: “Alguien va a tener que pagar por esto. 

Ella era responsable de la salud y el bienestar de este niño”. Caze dijo a la policía que ella había recogido al niño en el aeropuerto hace sólo dos semanas, luego de haber pasado una temporada larga con parientes suyos en Haití. Ella dijo que el niño había sido lesionado allí, no en el sur de la Florida. Pero tanto Cuevas como otra fuente de el Herald afirmaron que el niño mostraba lesiones “frescas” que no pueden haber tenido lugar semanas atrás. La policía de North Miami está en contacto con sus homólogos de la Policía Nacional de Haití, dijo Cuevas, de modo que los agentes allá pueden investigar las alegaciones de la madre de que el niño había sido abusado en Haití. Los dos hermanos del niño —una niña de 4 años que celebrará su cumpleaños en menos de una semana, y un niño de 1 año— fueron puestos bajo custodia estatal el martes por la mañana por el DCF. Una audiencia en la cual el DCF pedirá a un juez que permita al estado conservar su tutela podría ocurrir el mismo miércoles. Esther Jacobo, secretaria del DCF, dijo a el Herald que su agencia había recibido tres reportes anteriores sobre la familia, todos en el año 2010. 

 “Se me parte el corazón por este niño”, dijo Jacobo en un comunicado por escrito. “Mientras continuamos investigando y colaborando con las autoridades, se hace evidente que Ghanson tuvo una vida muy trágica y torturada que terminó demasiado pronto. Aunque tuvimos contacto con Ghanson y su familia cuando él era muy pequeño, no recibimos más reportes desde entonces, y nadie hubiera podido predecir esta terrible tragedia”. “Ahora tenemos que centrar toda nuestra atención en proteger a los hermanos de Ghanson y colaborar con las autoridades para que los responsables de su muerte sean llevados ante la justicia. Una tragedia de esta magnitud nos hace detenernos y reflexionar sobre la importancia de nuestra labor, pero no podemos parar, por el bien de Ghanson y de otros niños a quienes podemos salvar del sufrimiento”, añadió Jacobo.

Los documentos muestran que Caze ya estaba siendo investigada como víctima de abuso infantil en noviembre del 2010 cuando la agencia recibió un nuevo reporte diciendo que un altercado violento entre Caze y el padre de Ghanson, Donald Debrosse, habían puesto en peligro al que era entonces un niño de brazos. Aunque los documentos de ese período fueron expurgados por el DCF, los mismos sugieren que a alguien le preocupaba que Caze —quien tenía alrededor de 17 años y tenía dos niños muy pequeños — estaba siendo abusada sexualmente por un hombre mayor que ella. Notas de esa investigación afirman que el padre de Caze estaba viviendo en Nueva York en ese momento, y él describió a Caze como “ingobernable”, y agregó que ella había sido problemática “desde los 14 años”. El padre de Caze dijo a un investigador que él había enviado a la chica a Haití, “pero que ella se las arregló para regresar a la Florida”. Debrosse, de 41 años, dijo a un investigador que él había conocido a Caze mientras ella iba “caminando por 70 Street. Dijo que la madre iba empujando un cochecito, y que él la paró y le preguntó si estaba bien. Caze se subió al carro de Debrosse, él le dio comida, y “ella acabó mudando sus cosas a la casa de él”. Mientras el reporte de octubre del 2010 estaba todavía bajo investigación, el DCF recibió una nueva queja el 13 de noviembre del 2010.

Caze había sido arrestada, y estaba siendo evaluada en el Centro de Evaluación Juvenil de Miami después de que ella y Debrosse se pelearon a golpes. Un reporte del DCF sobre ese incidente afirma que Caze tenía a Ghanson, entonces un bebé, en los brazos mientras atacaba al padre del niño y “le tiraba cosas”. Ambos padres, según el reporte, sufrieron lesiones durante la pelea, y aunque se alega que Caze había tratado de “tirar el bebé al papá”, los documentos aseguran que Ghanson no sufrió daño alguno.

“Los padres se pelean constantemente”, afirmó el reporte. “Existen preocupaciones sobre el comportamiento de la madre, ya que ella es muy violenta, y recientemente dio un puñetazo a un espejo y lo rompió”. Caze recibió asesoramiento del estado diseñado para mejorar sus habilidades como madre, “y no hemos sabido nada de [la familia] desde entonces”, dijo Jacobo.

Tanto la policía como fuentes de el Herald sugirieron el martes que el niño había sido “torturado” antes de su muerte, y que presentaba traumas en la cabeza y lesiones que mostraban que había sido azotado con una extensión eléctrica. “Yo llevo 40 años en el Departamento de Policía de North Miami”, dijo Cuevas. “He visto muchas cosas en todos los aspectos del trabajo policial. 

Al escuchar lo que escuché esta mañana de labios de los investigadores literalmente me sacó las lágrimas de los ojos”. “Cómo imaginar que este niño de 3 años vivía a menos de cinco cuadras del departamento de policía, y que sufrió de esta manera”, agregó Cuevas.

Zakieya Latrice Avery


19 de enero de 2014

Con la idea de liberar a dos bebés de supuestos demonios dos mujeres les provocaron la muerte, en Maryland. La madre de los pequeños y una amiga apuñalaron hasta la muerte a dos niños e hirieron de gravedad a otros dos menores que eran hermanos de los fallecidos. Según la Policía, las mujeres intentaban un exorcismo.

El Huffingtonpost.com informó que la madre de las víctimas, Zakieya Latrice Avery, de 28, y su amiga, Monifa Denise Sanford, 21, fueron arrestadas y acusadas de dos cargos de asesinato en primer grado y dos cargos de intento de asesinato en primer grado.

El padre de los cuatro niños y ex novio de Latrice fue alertado por las autoridades. La tragedia ocurrió el pasado viernes en la ciudad de Germantown. Las autoridades fueron alertadas por un vecino que vio un rastro de sangre y un cuchillo ensangrentado en la entrada de la marquesina de la casa. No obstante, los testigos no vieron qué había sucedido exactamente. Los cuatro niños habían sido apuñalados en sus dormitorios, posiblemente, durante el sueño y había sangre por toda la casa. Los menores asesinados fueron identificados como Norell Harris, de un año de edad, y Zyana Harris, una niña de dos.

Mientras que los menores que sobrevivieron tienen cinco y ocho años de edad. Al momento, se encuentran hospitalizados en condición estable. Casos como éste son desgarradores ", dijo a los periodistas el jefe de Policía del condado de Montgomery, Tom Manger. "Nuestros pensamientos están con la familia y amigos de las víctimas de la familia y, junto con los operadores del 9-1-1, policías, técnicos de pruebas, y el fuego y personal del EMS que respondió", puntualizó.

Edlira Dobrushi



Italia ha amanecido hoy conmocionada tras descubrir que Edlira Dobrushi, una albanesa de 37 años residente en Lecco (al norte del país), ha acabado con la vida de sus tres hijas –de 13, 10 y 4 años respectivamente- tras haber sido abandonada por su marido, quien, según ha informado el diario «La Repubblica», habría comenzado hace poco una relación con otra mujer.

Los asesinatos se produjeron el domingo, día en que un vecino se despertó sobre las seis y media de la mañana al oír gritos en el piso de la albanesa. Al salir, la escena no podía ser más dantesca, pues se encontró con Edlira sentida en el rellano de la casa, cubierta de sangre y con las manos entrelazadas. Según pudo descubrir, había intentado cortarse las venas de las muñecas para suicidarse. De forma instantánea, el vecino llamó al servicio de urgencias que, trasladó a la madre hasta un hospital cercano donde pudieron observar que las lesiones no eran tan graves como parecía. Fue precisamente allí donde la albanesa confesó su triple crimen con un sencillo: «Fui yo». 

Sin embargo, aún en estado de shock, no pudo explicar el por qué. Tras salvar a la madre, las autoridades descubrieron después los cadáveres de sus tres hijas (Simona, de 13 años de edad, Keisi de 10 y la pequeña Sidney, de apenas 4) en la vivienda. Abandonada por su marido Pasadas las horas, Dobrushi explicó las causas del triple homicidio. Concretamente, y según señaló, no pudo resistir que su marido la hubiera abandonado y hubiera iniciado una nueva relación con otra mujer. Por ello, y después de saber que su expareja había viajado a la frontera de Kosovo con su amante, cogió dos cuchillos de cocina y acabó con la vida de sus hijas.

El hombre, por su parte, ha sido hallado en la ciudad de Kukes, a donde, según ha señalado, viajó para explicar a unos familiares las causas de su ruptura. El asesinato, según han informado las autoridades –quienes destacaron a su vez que «hallaron una escena escalofriante cuando entraron en la casa»- se produjo en diferentes partes de la vivienda. Dos de las niñas, las más pequeñas, podrían haber sido asesinadas mientras dormían. Por su parte, la más mayor presentaría señas de haber luchado por su vida contra su madre. Tras confesar, la mujer ha sido arrestada y acusada de un homicidio múltiple.


23 dic 2013

Amelia Verónica U.M.



La Audiencia Provincial de Murcia ha condenado a 15 años y 5 meses de prisión a Juan Pedro M.G. y Amelia Verónica U.M., padrastro y madre, respectivamente, de la niña de 7 años de edad asesinada en 2008 en la localidad murciana de Fortuna, como autores de los delitos de malos tratos habituales, lesiones en el ámbito familiar, agresión sexual y homicidio imprudente.

El tribunal ha declarado a ambos autores de los delitos consumados "sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal", por lo que condena a cada uno de ellos a 15 años y cinco meses de prisión. En concreto, la Sala considera que procede imponer a cada uno la pena de un año y nueve meses de prisión por el delito de malos tratos habituales, al tiempo que a la madre se le inhabilita especialmente para ejercer la patria potestad sobre su hijo menor durante tres años. 

Además, la Sala les ha impuesto una pena de ocho meses de prisión por el delito de lesiones en el ámbito familiar; así como 12 años de cárcel por el delito de agresión sexual; y un año por el delito de homicidio imprudente. Igualmente, se condena al pago de las costas causadas, incluidas las de la acusación particular, salvo los honorarios del letrado, y a que indemnice al padre biológico de la niña en la cantidad de 110.000 euros. Según los hechos considerados probados por la sentencia, los condenados "propinaron de forma continua y reiterada" a la menor "numerosos golpes en distintas zonas del cuerpo guiados por el ánimo de menoscabo físico", ocasionándole diversas lesiones y hematomas.

Además, la Sala establece que ambos, siendo los únicos cuidadores y custodios de la menor, actuaron "unas veces en connivencia y otras uno sólo de ellos con la pasividad del otro, prácticamente desde la llegada" de la niña a España, en junio de 2008, cuando contaba con siete años de edad y, en todo caso, desde noviembre de 2008. La niña, Leslie Estefanía, era hija de una relación anterior de Amelia Verónica, y vivió con su familia en Ecuador --de donde ambas eran originarias-- hasta que vino con su madre a España.

El padastro, por su parte, era de Fortuna. La Sala considera probado que, entre los días 3 y 4 de noviembre de 2008, golpearon y agredieron sexualmente de forma violenta a la niña. La gravedad de las lesiones "precipitó en pocas horas una peritonitis". La niña se quejó en la noche del 4 de noviembre de que le dolía la barriga, pero sin que llorase, sintomatología que los condenados confundieron con unos gases intestinales, por lo que le dieron una manzanilla, la mitad de un comprimido de ibuprofeno y apretones con el pie en el ombligo para forzar su expulsión. La sentencia considera que los condenados, a pesar de ser "conscientes de la conveniencia de prestarle asistencia médica" a la niña, "no lo hicieron para evitar que se descubriesen las relatadas agresiones".

No obstante, la Sala establece que no intervinieron "en la creencia de que la dolencia no era tan grave como para que por ella pudiera sobrevenirle la muerte de forma tan inmediata como sucedió". Sobre la 1.00 horas del 5 de noviembre, tras una "sufrida agonía", la niña murió "fruto de un shock séptico", y el cadáver fue hallado en su domicilio por su hermano, que avisó a los condenados.