29 feb 2016

María del Rosario Arrieta Peláez



Mexico, DF, 17 de Feb de 2010.- María del Rosario Arrieta Pelaéz, de 39 años, presunta responsable de haber privado la vida a sus dos hijas gemelas ahogándolas en un tambo...

No fue por locura, tampoco por motivos económicos ni laborales la razón por la que María del Rosario mató a sangre fría a sus dos hijas gemelas de 12 años, acción que la hará pasar 120 años en la cárcel. Fue por venganza.

Quería inflingirle el mayor dolor posible a su ex esposo quien después de 22 años de matrimonio, la dejó por su carácter violento y agresivo, ya que durante las peleas que tuvieron, ella le rompió una guitarra al estrellarla contra su cuerpo.

Fue por venganza hacia su hija de 20 años porque el pasado jueves la encontró en su casa con otro hombre y le reclamó ya que por su culpa su padre se había ido.

Además, le informó que al parecer estaba embarazada, la noticia de que sería abuela y de que le cuestionara su situación sentimental con otra persona, la orilló a sostener una fuerte discusión con la joven, momentos antes de que la corriera de su casa.

Daniela Castro Arrieta salió de su domicilio ubicado en el Bloque A, edificio 12, departamento 201, colonia Fuentes Brotantes, en Tlalpan, con una pequeña maleta para irse a vivir con su padre, Abraham Castro Garduño, quien se separó desde hace cinco años de su ex esposa.

Las emociones se agolparon en el pecho de María del Rosario Arrieta Peláez, quien creció en el seno de una familia disfuncional, donde hubo violencia intrafamiliar, estudió sólo la secundaria y una carrera corta de corte y confección, pero ella decía que trabajaba como modista.

Una mujer con una escasa preparación pero con una inteligencia superior, según revelaron los estudios y análisis que personal pericial de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) le realizaron.

Al ver que su hija mayor la abandonaba, corrió al cuarto de la joven y en un arranque de furia, rompió sus fotografías y su ropa. La odiaba por cuestionarla, la odiaba irse, la odiaba por hacerla abuela y la odiaba porque se fue con su padre.

Así lo manifestó en una hoja de papel donde escribió con pluma por una cara “Te odio Daniela, te odio Abraham, te odio Anani (su suegra). Haber si dios te abre las puertas y te salva el alma”.

Por la otra “yo autorizo Ma. Del Rosario Arrieta que no sea, quedarme con algún bien patrimonial del sr. Abraham Castro G. Autorizo demanda de divorcio a como él le plasca a conveniencia para beneficio de mi esposo, le concedo la custodia y guardia, de su hija Daniela”.

Después de destrozar las cosas e su hija, quedo en aparente paz, hasta el lunes, día en que asesinó a sus hijas. La noche del domingo, jugó con sus gemelas “a la comidita” y después las acostó y arropó.

El pasado lunes 15, en la tarde, la delgada mujer, de tez blanca, cabello negro y de aproximadamente 55 kilos de peso ingirió medicamentos para la epilepsia, según dijo, acompañadas por algunas cervezas y otras bebidas alcohólicas.

Mientras observaba a sus hijas, la mujer las llamó para guiarlas al baño, donde había un tambo con 50 litros de agua, María del Rosario decidió la venganza perfecta, matar a sus hijas.

Las pequeñas la siguieron, con la confianza ciega que se le tiene a una madre, sin saber el cruel fin que les esperaba.

Aún no se sabe a ciencia cierta de qué forma las sometió para meterlas al agua y ahogarlas, pero cuando se percató que las gemelas estaban muertas, las sacó del bote y las llevó a sus camas.

Después de taparlas con las cobijas, ella se retiró a descansar.

Al día siguiente se percató de lo que había hecho, le llamó a su ex esposo a quien le dijo “la vas a aguantar (la noticia)...(te dije que) te ibas a arrepentir por quedarte con tu hija mayor”.

Asustado, ya que sabía el carácter violento que María del Rosario tenía, Abraham cuestionó a su ex mujer sobre lo sucedido y ella terminó por decirle que sus hijas estaban muertas y que ella quizá tuvo que ver con eso.

Después de colgar, fue a la cocina, tomó un cuchillo y se hizo una cortadura en el cuello, en las muñecas y en las piernas.

Castro Garduño llamó de inmediato a la policía quienes encontraron los cuerpos de las gemelas acostados en sus camas y con espuma en boca y nariz.

La necropsia reveló que la causa de muerte fue asfixia por sumersión.

La mujer fue trasladada, primero al Hospital de Xoco y después a Balbuena.

“YO NO HICE NADA MALO”: HOMICIDA

Este miércoles en la tarde, el fiscal desconcentrado en Tlalpan, Hiram Almeida Estrada, anunció la consignación de María del Rosario, de 39 años de edad, al penal de Santa Martha Acatitla, por el delito de homicidio calificado diversos dos.

Después de exponer los hechos, el funcionario presentó a los medios de comunicación a la homicida, quien con las manos esposadas al frente de su cuerpo, mostró disgusto por la presencia de los reporteros, fotógrafos y camarógrafos, y fingió un estado de debilidad, como si estuviera bajo la influencia de calmantes”.

-¿Por qué mató a sus hijas? Fue la primera pregunta a la homicida, a lo que contestó: “¿Eres periodista? No te voy a decir nada, sólo hablaré con el Ministerio Público y con mi abogado, con ustedes no”.

-Es su oportunidad de decir su versión, se le replicó, “¿Me vas a solucionar algo? No me vas a solucionar tu nada”.

¿Por qué se desquitó con sus hijas?, se le insistió, “yo no he hecho nada malo, no maté a mis hijas”.

-¿Se murieron solas?, se le espetó, “¿se murieron solas? ¿Es que es bobo? Dejen de estar preguntando que no voy a decir nada”, respondió fingiendo la voz entrecortada y con llanto.

En fracciones de segundos, la aparente fragilidad de la mujer, que entró acompañada de dos agentes de investigación, ataviada con un pants negro con franjas blancas, una sudadera amarilla y una gabardina blanca de doble botonadura, sujeta con un cinturón, desapareció y se tornó agresiva:

“No voy a decir nada y se me van de aquí todos. Sólo hablaré con el MP y con las autoridades correspondientes, los demás se van”.

-¿Está loca?, se le reviró, “¿Estoy loca? ¿En qué papel dice que estoy loca? ¿Loca porque no te contesto?”.

De inmediato las agentes se la llevaron para subirla a una patrulla, donde se le volvió a preguntar la razón por la que mató a sus niñas.

Después de mucho insistir contestó: “¡Vete al pinche huevo, pinche circo, vete a la chingada!”.

En caso de que el juez de la causa encuentre culpable a la mujer, podría alcanzar hasta 120 años de prisión, 60 por cada homicidio, con el agravante de que eran menores de edad.

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