“La Parricida de Santomera”
Francisca González Navarro, de 35 años, ha sido encontrada culpable de haber dado muerte a dos de sus hijos, de 6 y 4 años, asfixiándolos con el cable del cargador de un teléfono móvil, según el veredicto dado a conocer hoy.
Para los miembros del jurado, cinco hombres y cuatro mujeres, la procesada ejecutó el crimen en la madrugada del 19 de enero de 2002, "aunque el plan lo había concebido con anterioridad",
Para ejecutarlo, Francisca "entró en el dormitorio del matrimonio, donde dormían sus dos hijos, y procedió a anudar al cuello de F.M., de seis años, el cable del cargador exigiéndole, al despertarse éste por la agresión, que se diera la vuelta y se pusiera boca abajo, para llevar a cabo su trabajo con mayor facilidad."
Añade el veredicto que el pequeño gritó en petición de auxilio, y aunque sus gritos fueron escuchados por el hijo mayor del matrimonio, de 14 años, "éste no acudió al dormitorio porque conocía que la madre les golpeaba con frecuencia y pensó que también en esa ocasión les estaba golpeando".
Afirman los jurados que "la madre apretó el cable hasta causar la muerte por asfixia a sus dos hijos menores, que, además de las señales características de la estrangulación que presentaban en los cuellos, tenían también otras lesiones en sus caras".
Tras cometer el doble crimen, Francisca González rompió el cristal de una ventana y escondió unas joyas para hacer creer que personas desconocidas habían entrado en la vivienda para robar.
Otras de las acciones realizadas por ella, añade el veredicto, fue "desprenderse de su pijama y meterlo en la lavadora, junto con la camiseta que llevaba el mayor de sus hijos fallecidos, todo ello, en un intento de eludir pruebas".
Los jurados dan por probado que la procesada "se drogaba desde varios años atrás, y que el día de los hechos consumió cocaína y unos fármacos, pero estimamos que no afectó a su consciencia y voluntad".
También recogen que estaba celosa de su marido desde que se enteró de sus infidelidades "e incluso llegó a sentir miedo de él, ya que le pegaba con frecuencia y la maltrataba psíquicamente, pero consideramos que ello no afectó en nada a su voluntad y consciencia".
Tras la lectura del veredicto, el fiscal reiteró su petición de condena, que se eleva a 40 años de cárcel por dos delitos de asesinato, mientras que el letrado de la acusación particular, Evaristo Llanos, además de pedir lo mismo, solicitó a la magistrada- presidente "que no le tiemble el pulso a la hora de fijar la pena y que se haga Justicia". Por su parte, el letrado de la defensa, Cándido Herrero, dijo que "una vez que el jurado ha dado por probados los malos tratos, que se tenga ello en cuenta y no se aplique la ley con el máximo rigor".
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