La viuda de un militar que fue asesinado en esta ciudad y el novio de su hija podrían ser condenados a prisión perpetua por ese crimen, ocurrido hace nueve meses.
Esa fue la pena pedida por el fiscal que interviene en el juicio, quien consideró que la mujer convenció al joven para librarse de su marido y poder cobrar un seguro de vida.
El delito que se les imputa es homicidio calificado por premeditación y alevosía, y en el caso de la mujer agravado por el vínculo.
Todo ocurrió en la noche del 14 de julio del año pasado. Ese día el suboficial retirado del Ejército, Miguel Angel Salguero, de 52 años, salió a caminar junto a su mujer, María del Rosario Monzón (44). Tomaron un sendero entre unos arbustos y unos minutos después la mujer salió corriendo y comenzó a pedir auxilio a los gritos. Aseguró que tres personas habían intentado asaltarlos.
Dijo que su marido se había trenzado en una pelea y que ella había logrado escapar.
Cuando una patrulla llegó al lugar, encontró al militar agonizando. Había recibido tres disparos. Le faltaban su reloj y 25 pesos. Murió poco después.
La Policía desconfió de la versión que dio la mujer.
El primer indicio extraño fue que, tras una supuesta pelea, el militar siquiera tenía la ropa desarreglada. El forense confirmó que no tenía golpes ni lastimaduras.
Y al día siguiente un rastrillaje permitió hallar una mochila con balas y un documento a nombre de Maximiliano Calvo (19), novio de una de las hijas de la pareja.
Calvo fue detenido y confesó el crimen. Dijo que lo hizo por pedido de su suegra. Explicó que él hizo el primer disparo y que ella "lo remató en el piso".
En el juicio oral dijo que había sido obligado hacer esa declaración. Su defensor alegó además que la policía "plantó las pruebas", y pidió su absolución o que se lo condene sólo por lesiones graves, al considerar que el primer disparo no ocasionó la muerte al militar.
Por su parte, el defensor de la mujer pidió su absolución.
Pero el fiscal de Cámara, Enrique Sánchez Gavier, solicitó que se condene a los dos imputados a prisión perpetua al considerar probado que se asociaron para matar al militar.
A su criterio, Monzón decidió matar a su esposo para cobrar su seguro de vida y otros beneficios, que en total sumaban unos 32.000 pesos.
Dijo que la mujer contrató al joven para concretar el crimen y, para convencerlo, le dijo que sólo así podría estar tranquilo con su novia, ya que el militar se oponía a esa relación.
Sánchez Gavier dijo que el joven, abrumado por lo que había hecho, no logró encontrar la mochila que había escondido entre los arbustos, dato que permitió rearmar la historia.
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