8 nov 2012

Sofía Bassi


La pintora veracruzana, Sofía Bassi, adquirió fama en poco tiempo, misma que quedó sepultada con un asesinato que presuntamente cometió; aunque el hecho no ha quedado del todo claro. Existen decenas de artistas que en su tiempo, lograron hacer grandes cosas y que hoy en día, sabemos muy poco de ellos. Una de esas personas es Sofía Bassi, quien en los años 60 gozaba de cierto prestigio en el mundo de la pintura, pero que un terrible delito la marginó por completo de esta élite, obligándola a vivir prácticamente en una especie de exilio. 


 Su nombre real era Sofía Celorio Mendoza y nació el 13 de julio de 1913, en Ciudad Mendoza, Veracruz. Aunque siendo joven sintió cierta inclinación por los idiomas y filosofía, carreras que cursó, sin imaginarse que encontraría el éxito en otro tipo de actividad. 



Contrajo matrimonio en dos ocasiones. De su primera unión nacieron Hadelin y Claire Diericx; mientras que del segundo con el doctor de ascendencia italiana, Jean Franco Bassi, procreó a Franco. 



La nueva familia se trasladó al puerto de Acapulco para formar ahí su hogar. Viviendo en la playa, Sofía entró en contacto con la naturaleza, era una mujer de paz, a la cual le gustaba vestir de blanco, practicar yoga en el jardín de su casa y por las tardes, darle rienda suelta a una de sus mayores hobbies: pintar. 



El talento con el caballete y el pincel lo descubrió ya siendo una mujer madura, exactamente en el año de 1964. Siempre se dice que nunca es tarde, así que Bassi logró el éxito siendo una mujer madura, ganándose el respeto de artistas famosos y de la gente de la alta sociedad, con ese surrealismo que caracterizó a todas sus obras. 



Para los conocedores de este arte, las obras de Sofía Bassi resultaban únicas, pues combinaba a la perfección elementos poéticos con excelentes técnicas, algo que parecía increíble que pudiera hacer una persona que fue autodidacta.



Desafortunadamente, la fama y el éxito tan sólo le duró un par de años, luego de que se viera involucrada en un delito que la mandó por un unos años a la cárcel a cumplir con su condena. Su hija Claire había contraído matrimonio con el conde italiano Cesare D' Acquarone y en la mañana del 2 de enero de 1966, apareció el cuerpo de este hombre flotando sobre la alberca de la residencia localizada en el fraccionamiento de Las Brisas. Fue la propia Bassi quien llamó a la policía para informarles de la tragedia. 



La versión oficial encontró culpable a la pintora, quien dijo haberle disparado accidentalmente, luego de que su yerno le pidiera ir a su recámara por un arma calibre 32, pues quería enseñarle algunas técnicas de caza y que al regresar al área de la alberca, la accionó sin querer. Dicha versión no coincidía con las pruebas, pues el cuerpo de D' Acquarone tenía cinco disparos, así que se manejó la versión del asesinato, mismo que pudo cometer la propia Claire, al enterarse que su marido abusaba sexualmente de su hermano menor. 



Claire pudo aprovechar que todos dormían para perpetrar el crimen y su madre, al descubrirla, prefirió echarse la culpa. Sofía Bassi fue condenada a once años de prisión, de los cuales sólo cumplió cinco, gracias a la presión ejercida por otros artistas y los medios de comunicación, que usaron como pretexto la imagen corrupta que tenía en ese entonces el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. 



Gracias a su amistad con personas de poder, Sofía cumplió su condena en la enfermería, en lugar de una celda con las demás presas; podía recibir visitas sin problemas e ingresar materiales para seguir pintando, además de airé acondicionado, teléfono y televisión. 



Un año antes de ser liberada, cuatro de sus amigos y pintores, José Luis Cuevas, Alberto Gironella, Rafael Coronel y Francisco Corzas, ingresaron a su celda para plasmar un mural como signo de protesta ante la condena de Bassi, la cual consideraban injusta. Tras salir de la cárcel en 1971, Sofía Bassi vivió alejada de los reflectores y llevó una vida discreta. 



Falleció el 11 de septiembre de 1998 de un paro cardiaco, como consecuencia de una larga enfermedad que le aquejaba. Sofía escribió un libro titulado "Bassi... prohibido pronunciar su nombre", en donde daba su versión de lo sucedido con el conde D' Acquarone.

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