11 sept 2014

Kimberly McCarthy


27 de Junio, 2013

Pasadas las seis de la tarde, hora local, Kimberly McCarthy se convirtió en el reo número 500 que Texas ejecuta, desde que el Tribunal Supremo reinstaurara la pena capital en Estados Unidos en 1976.

El nombre de esta afroamericana de 52 años es el que figurará en los registros de este trágico récord batido por el Estado más letal de la Unión que acapara el 40% de los 1.336 homicidios legales cometidos en este país desde esa fecha.

McCarthy vio retrasada su ejecución en dos ocasiones este mismo año -29 de enero y 3 de abril-, pero este miércoles ningún recurso de última hora evitó que la mujer recibiera, como estaba previsto, la inyección de pentobarbital, una dosis mortal que paralizó su corazón en una pequeña habitación de paredes color menta de la prisión de Hunstville, Texas.

McCarthy fue condena a muerte en 2002 por haber acuchillado hasta la muerte en 1997 a su vecina, Dorothy Booth, una profesora universitaria de 71 años. McCarthy, entonces, era una adicta al crack y con la excusa de pedir un terrón de azúcar, entró en la casa de Booth, y la apuñaló para robarle varias tarjetas de crédito y su alianza, que le extrajo tras cortarle el dedo.

A lo largo de estos años su culpabilidad nunca se puso en duda, pero sí la debilidad de su defensa inicial y las irregularidades del juicio plagado, según su actual abogada, Maurie Levin, de errores y prejuicios raciales. Booth, la víctima, era blanca. De los 12 miembros del jurado, sólo uno era negro.

“Pese al hecho de que su condena fue el resultado de un proceso infectado por la discriminación y por unos abogados de oficio ineptos, ningún tribunal ha querido revisar esa decisión. Si ella va a ser el emblema de la ejecución número 500 de Texas, el Estado debería estar avergonzado”, ha declarado Levin.

El diario The New York Times, en un editorial publicado a comienzos de esta semana, también advertía de la historia de discriminación que rodea a las ejecuciones en Texas.

“El sistema de pena de muerte de Texas es conocido por su tolerancia con los abogados de oficio inexpertos, los fiscales excesivamente entusiastas y unos prejuicios racistas a la hora de la selección del jurado. El caso de Kimberly McCarthy parece contaminado por los tres lados”, aseguraba el periódico.

Lamentablemente, el número 500 no es la única cifra que ha jalonado la muerte de McCarthy. La rea se ha convertido en la segunda mujer en ser ejecutada en EE UU desde 2010, la decimotercera en la historia de este país, desde que fuera reisntaurada la pena capital en 1976 y la cuarta de Texas.

De acuerdo con el Centro de Información de la Pena de Muerte en la actualidad hay 63 mujeres en el corredor de la muerte, el 2% de los 3.125 condenados a la pena capital del país.

El medio millar de ejecuciones que acumula Texas, desde que en 1982 matara de manera legal a Charlie Brooks, el primer condenado a muerte desde la reinstauración de la pena capital, evidencia el apego a este tipo de sanción en este Estado. Si se cumple con las sentencias previstas, a final de año el Estado igualará el número de reos -506- ejecutados entre 1923 y 1972, cuando el Tribunal Supremo declaró inconstitucional este castigo por considerarlo “cruel y inusual”.

De los 36 Estados en los que existe la pena de muerte, Texas es quien más la aplica, seguido de Virginia, con 410 y Oklahoma, con 104. La cifra de 500 ejecutados ha redoblado las peticiones de los grupos contrarios a la pena de muerte sobre una reflexión al gobernador del Estado, el republicano Rick Perry, sobre la eficacia de esta medida.


“Muchos de los condenados a muerte fueron sentenciados hace décadas y si hubieran sido juzgados ahora se les hubieran impuesto otras penas”, ha indicado a los medios Kristin Houlé, directora de la Coalición de Texas para Abolir la Pena de Muerte. Perry, denegó el indulto a McCarthy, Con su decisión, él también ha entrado en la historia de EE UU al convertirse en el gobernador que más ejecuciones ha autorizado de la historia. Desde que en 2000 asumiera su mandato ha aprobado 261.

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