Nel, le queda MUY grande el sobrenombre!!!! saludos
Katherine Knight, una mujer australiana de 50 años de edad, hizo suyas las macabras aficiones de Glenn Close y Hannibal Lecter y, hace ya seis años, apuñaló 37 veces y hasta la muerte a su compañero sentimental, antes de decapitarlo y cocinar al horno su cabeza con verduritas para que se la comieran sus hijos.
Esta misma semana, Knight ha saltado de nuevo a las páginas de los periódicos aussies: pese a ser, en la actualidad, la única mujer que cumple cadena perpetúa en toda Australia, su abogado acaba de solicitar la revisión de su caso para reducir la condena, provocando el consiguiente debate nacional.
Pero volvamos a la negra madrugada del 29 de febrero de 2000: Katherine Knight acababa de hacer el amor con John Price, por entonces y desde pocos años antes, su sufrido compañero sentimental. Según relatan las crónicas de entonces, al concluir el frenesí sexual lanzó sobre su amante un mortífero ataque con un cuchillo, asestándole varias puñaladas antes de que Price intentara su huida. Junto al recibidor de su casa de Aberdeen, en Nueva Gales del Sur, consiguió hundirle el arma 37 veces en todos sus órganos vitales en una histérica sangría que acabó finalmente con su vida. Lo que siguió, además, fue todo un ritual de muerte. Gracias a años de experiencia en un matadero local, Knight se manejaba con suma habilidad con los cuchillos.
Así que primero le arrancó la piel, luego le decapitó y terminó por trocearle por entero. Trozos de carne fresca y mutilada colgaron de ganchos carniceros por toda la casa. Hasta que encendió el horno, colocó ahí el cráneo y lo cocinó con verduritas y una indigna salsa gravy. Según las conclusiones del fiscal, Knight «disfrutó con el asesinato» y «sintió placer durante la mutilación»; ahora, en el pueblo dicen que mientras trabajó en el matadero se convirtió en una consumada especialista en decapitar cerdos.
La asesina, hoy una recatada reclusa que esta semana apareció ante el tribunal con un crucifijo de plata de 10 centímetros colgando del cuello, jamás ha explicado las causas que le llevaron a perpetrar semejante carnicería. Se cree, con todo, que pudo ser la decisión de Price de abandonarla. Aunque Knight arrastraba un amplio historial psiquiátrico, los informes médicos aseguran que en el momento de la matanza estaba perfectamente lúcida. Ella alega haber sido víctima de malos tratos físicos por parte de su pareja. Sin embargo, su perfil extremadamente violento sugiere lo contrario: a su primer marido casi lo estrangula durante la noche de bodas, al considerar que la relación sexual había sido insatisfactoria.
¿Celosa compulsiva, en una ocasión le despertó con un cuchillo en la garganta y le espetó: «¿Ves lo fácil que puede llegar a ser que te mate?», antes de interrogarle por su fidelidad.
Después de separarse, Knight coleccionó agresiones a sus parejas con objetos contundentes, separaciones traumáticas, visitas al psiquiatra y alguna que otra sesión en Alcohólicos Anónimos. Eso sí, nunca estuvo demasiado lejos de un cuchillo. Una vez, le rebanó la garganta al perro de su compañero sentimental, en represalia por un asunto de celos. Fue la antesala a su graduación asesina.
Su abogado, John Stratton, alegó en el juicio que el crimen no podía encajarse en la peor categoría para pedir la reducción de la condena. Mutiló a su víctima estando ya muerta, dijo, dando a entender que podía haberla troceado cuando aún estaba viva. El tribunal no ha dado aún su veredicto.
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