13 feb 2011

Pilar Prades Santamaría


Una de las asesinas españolas que alcanzó más notoriedad en su tiempo fue otra valenciana, Pilar Prades Santamaría, La Envenenadora de Valencia. Tenía una carrera muy prometedora, pero se cruzó en su camino un médico que no quería ver morir a su esposa y finalmente sólo consiguió matar a una mujer. Prades se hizo famosa por sus gritos desesperados clamando por su inocencia y porque fue la última mujer condenada al garrote vil en España (en 1959).

Era una empleada de hogar, de 1,50 metro de estatura, que empezó a trabajar en casa del doctor Manuel Berenguer. Al poco tiempo, la cocinera empezó a padecer fuertes dolores de estómago de origen desconocido e ingresó en un hospital, pasando la envenenadora a ocupar su lugar en los fogones. Y poco después fue la esposa del médico la que sufrió la misma dolencia y fue también ingresada en el hospital. El doctor Berenguer empezó a sospechar de la nueva empleada y descubrió que la dueña de la casa, en la que ésta había trabajado con anterioridad, había fallecido de una dolencia similar. Lo puso en conocimiento de la policía y se descubrió que había sido envenenada con arsénico.

Cuando la detuvieron, Prades reconoció que le había dado "Diluvión", un hormiguicida que contenía esta sustancia, pero dijo que no pretendía matarla, que la quería mucho y que sólo quería que se quedara descansando un par de semanas en la cama porque trabajaba demasiado.

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