Dominique Cottrez ha reconocido haber asfixiado a sus ocho hijos nacidos desde finales de los años ochenta y se enfrenta a la cadena perpetua. Ante la magnitud de lo que parece ser el mayor infanticidio jamás conocido en Francia, el fiscal de Douai, Eric Vaillant, ha comparecido ante los medios de comunicación para tratar de dar un principio de explicación a este dramático suceso.
"Estamos ante la presencia de un caso fuera de serie debido al importante número de recién nacidos", ha declarado el fiscal. La explicación aportada por la presunta infanticida es que no quería tener más hijos, tras el nacimiento de sus dos primeras hijas que ahora tienen unos veinte años. Se negaba a ver un médico para que le recetara un anticonceptivo, a consecuencia de una mala experiencia vivida durante su primer embarazo. "Todavía se tienen que llevar a cabo varias investigaciones para tratar de entender, sin excusar, lo que ha conducido a la señora Cottrez a actuar de tal forma", ha añadido Vaillant. Su marido, el carpintero Pierre-Marie Cottrez, que según la declaración de ambos no estaba al tanto de los hechos, ha sido liberado.
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El estremecedor relato de los hechos realizado por el fiscal es el siguiente: el sábado, una pareja recién instalada en su nueva vivienda descubrió en su jardín un bolsa con restos humanos al cavar la tierra para plantar un árbol. Estos advirtieron de inmediato a la policía, que dieron con los antiguos propietarios, la pareja Cottrez, que se había mudado a otra vivienda a escasos metros de la primera. En esta villa es donde descubrieron los otros seis cadáveres, que habían sido disimulado esta vez en bolsas de plásticos que se encontraban en el sótano. "Lo único que indican las autopsias de momento es que los recién nacidos no han sido golpeados", ha aclarado Vaillant.
Mientras que salen a la luz estos primeros elementos de la investigación, el pequeño y tranquilo poblado de Villiers-au-Tertre, de apenas unos 600 habitantes, rendía homenaje a las víctimas. El padre Robert Meignotte depositó ocho velas frente al domicilio de la pareja que dedicó a "esos pequeños que no han pedido nacer y que han tirado apenas unas horas después".
Se trata del mayor caso de infanticidio en Francia pero no el primero. Hace apenas un año, en junio de 2009, la justicia francesa condenaba a Véronique Courjault a ocho de cárcel por haber matado a tres de sus hijos recién nacidos. Los cuerpos de dos de ellos habían sido descubiertos en el congelador de la vivienda que Courjault y su marido habían ocupado en Seúl. Este mismo año, el pasado mes de marzo, otra mujer, Cécile Lesage, de 38 años, ha sido condenada a 15 años de cárcel por quitarles la vida a seis de sus bebés.
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