En 2001, un bebé de cinco meses murió en el hospital de La Haya donde trabajaba Lucia de Berk, una enfermera holandesa de 49 años.
El análisis de sangre del bebé dio elevados índices de morfina y potasio, sustancias utilizadas para combatir insuficiencias cardiacas, de lo que se concluyó era probable que alguien le hubiera puesto una inyección letal.
De Berk, amante del tarot y el esoterismo, había comentado un día a un compañero una frase, que al ser conocida por los investigadores, disparó las alarmas: "He liberado a 13 personas de su sufrimiento".
La policía investigó su pasado; en los seis años anteriores, siete pacientes habían tenido muertes similares en los tres hospitales en los que De Berk no sólo había trabajado, sino en los que estaba de guardia en el momento de los fallecimientos.
También leyeron su diario íntimo, en el que recogía pensamientos enigmáticos.
El día del juicio, un dato retumbó en la sala:
"Señorías, sólo hay una posibilidad entre 342 millones de que todas estas coincidencias sean fruto de la casualidad..."
... es culpable, concluyeron los jueces, antes de mandarla de por vida a la cárcel.
Los fiscales de La Haya han reclamado a los jueces que la condenaron que declaren "no culpable" a Lucia de Berk de la muerte de siete pacientes y del intento de asesinato de otros tres.
De Berk había sido liberada de la cárcel en 2008, ante las crecientes dudas sobre su culpabilidad --toxicólogos refutaron los análisis del bebé fallecido--. El resto de fallecidos eran ancianos o enfermos terminales.
De Berk, que terror me da pensar que me puedes tocar como enfermera cuando esté mal de salud. je je je
ResponderEliminarDe Berk, que terror me da pensar que me puedes tocar como enfermera cuando esté mal de salud. je je je
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