Una mujer argentina mató a su hija de 17 años porque creía que estaba poseída por el demonio y fue capturada cuando se dirigía a una capilla junto a un menor al que consideraba "un enviado de Dios".
El caso de Susana Manzano y su hija Jorgelina Bustamante conmocionó a la ciudad de Necochea, a unos 500 kilómetros de Buenos Aires, en la costa atlántica, y provocó también la detención de una parapsicóloga como presunta instigadora, informó hoy un diario local.
Según el matutino de Necochea Ecos diarios, la parapsicóloga es sospechosa de "ejercicio ilegal de la medicina, usurpación de títulos e instigación al delito".
El crimen ocurrió el pasado viernes, pero no trascendió hasta hoy, cuando los medios locales publicaron los macabros detalles de lo que la policía encontró en la humilde casa de la familia.
Antes, habían detenido en la calle a una mujer que caminaba cubierta solo por una bata y una colcha ensangrentadas, acompañada por un niño y que parecía tener sus facultades mentales trastornadas.
Cuando fue detenida, la mujer dijo que se dirigía a un templo cercano a entregar al párroco los ojos de su hija para que los bendijera, pero, según Ecos Diarios, no los tenía consigo, porque los perdió en el camino.
En la cocina de la vivienda familiar los agentes encontraron en medio de un charco de sangre el cadáver de Jorgelina, con una soga en el cuello, sin globos oculares, un hierro insertado en la vagina y la cara y la cabeza destrozadas a golpes, además de señales de puñaladas y golpes por todo el cuerpo.
Según Ecos Diarios, la policía cree que el crimen de Jorgelina fue consecuencia de un ritual de purificación, pues en la casa se hallaron fotos rotas y otros elementos que se utilizan en estos casos, como una cantidad importante de algodón.
La madre relató a la policía que la víctima "estaba poseída por el demonio" y que el menor que la acompañaba, de 10 años, era un "enviado de Dios".
El padre de la joven asesinada no se encontraba en casa cuando se produjo el crimen, pues trabaja en otra ciudad durante la semana, pero si estaba la abuela paterna de Jorgelina.
Desde el mismo momento en que se conoció el hecho, la investigación se orientó hacia un posible "delirio místico". En ese contexto se detuvo como sospechosa a una parapsicóloga a la que Susana Manzano visitaba periódicamente, identificada por Ecos Diarios como Marita Nazar.
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